
Director: F.W. Murnau
Duración: 94 minutos
País: Alemania
Reparto: Max Schreck, Gustav von Wangenheim, Greta Schröder, Alexander Granach, Georg H. Schnell, Ruth Landshoff, John Gottowt, Gustav Botz, Max Nemetz, Wolfgang Heinz, Albert Venohr, Eric van Viele, entre otros.
" Año 1838. En la ciudad de Bremen viven felices el joven Hutter y su mujer Ellen, hasta que el oscuro agente inmobiliario Knock decide enviar a Hutter a Transilvania para cerrar un negocio con el conde Orlok. Se trata de la venta de una finca, que colinda con la casa de Hutter. Una vez en el castillo, es recibido por el siniestro conde, que se excita cuando el joven se corta un dedo. Al día siguiente, Hutter amanece con dos pequeñas marcas en el cuello, que interpreta como picaduras de mosquito. Una vez firmado el contrato, descubre que el conde es, en realidad, un vampiro."
Es cierto, me gustan mucho más estos vampiros a la vieja escuela que los guapitos que aparecen ahora en las pantallas. Realmente me gustan los vampiros como lo que son, unos depredadores, hijos del demonio, es decir monstruos.
Los vampiros modernos han sacrificado su propia naturaleza, el ser una criatura diabólica por un aire de seducción y romanticismo que el vampiro de Stoker no poseía ni de lejos.
Es muy importante mencionar que cuando veo una película tengo presente que cada una de las obras cinematográficas que se han realizado, tienen una esencia muy particular y única que las hacen especiales. Así que cuando veo esta película procuro tener presente que es una obra antiquísima, por lo que a la hora de apreciarla no hay que ser exigente. Y es aquí donde se lleva todo mi reconocimiento, porque a pesar de que ya tiene casi 100 años de haberse hecho no ha envejecido nada mal.
Los escenarios son increíblemente perturbadores, oscuros y macabros. Y eso que realmente estaban construidos a base de cartón y piedra.
Pero la cuestión más trascendental de este filme que es lo que más me inquietó, lo que provocó que esa noche no perdiera de vista la puerta de mi cuarto fue Max Schreck.
Sin duda Schreck (terror en alemán, ¿coincidencia?) es el mejor vampiro que ha existido, su caracterización e interpretación es inmensa y escalofriantemente perturbadora. No en vano durante años existió el rumor de que Schreck era un verdadero vampiro contratado por Murnau. Y que una vez al mes le daba de comer a alguien del equipo.
Schreck logró durante todo el metraje hacerme creer que estaba viendo a un verdadero vampiro. Y eso que era maquillaje de casi 100 años. Realmente hay momentos bastante escalofriantes como cuando observa a Ellen desde la ventana de su casa, ese instante es espeluznante, al igual que la escena tan conocida cuando sube la escalera y se logra apreciar su silueta.
Sin embargo, como todos los proyectos este tambien tiene sus debilidades y es lógico, los años no pasan en vano. Por una parte se desarrolla de una manera muy pausada durante la mayor parte del metraje y demasiado veloz, apresurada y confusa al final.
En el aspecto de la música consigue de manera adecuada alterar al espectador, aunque sólo lo consigue por momentos y esto se debe a que se apoya únicamente en sonidos estridentes que se repiten hasta el cansancio, algo que ocurría frecuentemente en el cine sin sonido. Otro punto que aparece como una fragilidad es que los paneles de diálogos tienen una duración excesiva, lo que genera que el espectador pueda perder interés y lo desconecte mucho de la cinta.
Por todas estas razones cabría expresar abiertamente que si alguien piensa ver esta creación vaya preparado, no la vea a la ligera.
En fin, esta es una realización que cautiva por sus imágenes inquietantes y siniestras, por el impresionante Orlok y por ser una ventana a otra época. Ahora las criaturas de la noche me reclaman. Vigilen sus cuellos.
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