Serpico (1973)

 

Director: Sidney Lumet

Duración: 130 minutos

País: Italia / Estados Unidos

Elenco: Al Pacino, John Randolph, Jack Kehoe, Biff McGuire, Barbara Eda-Young, Cornelia Sharpe, Tony Roberts, John Medici, Allan Rich, Norman Ornellas, Edward Grover, Albert Henderson, Hank Garrett, Damien Leake, Joseph Bova, entre otros.

" Un policía honesto de Nueva York llamado Frank Serpico, denuncia la desenfrenada corrupción que existe en la fuerza en que trabaja solo para conseguir que sus camaradas se vuelvan en contra suyo."

El tema del policía inconforme que arranca de raíz la corrupción del departamento en cuestión es familiar en muchas series de televisión sobre los defensores de la ley, de ahora y de antes. Sin embargo, hace casi cincuenta años era un territorio cinematográfico estimulante y poco explorado que el director Sidney Lumet exploto a conciencia en este filme, donde intervino Al Pacino con una interpretación palpitante.

Frank Serpico (a quien apodan Paco) comienza su carrera en el departamento policial de Nueva York como un novato idealista que cree casi a ciegas en el valor moral que un guardia de la ley debería tener. Posee un código ético simple y que algunos calificarían de anticuado, una perspectiva que en otros tiempos solía conocerse como honestidad. Sin embargo, lo que encuentra al llegar es una alcantarilla moral de cinco condados de ancho, en la que casi todos los policías están formando parte del reparto. Al final, descubre que la policía es solo otra banda de pillos, pero con mas armas que los maleantes. Incluso los propios elementos que podrían calificarse de modo básico como decentes están de acuerdo con la cultura del soborno, porque prevale una psicología propia de un vestidor deportivo en la que los valores se han pervertido. La lealtad del escuadrón es ahora una conspiración criminal de silencio. Los detectives no dudan en sacudir a los cabrones que tardan en pagar. Para Frank Serpico, esto es simplemente incorrecto. No desea ser parte del chanchullo. Y ahí es cuando comienza su larga agonía.

Respondiendo y ayudando a moldear el estado de animo de su época, es decir un cansado cinismo hacia la autoridad, este filme llegó a la pantalla grande justo cuando el infame Watergate llegaba a su clímax. Los estadounidense ya no podían considerar sus instituciones como brillantes ejemplos para la humanidad de optimismo y oportuno gobierno. La cinta comienza de forma triste con Serpico herido de gravedad, habiendo recibido un disparo en pleno rostro. Entonces oímos las sirenas de la policía y de las ambulancias que se desvanecen, representando con ello de modo simbólico la fuerza vital de Frank que va decayendo y el marchitamiento de los sueños estadounidenses.

Esta película que bien podría calificarse como un clásico es toda una conquista en términos cinematográficos, aunque bien podría haber fallado y ser un absoluto fiasco. Por ejemplo, si los gendarmes corruptos hubieran sido descritos como meros bravucones, entonces el propio protagonista se hubiese convertido en un arquetipo, solo otro guerrero bidimensional. En ese sentido, lo que le da a la cinta su riqueza psicológica es la comprensión de que los policías deshonestos pueden ser y son agradables en su mayoría. Y son precisamente estos hombres afables y razonables los que pretenden agradar a Serpico para después darle la bienvenida al singular equipo. Sin duda que la camaradería resulta seductora y es difícil para Frank resistirse a ella. Por ese motivo lo asedian las dudas sobre si mismo, y se llega a preguntar si se trata solo de un escuadrón incomodo a causa de un solo hombre que lo lidera, o peor aun, se trata de una Prima donna (por aquellas mujeres de la opera caprichosas, temperamentales y demandantes), sacrificando las relaciones personales en el altar de su propio ego.

En esa misma línea, el derrotero más fácil (pero desastroso) que pudo haber tomado la trama habría sido darle a Frank algunos grandes discursos de tono heroico, permitiéndole con ello arremeter contra la corrupción. En cambio, el argumento opta por la realidad psicológica, y esto es lo que convierte al proyecto en una creación digna de verse. Consternado, asustado y desesperado por cambiar algo, Frank se retrae en si mismo. Se convierte en el espectro de la fiesta, el reprimido silencioso, la conciencia muda pero omnipresente de sus colegas.

Aunque Serpico rechaza la placa dorada que finalmente se le ofrece, es posible creer que para ese hombre el sistema que ha llegado a conocer desde las entrañas aun le significa algo. Aun quedan algunos policías honestos, e incluso después todas las vicisitudes que haya sufrido a lo largo de su historia, Estados Unidos sigue siendo una nación regida por leyes. La visión tan profundamente liberal y optimista de Lumet sobre Estados Unidos finalmente brilla, pero el estado de animo en el cierre es mas cercano a la resignación silenciosa en lugar del triunfalismo. El bien puede prevalecer sobre el mal, pero hay que pagar un precio. Serpico termina por ganar su titánica lucha, pero se ve disminuido y entristecido como hombre.

Ahora bien, me gustaría destacar algunos elementos técnicos y narrativos que me alegraron la noche. Por citar alguno, en los primeros minutos la acción se interrumpe entre el estado en el que Serpico se halla en el presente (herido, roto y solo) y como fueron sus inicios (el novato idealista y bien definido). Estas transiciones ocurren de manera fluida y la lógica narrativa se vuelve espontanea y natural. Vemos el primer momento de desencanto que le sucede al protagonista en una cafetería cuando se da cuenta de que los policías reciben comida gratis, aunque sea la más horrible que haya en la cuadra a cambios de ciertos favores. Este primer desconcierto se desarrolla hasta que vemos como se abre la brecha entre Frank y los policías deshonestos, aquellos que suelen tomar el dinero pero también alguna especie de autodesprecio.

Más adelante, el terrible estrés al que está sometido Serpico se describe con destreza. El departamento de policía detenta una enorme inclinación de tipo institucional para proteger a los suyos y las consecuencias de ello, el enorme peso que hay que cargar recae de forma única sobre Serpico. 

Serpico evita ser una simple película de policías al uso gracias a su equilibrado enfoque del personaje principal, un hombre recto que se transforma en un mártir resentido.