Noche de terror la de ayer. Otro anochecer de insomnio. Otra velada que padecer.
Por orden:
Intentaba ver uno de los ejemplares del conjunto que está en plena formación. He de decir que la "función" emprendió tarde, ya que compartí varias horas con mi hermano comentando sucesos de temas muy diversos que no creo que quieran conocer, y de los que yo tampoco poseo intención de dilucidarles.
No es un filme aburrido, pero tenía pensado meter un poco de disciplina en mi desorganizada existencia y me tomé el atrevimiento de suspender el espectáculo.
Momento de tranquilidad, de reflexión, momento único y sublime cuando mi cabeza apenas logra rozar la almohada. El silencio en ese preciso instante, es ensordecedor, aunque suene contradictorio. Y es de esa forma por obvias razones, hablamos de cosas diametralmente opuestas.
En fin, esos momentos de profundo silencio, de paz interior, de inmersión en el abismo que es el sueño; para mi son eternos cuando convivo con su más terrible enemigo, el insomnio. Se prologan hasta el infinito. Es la prueba más fehaciente de que el tiempo no existe. En esas circunstancias la percepción generalizada de mi ser es que no estoy, no respiro, no estoy vivo. Soy un cádaver sin arrojo, sin coraje, sin valentía. Sólo soy los restos de un cuerpo sin vida.
¿Y cómo se resuelve tal calamidad?
La respuesta me temo que no es sencilla. Esta es: "ganarle tiempo al tiempo". Permanecer el mayor tiempo posible en la cama, hasta ganar minutos de descanso, hasta que la cabeza deje de doler, hasta que el mareo cese el martilleo dentro del cráneo.
Posteriormente levantarme, el dolor persiste a pesar de la pastilla ingerida mientras comía.
Un poco más de In Cold Blood, interesante porque me empieza a suceder lo mismo que a Capote y me identifico con Perry; mi cabeza sigue dando vueltas y sólo veo un capítulo de detectives puesto que una "brillante" obra del celuloide le impide a la gran serie aprovechar la hora que tiene garantizada en la programación. Su hora.
Y ya. Hoy nada de salir a la calle y no es que no tuviera el interés de hacerlo(de hecho el día de hoy se asomó un radiante sol en el cielo de la ciudad y no llovió hasta la noche) sino que no tener un destino claro me hizo dudar y sólo me presenté en un establecimiento de comida rápida para disfrutar de un capuccino.
Al final del día disfrutar la eliminación del Guadalajara, no por qué me guste rogocijarme de la desgracia ajena, más bien soy firme en mis convicciones y ese club me es totalmente desagradable. Pero bueno, yo no creo en eso de apoyarlos por el hecho de que son mis compatriotas, eso es nacionalismo barato.
Como cierre de la aventura del día, observar el inicio de otro "reality show", en esta ocasión el de Televisa. Poco o casi nada que comentar. Dentro de lo poco, se pudo entrever el característico gusto por la "élite", lo mejor, lo escogido, la minoría selecta que tiene esa empresa, y no la inclinación por la gentuza o la chusma que prefiere la televisora de enfrente.
Claro, como en toda aristocracia solo existen individuos engreídos, arrogantes y soberbios. Nada de modestia, esa se queda guardada en el gigantesco closet de sus impresionantes mansiones. Por supuesto, no son seres perfectos, están llenos de carencias( otra idea discrepante y opuesta).
Bueno, nos leemos luego. No creo poder entrar tan temprano porque mi hermano se despierta antes que yo y se pega a este lugar como mosca jugueteando en la comida. Espero lo comprendas. Yo creo que si, la situación es prácticamente similar.
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