Género: Animación, Crimen, Drama
37 episodios
Elenco: Mamoru Miyano, Brad Swaile, Vincent Tong
Si hay algo de lo que esta creación japonesa realmente goza es de un concepto creativo que hubiera podido conducir realmente a algunas ideas muy profundas e interesantes. Tanto que el espectáculo en sí se hubiera convertido en una verdadera exhibición de trascendencia. Sin embargo, creo que es una obra que tiene poco que decir. Aunque, esto no significa que sea mala o merezca desecharse, solo quiere decir que al observarla la función no es otra cosa más que entretenimiento sin sentido. Más o menos como la media de todos los productos que se consumen en múltiples plataformas en la actualidad: sobrevalorado, aunque eso no le quita lo entretenido que puede llegar a ser. Eso si, en pequeñas dosis y en determinados momentos.
Es decir, no hay alguna cuestión sencillamente única en el programa, porque no se atreve a dar ese paso extra para alcanzar el olimpo de las obras inolvidables, eternas e inconfundibles.
Mi propósito no es entrar en los detalles de la historia de este ejercicio del manga (asi se les nombra a las historietas en Japón), ya que estos no son sus defectos principales, sino más bien centrarme en la noción que se tiene de que estamos ante un trabajo que resulta de alguna manera intelectualmente estimulante o algo cercano a tan llamativo término.
Para empezar la trama es bastante simple: estudiante brillante y exitoso se tropieza por accidente con el Death Note, el cual provocará la muerte de todo aquel cuyo nombre sea escrito en sus páginas, siempre y cuando el que se anote sea su verdadero nombre y quien lo haga sea capaz de recordar su rostro. El nombre de tan distinguido joven es Light Yagami o Yagami Light como se le llama en el idioma original.
Así que el joven decide experimentar con el cuaderno y se da cuenta que las instrucciones que en ella aparecen para poder usarlo con todo su potencial son reales. Entonces se dispone a jugar con el resto de las reglas mientras acaba con las vidas de otros criminales y en ese preciso instante hace acto de aparición un Shinigami, quien es el propietario y escritor de las directrices que se hallan en la libreta mortal.
Las muertes de estos criminales no pasan desapercibidas para el misterioso y renombrado detective que se hace llamar de modo escueto como L. Este peculiar sujeto (que al verlo actuar recuerda mucho a Sherlock Holmes) está decidido a descubrir la verdadera identidad de Light, quien bajo el nombre que le ha concedido la gente de Kira, prosigue con la insaciable meta de acabar con la gente mala que existe en el mundo.
Quien descubra primero quien es en verdad el antagonista en turno, ganará esta inagotable lucha de poder, ego e intelecto.
Debido a que la concepción y prácticamente cualquier otro aspecto que forme parte de la caracterización de los protagonistas es por decir poco bastante fallida, esto provoca que la dinámica de la serie (vista desde cualquier modelo teórico que se elija para evaluar el arte) se manifieste como profundamente desinformada y sumamente manida. Ya que no se trata simplemente de que toda la presentación de los personajes sea inmadura (aunque hay en ella muchos paralelos con representaciones planas y heroicas que solo aparecen en los libros de fantasía, por ejemplo) sino que en su totalidad están mal construidos, o más bien desprovistos de construcción alguna, puesto que solo aparecen en ellos toda clase de etiquetas que a estas alturas de la historia supondría ya se habían superado por ser nociones tan primitivas cuando de humanos estamos hablando. Entre ellas podría mencionar genio, tonto, femenino,etc.
Esto determina naturalmente, el ritmo de la serie y lo realiza de una manera negativa, especialmente al principio.
En otras palabras si el guionista fuese interrogado sobre el tema respondería: por supuesto que tengo la intención de establecer de manera veloz las premisas de la historia y desarrollar a un personaje con la misma celeridad y de manera eficiente para generar suspenso. Claro, esto seguramente llevó a los escritores a apresurar la decisión de Light Yagami (quien es el corazón del relato) de convertirse en el dios de un mundo nuevo (en su particular visión utópica del asunto) que se ha estado imaginando desde que se topa con el cuaderno por accidente y por lo tanto debe asesinar a una innumerable cantidad de criminales, sin considerar ninguna evidencia que establezca que en verdad lo son (más allá de las noticieros de la televisión que son un elemento fundamental en los primeros episodios).Sin embargo es precisamente esta decisión la que destruye la posibilidad de que las acciones del protagonista resulten creíbles de algún modo.
Y si todo lo que he descrito para explicar la esencia de la trama en la parte superior parece absurdo, debo decir sin temor a equivocarme que es lo único que merece ser explicado acerca de la misma, puesto que de eso se trata básicamente la historia, ya que no hay más sustancia que valga la pena ser conocida en primera instancia.
Los personajes y sus motivaciones son simples e invariables. Apenas se mueven, cambian o se desarrollan durante toda la narrativa. Veamos, Light es el mismo de principio a fin: un brillante sociopata con un sentido de justicia malsano que transita entre el blanco y el negro. Ah...y sufre de un complejo de Dios. En cuanto a L es el detective (también) brillante y extravagante que suele tomar toda clase de medidas poco ortodoxas y poco éticas para lograr atrapar a Kira/Light mientras engulle toda clase de postres y encuentra toda clase de posturas ridículas para mantenerse sentado. Eso es todo lo que hay que señalar sobre los dos personajes más interesantes del programa.
Y es que si alguno de los elementos que componen el elenco se empieza a volver interesante en determinado capitulo o tiene algún potencial para sobresalir, tarde o temprano es borrado de la historia. Claro, todo depende en que direccion se mueva el viento.
Aunque habría que destacar el hecho de que la gran mayoría no tiene ninguna sombra de gris en su naturaleza, no hay en ellos emociones complejas o que causen conflicto. Es simple: lo que ves es lo que hay. Por tal razón es dificil que alguno pudiese despuntar realmente.
Si tuviera que hablar de alguna posible excepción en el tema del interés que producen los personajes seria la presencia de los denominados Dioses de la Muerte, cuyos poderes permiten que los dueños o titulares de los cuadernos funcionen adecuadamente. Sin embargo, están delineados de una manera descuidada y que raya en lo cómico lo que le roba gran parte de la credibilidad a la serie. Y no solo porque estamos hablando de esa clase de seres malditos (por lo cual deberían ser criaturas míticas y no ridículas) sino porque aparecen generalmente desamparados, sin fundamentos interesantes que los expliquen, nada más están incrustados en la historia y por lo tanto individualmente no cuentan con alguna personalidad definida.
Además, rara vez son importantes como impulsores de la trama (en apariencia porque no hubo ideas sobre como incluirlos de manera razonable en la misma), no obstante asisten al espectáculo todo el tiempo, debido simplemente a su función como instrumentos necesarios de la historia y por lo cual deben ser forzados a encajar constantemente (de una forma casi siempre arbitraria) para traer nuevas reglas que dan forma a una amplia gama de posibilidades de los famosos cuadernos que provocan la muerte. En efecto, los mismos dioses están mal pensados, mal presentados y mal integrados en el arco del bello cuento, y por lo tanto su presencia es a menudo torpe e irritante.
Como la historia en su conjunto es realmente difícil de tomarse en serio, esperaba que los personajes al menos mitigaran parcialmente esta circunstancia, generando con su presencia que se volviera un poco interesante, pero ese no fue el caso. Los mencionados Light y L quienes son en una buena parte de la serie la parte central absoluta de la trama, también se transforman en su defecto más grave. En escasos momentos aparecen caracterizados como mortales o actúan en (casi) alguna forma como un humano supuestamente lo haría. Ninguno de los dos parece tener alguna clase en el misterio que rodea toda la intriga, pero si son capaces de realizar predicciones sobre todo lo que ocurre (por ejemplo: a ninguno de lo dos se le ve leyendo un libro, ninguno de ellos mantiene en algún instante una discusión científica o filosófica.
Estas exigencias son elementales y deben servir solo para establecer alguna especie de regla para esta clase de personajes. En mi punto de vista no basta con que algún personaje sostenga entre sus brazos un libro acerca de la teoria de cuerdas para que de inmediato lo etiqueten como genio. Y en este caso, L y Light son peores que eso, van más allá de tan arriesgada afirmación, simplemente son genios sin tener una personalidad (aunque suene absurdo) lo cual es obviamente una paradoja y ocasiona que parezcan robots obsesionados desprovistos de motivación alguna para todo lo que llevan a cabo. La premisa central en la que Light anhela crear un mundo en donde solo exista gente buena y amable, no se aborda más que en alguna cantidad reducida de frases en todo el programa. No se refleja en su ser dilema moral alguno, ni lo atormenta en lo absoluto, ni siquiera considera que pueda haber una contradicción natural al asesinar sin arrepentimiento con tal de crear un mundo más puro. En lugar de ello, el espectador infiere de los pensamientos que le expresa que sus planes son infantiles y sus deducciones ridículas.
Por otro lado está L, cuyo personaje se manifiesta de formas más ambiguas. Sin una personalidad definida, antecedentes o motivación declarada excepto su enorme orgullo, solo le dan algunas características estereotipadas que simbolizan torpemente su gran capacidad para concentrarse y para obsesionarse con las cosas.
Por lo tanto, la dinámica de la trama es: ¿nuestro villano será capturado? y diversas variaciones de la misma. El resto de ella, las bases sobre las que está construida carecen de cualquier aspecto creíble.
No mencioné de forma deliberada a otro personaje que goza dentro de la historia de cierta relevancia, y me refiero a Misa. Esto se debe a que no quiero pasar mucho tiempo discutiéndolo, porque es una verdadera desgracia. No creo haber visto nunca, ni siquiera en la basura de películas de acción que son creadas en Hollywood un personaje con tal diseño colmado de sexismo y de sexo. Su amor incondicional por Light nunca se explica o analiza, sino que simplemente se introduce como una opción más que pueda usarse como herramienta artificial dentro de la historia y funciona de manera conveniente en cada oportunidad (que parece casi hecha al azar) para exhibirla usando una minifalda y medias de red. En serio, cuando la veía en la pantalla no podía dejar de pensar que tal personaje se acerca más a un bebé (distintiva forma de ser, se comporta como una niña pequeña) salido de algún hentai. No puedo creer como a alguien le puede resultar verosímil la construcción tan descuidada de un personaje con cierta relevancia en un relato.
A pesar de todo lo anterior, más allá de esta crítica que a alguno le pueda parecer despiadada, le daría a la serie una calificación de aprobada. Principalmente porque logró en muchos momentos generar una fuerte dosis y un ambiente propio del suspenso en mí persona. Por consiguiente me mantuvo interesado en ella, lo cual provocó que observará por día un par de episodios (lo cual no es proporcional a su calidad); aunque siempre me dejaba con la sensación contradictoria de querer saber lo que vendría después y también otra de profunda insatisfacción. Además, el hecho de conocer la crítica que la situaba en un nivel bastante alto en comparación con otras producciones similares, aumentaba el interés por continuar mirándola.
Finalmente esta serie no es otra cosa que una colección de buenas intenciones, de buenas ideas, y en el mejor de los casos, la calificaría (sin querer usar términos que resulten demasiado severos) de inofensiva, ingenua y ligeramente infantil. De tal manera que dejando de lado lo mal concebida o fallida que pueda parecer, no tiene el propósito de ser profunda o reflexiva. Claro, puede generar alguna clase de atmósfera de intelectualidad en aquellos que no son capaces de mirarse a sí mismos, es decir, crea un modelo superficial de lo que un genio pudiera ser para aquellos que no han visto más allá de su propia nariz.
Como ya lo he dicho antes, la obra puede ser muy entretenida, siempre y cuando se ignoren todas aquellas deficiencias y sin pensar demasiado en lo que se está viendo y si el espectador está esperando encontrarse con un ejercicio que le entregue un mensaje sobre la moral o la justicia que no posea grandes cuotas de profundidad.
Podría haber ofrecido mucho más y podría haber sido una verdadera obra maestra, pero simplemente no hace ni tiene lo suficiente para conseguirlo.
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