Déjame arrancarte el corazón, comérmelo a mordiscos y a besos. Quiero llenarme de cada gota de sangre que fluya por tus venas. Permíteme absorberla de tus arterias hasta vaciarte toda. Quiero salpicar esta habitación de ti, de lo que tienes dentro para comprobar que seguimos vivos. Puedes sentarte a observar (si quieres) como te devoro toda, completa, entera, sin dejar nada a la imaginación.
Después de arrancarte el corazón, te despojaré de lo que quede de tu carne y la saborearé tanto que me saciaré al fin de ti.
No conforme, chuparé tus huesos, los roeré como ratón, los tragaré si es necesario, pero nada de ti quedará ¡Nada!
Pronto mi alma será utilizada para limpiar cada destrozo que haya hecho en mi cuarto, hasya que no quede rastro de ti. Me arrastraré por los techos hasta que cada poro de mi vida quede saciado de ti. Serás mía y de nadie más. Por siempre. Esta hambre por tenerte me revuelve las entrañas, estas mismas entrañas que has comido antes.
No importa estar vacío, así como tú has hecho con mi corazón, devoraste también mi alma, mi aliento, mi esencia, hasta convertirme en un espectro de lo que fuera ayer en ti.
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