Director: John Landis
Duración: 109 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Tom Hulce, Stephen Furst, Mark Metcalf, Mary Louise Weller, Martha Smith, James Daughton, Kevin Bacon, John Belushi, Douglas Kenney, Chris Miller, Bruce Bonnheim, Karen Allen, James Widdoes, Tim Matheson, Peter Riegert, entre otros.
" El Faber College es una Universidad privada de Estados Unidos, fundada a finales del siglo pasado por Emil Faber. Sin embargo, posee algunas características que la hacen distinta del resto, por su carácter especialmente clasista. Existen en su organización dos fraternidades: la Casa Omega está integrada por estudiantes serios y estirados; los de la Casa Delta son todo lo contrario."
Para los cinéfilos, John Landis es un director que no necesita presentación. No es que esté considerado como uno de los grandes clásicos, pero seguro que todos conocen películas como la divertida The Blues Brothers, la aterradora An American Werewolf in London, las ingeniosas historias de Twilight Zone, el video de Thriller de Michael Jackson o esta disparatada comedia, sobre la que todo el mundo coincide en una cosa: fue el origen del subgénero de las alocadas fiestas universitarias, el cual tuvo un gran recibimiento en los 80, aunque al día de hoy algunos siguen tratando de rescatarlo con mucho ímpetu.
Y es que, hay veces en que los astros se alinean y lo que debería haber sido un bodrio, se transforma inexplicablemente en una gran cinta, o quizás no sea tan inexplicable.
Veamos, en esta película coincidió un reparto coral brillante liderado por un John Belushi en uno de sus interpretaciones míticas, todos ellos dirigidos por un Landis en estado de gracia provisto de un guión desternillante. Acabarían, en conjunto por conseguir algo memorable: convertirse en una obra generacional, fundarían el género. Tal vez existan muchas personas que piense que no es el más sobresaliente de todos, pero hay que reconocer que tiene sus seguidores.
La gran mayoría de los descendientes de la llamada College Comedy o el género Gross-out rinden homenaje consciente o inconscientemente a esta obra, mimetizando sus elementos centrales, aunque eso sí, siempre con menos éxito. Sin embargo, paradójicamente la creación de Landis trasciende su fundamento y bajo esa capa de humor que raya en lo vulgar (pero siempre inteligente) puede detectarse cierta nostalgia. Es muy posible que este ejercicio del séptimo arte nos recuerde que tal vez la vida es poco más que una broma, reflejando este pensamiento en una oda a la juventud, a la rebeldía, a la risa y a la amistad.
Uno de los aspectos que más he apreciado en la película es el extraño hecho de que no lleva ningún tipo de mensaje moral , aquí no aparece ninguna clase de moralina, ni de lección, ni intenta ser ejemplo de nada. Es una obra que es en su totalidad un homenaje al disparate, a la anarquía y siguiendo esas reglas y sin más pretensiones que esas, acaba disparando contra todo y contra todos sin ningún ideal o razón tras la cual cobijarse.
La fraternidad Delta sólo cree una cosa: pasársela bien sea como sea, pero con un toque de clase. El final, imitado hasta la saciedad nos hace la última broma revelándonos como los "fracasados" de la Universidad acaban escalando en la pirámide hasta alcanzar los puestos más altos de la élite social. ¿Acaso esto no les parece familiar? De nuevo, la vida es una gran broma.
Fue además en muchos sentidos, pionera de un humor más duro, ese que se acerca a la crítica social y que hoy podemos observar a diario en series como The Simpsons o Family Guy, así vemos en la película bromas con temas sagrados que son tratados de maneras políticamente muy incorrectas. Por citar algunas: masturbaciones con guante, sarcasmos con la guerra de Vietnam o la táctica de barrio de pretender ser novio de una muerta para poder acceder a las amigas, así de animal puede ser la cosa y recordemos que la película es de hace 35 años.
Ahora bien, si de consideraciones personales se tratara, es también una de esas contadas películas en las que me hubiera gustado ser absorbido por la pantalla, formar parte de ella, ser un Delta, estudiar en aquella Universidad y asistir en la fiesta de las Togas, indiscutiblemente una de las mejores fiestas que haya existido en la historia del cine. Por cierto, sería recomendable conseguir la banda sonora que está repleta de soul, buena cantidad de blues y un mejor rock & roll.
Solo una cosa empaña la diversión que genera esta cinta: la muerte de Belushi. No se puede evitar pensar que a su personaje que se convirtió en una especie de alter ego, Bluto, le hubiera pasado algo parecido en la vida real.
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