Director: Sebastian Schipper
Duración: 138 minutos
País: Alemania
Elenco: Laia Costa, Frederick Lau, Franz Rogowski, Burak Yigit, Max Mauff, André Hennicke, Eike Frederik Schulz, Hans-Ulrich Laux, Lena Klenke, Philipp Kubitza, Martin Goeres, Andreas Schmittka, Jan Breustedt, David Micas, Timo Honsa, entre otros.
" Una joven española que se ha mudado recientemente a Berlín, descubre que el coqueteo que mantuvo con un chico local se vuelve potencialmente mortal, ya que una noche con sus amigos revela un peligroso secreto."
En 1948, Alfred Hitchcock lanzó una de sus obras de culto, de nombre Rope, una película que consta solamente de once tomas. La intención de Hitchcock era filmarla en una sola toma, en una que se desarrollara de forma continua, pero por supuesto, la tecnología para conseguir tal pretensión en ese momento no estaba disponible. Por ello, es maravilloso poder apreciar hasta donde ha progresado el cine con el paso de los años, lo que permite a los maestros de esta disciplina capturar momentos de sus obras en tiempo real y agregar con esto un efecto intenso y más realista a su material.
En el año 2002, la cinta (de la que ya he hablado aquí) Russian Ark de Alexander Sokurov se estreno en Cannes. Una maravilla construida con una sola toma, con 97 minutos de duración, sin una narración específica, y que fue filmada completamente en el Palacio de Invierno del museo de la herencia rusa. Otras películas que han utilizado técnicas similares incluyen Timecode (que consta de cuatro tomas separadas, pero simultáneas), o Birdman: or the Unexpected Virtue of Ignorance (película ganadora del Oscar, dirigida por Iñarritu y que está editada para fluir como si de una toma continua se tratase). Ahora podemos agregar a esta creación, a dicho canon de películas.
Pero veamos, el logro técnico de esta cinta no se puede apreciar completamente hasta que finalicen los créditos y la pantalla quede completamente negra. Llegados a ese punto, lo único que resta por decir es que es sencillamente agotador. Se está frente a un ejercicio absorbente, de un enorme e intenso movimiento para un campo como lo es el cine que no atraerá a todos los públicos. Sin embargo, para todos aquellos a los que sí les llama la atención este tipo de labor, es decir para quienes suelen quedar absorbidos por las imágenes en pantalla, les espera la oportunidad de ver algo distinto.
Durante más de dos horas, la cámara no corta ni una sola vez. Estamos con nuestro personaje principal en cada paso del largo camino que transita. En ese sentido, hay que decir que muchas películas que deciden tomar este atrevido desafío de construir una pieza de cine con un solo plano, a menudo se limitan a una sola (o pocas) locaciones y rara vez superan una duración de cien minutos. No es el caso de Victoria.
Consideremos ahora que durante 134 minutos, recorremos 22 ubicaciones en todo Berlín, comenzando en un club furtivo donde suena música techno y donde conocemos a nuestra protagonista española, Victoria (interpretada por Laia Costa). El primer plano resulta opresivo, tanto que no se puede simplemente ignorarlo. Entonces aparecen las luces estroboscópicas azules que se desvanecen de manera gradual y que por un rato también encandilan, al fondo un corazón late con fuerza, y allí, lentamente siendo enfocada, está Victoria bailando, básicamente sola. Dicha soledad se establece al inicio de la cinta, con la figura de esa mujer aislada y fuera de lugar en una especie de madriguera y el hecho de que es ella quien se atreve a preguntarle al camarero si le gustaría tomar una copa.
Cuando decide abandonar el lugar debido al innegable revés que sufre ante la insólita propuesta, se topa con cuatro hombres: Sonne, Boxer, Blinker y Fuss. Se trata de un conjunto extraño de personajes (con nombre que le quedarían mejor a cualquier animal), pero consiguen atraer la atención de la mujer, atención que parece haber anhelado desde el primer momento en que pisó Berlín, ciudad en la que nos enteramos después vive sola. El grupo parece ser liderado por Sonne, o al menos es a quien Victoria le muestra más interés. Le preguntan si quiere unirse a ellos para celebrar el cumpleaños de Fuss. Aunque inicialmente se muestra insegura, termina aceptando. Hasta este punto, ¿te parece un relato poco probable? No te preocupes, después estarás contento de que haya accedido a tan insólita invitación.
Después de que el tiempo transcurre y pasa más tiempo conviviendo con estos hombres, en el que nos movemos a través de los tejados y por algunas calles, terminamos en el café en el que trabaja la señorita española, el que por cierto debe abrir por la mañana. Claro, hay que tener en cuenta que en ese preciso instante son más de las 5 AM, por lo que sus horas de sueño han sido reducidas.
Conviene subrayar que este momento se siente como la verdadera esencia de Victoria (tanto de la película, como del personaje). Esto se debe principalmente, a una repentina secuencia improvisada, que muestra un lado mucho más emocional de la protagonista, y además amplia todas las posibles oportunidades románticas entre ella y Sonne.
La secuencia posterior cambia por completo la película hacia un género que parece lejano, y esto es lo que lo convierte en un asunto formidable. Ahora hemos entrado en el género del crimen, en el que nuestros muchachos le deben un favor a cierta figura con la que no se puede jugar. De tal manera que el corazón se hallará cada vez más cercano a la garganta durante algunos minutos, mientras Victoria se encuentra forzada a devolver el favor a un granuja de altos vuelos.
Lo dicho hasta aquí supone que la película nunca se convierte en una sola cosa o que persigue un solo derrotero. Es audaz, se transforma en cada minuto que avanza en un asunto mucho más brutal de lo imaginado y a menudo se prolonga hacia direcciones inesperadas, manteniendo todo el tiempo de forma maravillosa su plano secuencia de una sola toma, lo que nos permite experimentar cada momento en este lapso de más de dos horas.
Ahora bien, alguien podría preguntarse ¿el uso de dicha técnica es realmente imprescindible? En mi caso, respondería que tal vez no, dado que algunas escenas parecen ser alargadas de forma innecesaria, pero bueno, es parte de la experiencia. Por la información que poseo al respecto, el guión original contaba únicamente con doce páginas, lo que significa que la gran mayoría del dialogo presente en la cinta es improvisado. Esto se deduce, ya que es evidente durante varios puntos de la película, pero debo admitir que me es fácil perdonar cualquier falsedad. En lo que respeta al elenco (especialmente Costa y Lau) realizan un excelente trabajo al conseguir mantener una intensa sensación de realismo, que de vez en cuando puede decaer; aunque afortunadamente con la dirección estricta de Schipper, esto no es muy frecuente.
En realidad, más allá de todo lo comentado, para mí esta obra trata temas espirituales y anímicos (para no usar el término tan manoseado que es psicológico) y que expresa una idea que me parece muy interesante. En mi punto de vista centra su atención en varios problemas sociales que están en aumento, especialmente entre los jóvenes.
El primero de ellos es aquel que tiene que ver con encontrar un lugar en la sociedad. Para ello, vemos a un grupo de personajes masculinos los cuales son todos ya unos adultos, pero su comportamiento no se ajusta a su edad, y se dedican a invertir su tiempo haciendo prácticamente nada; y en lo que respecta al personaje femenino obviamente cuenta con un talento natural para la música, pero en lugar de practicar ese arte a nivel profesional, trabaja en un café, un empleo que no requiere las enormes habilidades que atesora.
El segundo que mencionaría es la percepción que tiene de la vida la generación de jóvenes de la actualidad. Al sentirse aburridos la mayor parte del tiempo y en ocasiones hasta apáticos, cayendo por tal razón en la monotonía de la vida cotidiana, los jóvenes no piensan dos veces las cosas y apresuran la toma de decisiones y, a veces incluso se dejan llevar por la corriente para salir del letargo y, quizás, buscan con ello cambiar una vida que se desarrolla para ninguna parte, hacia que en apariencia les parezca novedosa o que resulte por lo menos más emocionante.
El último de ellos, es el problema de valorarse mal a uno mismo y a los demás. A esa incapacidad de observar la forma en que cada uno de nosotros nos comportamos en ciertos ambientes. En tiempos donde lo individual está en el centro del mundo y se les asegura a cada uno de los seres que habita este planeta que todo es posible, hay cierto grado de exceso de confianza en las propias capacidades y exacerba la idea errónea de que cada situación es fácil de manejar, pero la realidad siempre lleva a todos de vuelta a la tierra. Centrarse solo en uno mismo, provoca el hecho de solo ser capaz de apreciar lo superficial de los demás y no apreciar de forma adecuada lo que yace en el interior de cada ser humano. Por estas razones, Victoria decide ayudar a un grupo de completos desconocidos con una tarea que parece muy extraña, por decir lo menos.
Se ha escrito mucho acerca de cómo se filmó la película en una sola toma (vamos, hasta yo lo he hecho), de cómo los actores nos brindan grandes y realistas actuaciones y acerca de cómo la música se adapta a las emociones presentadas.
Sin embargo, hay que dejar claro que el objetivo de todas estas técnicas cinematográficas es representar una idea y transmitir un mensaje determinado o solo contar una historia, y por esa razón,, el valor real de esta película se esconde en sus profundidades.
Después de todo, ¿no es finalmente esto, de lo que se trata el cine (y tal vez el arte en general)?
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