Director: Armando Iannucci
Duración: 106 minutos
País: Reino Unido
Elenco: Peter Capaldi, Harry Hadden-Paton, Samantha Harrington, Gina McKee, Tom Hollander, Olivia Poulet, Chris Addison, James Smith, Zach Woods, Mimi Kennedy, Anna Chlumsky, Enzo Cilenti, Lucinda Raikes, James Doherty, David Rasche, entre otros.
" Todo empieza cuando el Presidente de los Estados Unidos y el Primer Ministro británico deciden iniciar una guerra. Esta vez prometen ser rápidos. Promesa que ni el general estadounidense Miller ni el Secretario de Estado británico para el desarrollo internacional, Simon Foster, creen. Pero, después de que Simon respaldara accidentalmente la acción militar en horario de máxima audiencia en la televisión, se gana sin quererlo muchos amigos en Washington DC."
Comedia negra que retrata una situación irreal que dentro de lo extraño de ella, pienso que no debe estar muy alejada de la realidad. Me imagino que el mundo interno de la política debe estar lleno de traiciones y manipulaciones, a fin de que la idea para un nuevo proyecto (en este caso, una guerra) o una nueva ley salga a la luz. Claro, no estoy descubriendo nada nuevo, eso casi todos lo suponemos y al hacerlo no estamos pretendiendo revelar la existencia del agua caliente.
En esta película se retrata ese mundo lleno de zancadillas y deslealtades, pero llevando la situación mucho más al límite. En este caso, el proyecto que se plantea para darle luz verde a través de distintos países encabezados por Reino Unido y Estados Unidos; es una guerra como ya lo había mencionado.
¿Qué pros y contras tiene para la sociedad el crear una guerra? ¿Es beneficioso o perjudicial?
Tenían que ser los británicos y su particular sentido del humor los que nos ofrecieran una visión sobre la situación internacional de los últimos años llena de ironía y acidez. De hecho, los orígenes de esta obra habría que buscarlos en el medio televisivo. Su realizador, Iannucci en realidad nos ofrece una versión en largometraje de una serie de éxito de la televisión británica.
En líneas generales, la película se centra en una serie de personajes políticos y militares que forman lo que se podría llamar "la segunda línea", es decir, todos esos cargos que están los altos mandos del gobierno, y cuya vida transcurre entre los pasillos y despachos de edificios gubernamentales, intentando poner en claro las ordenes que les marcan sus superiores.
La cinta, que en ningún momento oculta su formato televisivo, se concentra en diversos personajes tanto británicos como norteamericanos, que intentan conseguir una posición firme contra un inminente conflicto bélico. Explicado así puede sonar muy sencillo, pero en la casi hora y tres cuartos de metraje asistimos a una función casi de circo que cuenta con ministros torpes y de escasa etiqueta política (por no decir directamente que son unos inútiles), con secretarios de Estado que sueltan peladeces por cada palabra pronunciada (impagable la interpretación de Peter Capaldi), militares que están en contra de la guerra (un buen desempeño en ese caso del recien fallecido James Gandolfini), secretarias de Estado con más poder que el propio presidente de los Estados Unidos, y un puñado de ayudantes insolentes y con demasiada iniciativa propia.
El retrato que nos ofrece Iannucci es extremadamente lúcido, presentándonos como funcionan los mecanismos del poder, o mejor dicho, en manos de quien están dichos mecanismos, y de qué forma se invierte el tiempo en reuniones estériles, en las que los ministros son utilizados literalmente para rellenar, comisiones aparentemente secretas pero cuyas asambleas son multitudinarias, y todo ello suavizado con un sentido del humor ácido que no deja ni un solo cabo suelto.
Hay que reconocer de esta refrescante propuesta, no sólo el humor, sino que además da mucho que pensar sobre las estructuras y personajes que hacen funcionar a dos grandes potencias como pueden ser la norteamericana y la inglesa.
Al ser tan grandes, necesitan para funcionar un buen grupo de burócratas, con todo lo que eso conlleva. Puesto que carece de grandes estrellas y apenas tuvo promoción (tal vez ni se proyectó), pasará prácticamente desapercibida por estos lares, lo cual puede ser una pena. O según se mire una bendición, porque si el destino del mundo está en manos como las que retrata la película, la verdad es que da ganas de salir corriendo. O quizás sea una verdadera suerte que no se apareciera por aquí, de todas maneras no le iban a entender nada y en consecuencia no les iba a causar nada de gracia. Porque no hay que olvidar que aquí cada escena está cargada de veneno y perfila un mundo despiadado, donde los intereses políticos están muy lejos de coincidir con los del pueblo. No sé pero me suena algo muy conocido.
En fin, en pocas palabras, para los que ya estamos curados de espantos no nos sorprende mucho el tema. Puede que no la recuerde por mucho tiempo, pero durante el metraje pasé un buen rato entretenido y me reí de lo lindo en muchos puntos. Simplemente la política hecha ridiculez, que ya lo es ¿o no?
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