Director: Sam Mendes
Duración: 143 minutos
País: Reino Unido/Estados Unidos
Elenco: Daniel Craig, Judi Dench, Javier Bardem, Ralph Fienes, Naomie Harris, Bérénice Marlohe, Albert Finney, Ben Whishaw, Rory Kinnear, Ola Rapace, Helen McCrory, Nicholas Woodeson, Bill Buckhurst, Elize du Toit, Ian Bonar, entre otros.
" La lealtad de James Bond, el mejor agente de los servicios británicos, hacia su superiora M se verá puesta a prueba cuando su pasado vuelva para atormentarla. Al mismo tiempo, el MI6 sufre un ataque, y 007 tendrá que localizar y destruir el grave peligro que representa el villano Silva. Para conseguirlo contará con la ayuda de la agente Eve."
Cincuenta años han pasado desde que por primera vez Sean Connery se enfundara el traje de 007 y sonaran los primeros acordes de la mítica melodía de John Barry. 50 años, 23 películas y 6 actores son los que se han puesto en la piel del mítico agente. Un personaje con el que los británicos demuestran que saben perfectamente como crear iconos que están por encima de los actores que los interpretan.
La saga de Bond nos ha entregado una serie de películas que pese a tener sus altibajos, siempre se han sabido reinventar y adaptar a los tiempos en los que fueron filmadas. Quizá esta cinta sea el mejor ejemplo de esto que señalo, y es que podemos bautizarla prácticamente como la cinta de James Bond en la que desapareció el cine de espías. Esto no es malo en absoluto, el género ya había tomado un camino muy distinto desde la aparición de la gran saga de Bourne, una obra que salpicó a las dos primeras entregas del Bond de Daniel Craig. Pero esta vez, lo que aquí se nos presenta es puro cine de acción.
Partiendo de que es una buena película, impecablemente realizada, que me ha gustado y me ha entretenido durante todo su metraje, no puedo quitarme de la cabeza el hecho de que el resultado cada vez se parece menos a James Bond.
Lo primero que habría que resaltar (porque es sumamente llamativo) es que Daniel Craig apenas habla en la película. El James Bond del año 2012 se ha transformado en una máquina de matar, totalmente atormentada que en sus escasas conversaciones dialoga con poco más de tres o cuatro monosílabos. Por no mencionar la pérdida de ese humor irónico muy característico del personaje, que en esta ocasión prácticamente corre a cargo del villano.
Y es que supongo que el personaje de Bond fue creado para sacar al espectador/lector de ese mundo rutinario y hacerle olvidar los problemas diarios durante dos horas transportándolo a los lugares más exóticos del mundo, acompañado de las mujeres más bellas del universo; de tal forma que todos deseáramos convertirnos en ese héroe, que ademas de todo es galán y seguro de si mismo, capaz de conseguir tener y ser todo lo todos hubiéramos soñado. En cambio, el nuevo James Bond nos hace acordarnos que padecemos de ansiedad, de que somos alcohólicos, de que este mundo no es tan hermoso como creemos y finalmente de que debemos dar gracias de no ser el 007 ya que el hombre está psicológicamente peor que nosotros mismos.
Skyfall supone un punto de inflexión mucho mayor que Casino Royale, porque además de cultivar su estilo supone un cambio generacional y la confirmación de que el futuro de la saga se centrará en desterrar la figura del Bond clásico, para resucitarlo en un espía frío, con pasado, con limitaciones, y condenado a sudar para alcanzar sus objetivos y no perder la confianza de sus superiores. En ese sentido Mendes se limita a conducir al agente por los trazos que Martin Campbell dibujó en 2006.
Al final lo que queda con ella es un entretenimiento fantásticamente detallado que cuanto menos se piensa más se disfruta, con un guión tan caprichoso y lleno de incoherencias que casi pareciera una excusa para hablar de temas más importantes. Algunas veces lo consiguen y otras no, pero es una película muy digna de ver, que tiene muchos puntos a su favor. Probablemente este sea el camino a seguir, si no la estropean pueden tener entre manos una nueva saga grande, de esas cuyas nuevas entregas esperas con ganas y que te dejan plenamente satisfecho de haber pagado una entrada al cine o una renta.
Mezclada, pero sin agitar. Lista para disfrutar.
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