Directores: Ron Clements, John Musker
Duración: 83 minutos
País: Estados Unidos
Elenco (voces): Rene Auberjonois, Christopher Daniel Barnes, Jodi Benson, Pat Carroll, Paddi Edwards, Buddy Hackett, Jason Marin, Kenneth Mars, Edie McClurg, Will Ryan, Ben Wright, Samuel E. Wright, Hamilton Camp, Debbie Shapiro Gravitte, Robert Weil, entre otros.
" Una sirena que resulta ser la hija del Rey Tritón quien es el mensajero de las profundidades marinas, emprende un intercambio al puro estilo de Fausto con una maligna bruja del mar para que un príncipe humano que habita en la tierra, se enamore de ella."
El llamado Renacimiento de Disney fue uno de los periodos más destacados que vivieron los exitosos estudios de animación, y que comprende una etapa en la cual lanzó muchas de sus producciones más creativas, afamadas y si alguno quiere pecar de exagerado las tildaría de increíbles. Pero ese es otro tema que debido a su complejidad, merecería su propio espacio de discusión.
En cuanto al comienzo de dicha etapa, si bien se marca históricamente con la aparición de la creación cinematográfica de la que en esta oportunidad hablaré, bien se podría realizar al respecto una aseveración arriesgada al decir que podría tener sus raíces en la aparición de la cinta Who Framed Roger Rabbit. Pero el día de hoy habrá que enfocarse en la obra que dio origen a tan importante fase y que además fue de manera contundente la película que llevó a Disney hacia un enfoque más cercano al estilo de musical propio de Broadway y que le devolvió al público la ocasión de observar la animación de alta calidad a la que la compañía lo había acostumbrado y que tanto había brillado por su ausencia durante décadas.
Una película que trajo de vuelta a la palestra del cine un increíble mundo de fantasía, mezclado a la perfección con grandes personajes, acompañado por técnicas de preparación en el dibujo (que si bien no son novedosas, la calidad y el estilo nos resultan familiares) y la que muy posiblemente sea una de las mejores bandas sonoras que Disney haya tenido. O por lo menos una de las más recordadas.
Como espectadores seguimos el relato que está centrado en Ariel, la hija más joven del rey Tritón, una imaginativa sirena que se ha enamorado de la creatividad del mundo humano y que por accidente ha puesto los ojos en un príncipe llamado Eric. Mientras ella anhela ser parte de lo que le parece un mundo extraordinario, anhela ser un elemento más de una especie que no puede ser tan mala como todos en su diminuto cosmos le aseguran y que le atrae demasiado porque está repleto de objetos ingeniosos que ellos mismos han concebido. En el otro polo, su padre opina todo lo contrario acerca de los humanos prohibiéndole de manera rotunda que tenga algún contacto con ellos.
Sin embargo, ella es una chica rebelde y para desafiar la autoridad del Rey, no solo llega a tener trato con aquellos despreciables seres, sino que en su desesperación decide ponerse en contacto con Ursula la malvada bruja del mar quien crea un hechizo que le permitirá contar con un par de pies y asi caminar sobre la tierra para poder hallar a su verdadero amor. Claro, con la condición de que si no consigue ese beso que significa el amor verdadero, será convertida en una esclava mas de la terrible hechicera (que para colmo es un pulpo gigante de una presencia espantosa).
Como personaje y como protagonista de esta simple fábula la joven sirena está muy por encima de cualquier princesa que Disney hubiera creado o aparecido antes que ella. Ariel es una joven que posee un deseo genuino por la aventura y que cuenta con la voluntad incansable de desafiar a su autoritario padre, lo que la convierte de manera casi instantánea en una figura cercana y adorable. Y es que, con solo contemplar la inocencia infantil de la que goza, su inagotable curiosidad y la forma en que se sorprende cada vez que descubre un poco más sobre el mundo humano, provoca que sea un verdadero deleite seguir sus aventuras. Es un verdadero placer simplemente observarla.
Del mismo modo, Ursula como personaje está en un lugar exclusivo. Aquel en el que aparecen solamente algunos de los mejores villanos de Disney. Un personaje que desde que hace acto de aparición sobresale por sus características maquiavelicas y siniestras que le permiten manipular las emociones de otros, incluyendo a la propia Ariel de quien se aprovecha explotando su imprudencia juvenil y ese anhelo de amor que se encuentra tanto en ella como en todas aquellas pobres almas desafortunadas con las que la arpía con forma de pulpo se ha tropezado.
En cuanto a la animación, únicamente quedaría por formular que estamos en presencia nada menos que de la magia de Disney. Si, sé que esto suena muy ridículo y cursi, pero no deja de ser cierto y no me parece que haya mejor forma para describirlo. En algún momento, después de haber terminado la función, me puse a pensar en la forma en que cada detalle debe haber sido concebido, en la forma tan cuidadosa de construir el escenario y en el evidente esfuerzo que debe haber tomado de incontables horas dibujando todos aquellos ambientes subacuáticos que resultaron imponentes y que en verdad deben ser llamados de manera digna como superiores a todo aquello que hubiese aparecido con anterioridad en una pantalla. Por ejemplo, entre esos pequeños detalles podría mencionar aquellas burbujas flotando hacia la superficie hasta que son tocadas por el sol, para luego volver y golpear con fuerza el fondo del océano. En pocas palabras, no se escatimó en cuanto a gastos y a causa de ello se creó un verdadero deleite para la vista. Al respecto, más allá de esta puntualización, también se podría recalcar la forma en que los personajes se mueven a lo largo y a lo ancho del inmenso mar, un evento digno de ser contemplado. En ese sentido, resaltan los movimientos realistas de Ariel quien de manera generosa fluye a través del océano, un desplazamiento presentado con un proceder minucioso, maravillosamente detallado con pinceladas increíbles que trazan cómo su cuerpo se balancea recorriendo el agua y su pelirroja cabellera flota al mismo tiempo que ella se mueve.
Pero quisiera volver al tema de Ariel como personaje, ya que mucho se ha dicho y discutido sobre ella. Por un lado algunos críticos y ciertas audiencias la han elogiado por lo independiente que resulta ser comparada con sus predecesoras; y por otro hay quienes aseguran que no es el mejor modelo a seguir por todas aquellas niñas que cuando se topan con este filme la miran y la admiran. Personalmente, puedo comprender el origen y el sentido de ambas opiniones tan distintas y tan opuestas entre sí.
A mi entender, Ariel fue uno de los primeros personajes femeninos de Disney que no depositó su confianza o su poder en ninguna otra criatura o persona para que tomara las decisiones por ella. De hecho, como ya lo mencioné comete toda clase de acciones que solo pueden ser calificadas de rebeldes como salvarle la vida a un príncipe humano y reunirse con la bruja del mar, efectuando ambas conductas en contra de los deseos de su colérico padre. Por esa sencilla razón, ante tales acciones no queda más que enunciar que cuando esta obra apareció, se convirtió en un hecho histórico, un punto de inflexión en cuanto a películas animadas se refiere. Era la primera vez que veíamos a una princesa de Disney atreverse a realizar maniobras tan peligrosas, como puede ser eso de rebelarse o decidir su propio destino. Si se está de acuerdo o no con mi testimonio no importa, lo que si seria relevante es que por lo menos si se debería considerar brindarle el crédito que se merece esta película por exponer ante nosotros a un personaje como Ariel. Una sirena más asertiva que todas las princesas de Disney que estuvieron antes que ella. Una sirena que conoce sus propios derechos y los defiende, una sirena que respeta a los demás y que comunica sus ideas y sentimientos.
Y sin embargo, Ariel no deja de ser considerada simplemente como otra princesa de Disney. Sí, las grandes ironías de la vida.
En resumen, este filme tiene suficientes elementos que podría calificar como fantásticos, aunque si esto si hiciese publico alguien podría bautizarme como amanerado. Así que, mejor expresaré que más allá de sus cualidades, no faltará quien pueda llegar a percibir en la creación de Disney algún mensaje deficiente o imperfecto y que si ese fuese el caso yo le aconsejaría que simplemente la disfrutará por lo que es.
¿Y qué es? Un cuento de hadas animado creado por Disney, altamente entretenido y que seria solamente el principio de una nueva era que resultaría excepcional para la denominada Fábrica de sueños.
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