
Director: Robert Wise
Duración: 92 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Michael Rennie, Patricia Neal, Hugh Marlowe, Sam Jaffe, Billy Gray, Frances Bavier, Lock Martin, Patrick Aherne, Holly Bane, Oscar Blanke, Marshall Bradford, John Brown, entre otros.
" Todo un clásico del género en el que una nave extraterrestre llega a la tierra con una misión que cumplir: entregar a los humanos un importante mensaje. El mundo entero queda conmocionado cuando, un día y sin aviso previo, un platillo espacial aterriza en Washington y de ella sale un alienígena acompañado de un amenazante robot. El extraterrestre, de aspecto humano y que se hace llamar Klaatu, intenta hablar con todos los gobernantes del mundo a la vez."
Se suele decir que esta película ha envejecido mal. Un sí rotundo. Porque de haber envejecido bien, podríamos estar hablando de un planeta, el nuestro, anclado galácticamente hace más de cincuenta años. Y eso no ha sucedido. O sea que demos gracias al cielo porque este envejecimiento acelerado de la película haya tenido su causa en un mayor conocimiento espacial y en avances del hombre muy significativos en esta materia.
Pero el verdadero valor de esta cinta de Robert Wise no estriba en los detalles morfológicos o de atrezo de los extraterrestres. El valor profundo de esta obra, ese que no ha envejecido, es el entendimiento de que formamos parte de un universo desconocido, un universo que, con vida o sin ella, merece el interés y el cuidado de la especie humana. Un amplio abanico de posibilidades están abiertas al hombre pero todas ellas pasan por la conservación de la naturaleza y del espacio.
Es correcto decir que los efectos especiales fueron buenos para su época. La nave espacial, las desintegraciones de las armas y los rayos láser están bien, pero es lo que peor se ha avejentado. Sin embargo, la idea de un ser cósmico dándose una vuelta turística por las calles de Washington, fraternizando y aumentado sus conocimientos sobre la raza humana, me resulta sorprendente y digna de aplauso. Queda demostrado asi que 'E.T.' no ha sido el único extraterrestre amable y que ya en la década de los cincuenta en el siglo pasado ya había quienes pensaban que no todos los procedentes del espacio exterior como marcianos, aliens o lo que fuese debían venir como verdaderos caudillos devoradores de humanos.
Como cinéfilo podría hablar de incoherencias o de algún despiste de tamaño considerable. Por ejemplo, dejar la nave espacial, supuestamente el mayor acontecimiento histórico de la humanidad, prácticamente sin vigilancia con tan sólo un par de soldados despistados, es tan increíble como apropiado a la trama, pero este asunto tiene un valor secundario. Lo que en realidad importa es ese toque de atención que Wise quiso darle al mundo acerca de los peligros de la física atómica.
Junto con Invasion of the Body Snatchers de Don Siegel, este proyecto cinematográfico es una de las mejores películas de ciencia ficción de la historia del cine. Michael Rennie está perfecto en su papel, incluso Sam Jaffe queda perfecto para el papel de científico estilo Einstein. Pero la verdadera cualidad de la película es su mensaje. 17 años antes de la fecha en que se lanzó A Space Odyssey, ya existía un director que se atrevía a decirle a los gobiernos "o frenamos la violencia o nos vamos al diablo".
Lo que pasa es que los gobiernos parecen estar sordos. ¿Será que no han envejecido bien?.
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