
Directores: Wai-keung Lau/Alan Mak
Duración: 101 minutos
País: Hong Kong
Reparto: Andy Lau, Tony Leung Chiu Wai, Anthony Wong Chau-Sang, Eric Tsang, Kelly Chen, Sammi Cheng, Edison Chen, Shawn Yue, Elva Hsiao, Chapman To, Ka Tung Lam, Ting Yip Ng, Dion Lam, Chi Keung Wan, Hui Kam Fung, entre otros.
" Ming es un soplón en el departamento de policía. Por orden del jefe de la sociedad secreta, se hizo policía a los 18 años. Por otro lado Yan es un soplón de la policía en la banda de Hon Sam, reclutado también hace mucho tiempo, ya lleva una década de incógnito. Llevando vidas paralelas, ambos sienten que se están atrapando cada vez más en sus falsos mundos. Un grandísimo éxito de taquilla oriental con varias estrellas del cine asiático."
Para mí, esta es sin duda una de las mejores películas que hay sobre infiltrados. La trama es muy seria y muy realista, el trastorno de los dos hombres (cada uno infiltrado) llega al espectador, que observa como poco a poco se van desmoronando sus vidas por la terrible tensión y angustia que sufren.
La película cuenta con una cantidad considerable de escenas novedosas y giros bruscos de guión que lo hacen bastante espectacular y que me mantuvieron pegado al asiento. No es una simple cinta de intriga y acción ya que tiene elementos como el drama, que al entrelazarlos la convierten en un proyecto más fuerte.
La dirección, producción y los actores en general son de lo mejor y cumplen todas sus funciones. En definitiva esta es una obra maestra con la que cualquier verdadero cinéfilo quedará complacido.
Como muchos sabrán en el 2006 Martin Scorsese llevó a cabo un remake de esta cinta que gano un oscar a la que se le tituló The Departed (Oscar a la mejor película que aún no me explico como pudo llevarselo siendo un remake menor que la original, sin que esto la haga una mala producción).
Casi al final de esta sorprendente de este filme policíaco, uno de los protagonistas reclama a su némesis, cómo única vía de capitulación al "toma y daca" que mantienen durante todo el metraje entre carreras, suposiciones y todo tipo de espionaje, que le devuelva su identidad. No es un detalle trivial, pues resume perfectamente el alma de toda la obra. Como en las mejores novelas de espías y agentes secretos, la mentira actúa a modo de bisagra con la que conectar dos realidades ajenas que en una relación normal de sinceridad estarían abocadas a colisionar sin remedio. Esto conlleva, inevitablemente, la difuminación de los contornos que determinan la verdadera personalidad, pudiendo llegar incluso a borrarlos por completo.
Lejos del material tan alterado de un filme de acción hongkonés prototípico, esta película pertenece a un género que va más allá de una sucesión de balaceras rodadas con estilo para erigirse en una radiografía amarga del hombre moderno atrapado en códigos de honor alienantes que neutralizan cualquier atisbo de honestidad.
Pero en este mar de imposturas también hay lugar para la autorrealización personal, de ahí su grandeza moral. No es cuestión de buenos o malos, sino de metas alcanzadas o no. Así, con una sutileza inusitada, Wai-Keung Lau y Alan Mak revitalizan el género mediante la comunión de un material de partida sustancioso y lleno de ideas y una concepción visual que hace de la elegancia y el montaje inteligente su mejor razón de ser.
Entretenida y curiosa, con materia de prima de primera y un final más interesante y menos precipitado que su remake.
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