Me encontraba tan tranquilo, viviendo lentamente sin saber que un buen día llegaría un torbellino a atraparme; una ventisca de la que no puedo salir: tu aire.
Me regalaste un par de alas que me hicieron volar lejos, a un lugar de ensueño, sentí el viento en mi rostro; un viento de ternura, locura, calidez, cariño y amor, mucho amor. Demasiado amor mientras prevalecemos juntos.
Miramos el bello atardecer juntos, nos cubrió una ligera brisa de dudas, miedo y extrañezas que rápidamente superamos, juntos.
Ahora no sé que decir, estoy sentado frente a ti, mi aire choca con tu rostro, vuela entre tu cabello y deja un gesto de melancolía en él; de tristeza, algo difícil de describir pero que puedo notar y sentir. También lo siento.
Lo siento, ¡lo siento mucho! pero un tornado de emociones me atrapó aquel día, no me pude controlar, con el simple hecho de tenerte cerca pierdo el control. Tu poderosa mirada me hace perder el control, me atrapa; tus labios mágicos y ese ligero aliento que escapa por tu boca son las razones de mi locura. Me estoy volviendo loco, me dicen loco y creo que si, sí me haces perder la razón. Probablemente mi esencia se sigue colando por tu ventana en forma de aire frio, por más que trates de cubrirla y cubrirte, no te has podido librar de mis ráfagas de locura.
Mi alma se encuentra paralizada, en estado de hibernación, congelada. Mis labios claman por aquella rotación de recuerdos y sabores que controlaban mi débil mente completamente.
Mis labios que desnudaban tus ojos han quedado con un tierno tono púrpura, con dolor y escondidos debajo de las estrellas que se liberaban al hacer contacto con mi lugar preferido. Toda el agua fría que recorre nuestros cuerpos se refleja en el claro espejo, no está empañado y muestra ese toque de fantasía cristalina que nos rodea, hay una vida dentro de él, una vida que un día vivimos o soñamos, ¿quién lo sabe?, nadie está seguro de lo que pasó.
Todo desde el principio fue una locura, una atracción de polos opuestos extrema, nadie lo imaginaba, pero lo hubo, fuimos un gran secreto hecho de copos de nieve, contenido dentro de una caja que guardo celosamente, nadie me la va a quitar.
Yo quiero esta pasión fantástica que despertamos juntos, esta pasión fantástica que tenemos juntos, que nació sin pensar mucho en las palabras que se clavaron dentro de nuestra esencia con dardos envenenados de placer, estoy envenenado de ti.
Sé que no hay antídoto, no lo encuentro, ni siquiera lo he buscado, el veneno corre por mis venas y se congela, se queda ahí en forma de recuerdos de un amplio pasado y un hermoso futuro, un futuro lleno de alegría fuera de el mundo real, en un lugar desconocido y deshabitado, aquel lugar en donde no sale la luna, donde se pierde la razón y lo único que existe es la emoción por vivir día a día, apasionadamente, lejos de tristes realidades.
Yo sé que me vives, me sueñas en las noches, tienes pesadillas conmigo, me apodero de tu espació y tu mente. Una parte de mí, la mayor, sigue ahí lista para que la tomes, para que hagas conmigo lo que se te antoje, para que podamos recorrer la ruta que un día involucró a ese huracán de emociones que se llama amor, juntos.
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