
Director: George Roy Hill
Duración: 110 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Paul Newman, Robert Redford, Katharine Ross, Strother Martin, Henry Jones, Jeff Corey, George Furth, Cloris Leachman, Ted Cassidy, Kenneth Mars, Donnelly Rhodes, Jody Gilbert, Timothy Scott, Don Keefer, Charles Dierkop, entre otros.
" Un grupo de jóvenes pistoleros se dedica a asaltar los bancos del estado de Wyoming y el correo ferroviario de la empresa Union Pacific. El jefe de la banda es el carismático Butch Cassidy, y su principal e inseparable compañero es Sundance Kid, una de las pistolas más rápidas del Oeste. Un día, tras un atraco, el grupo es perseguido por los comisarios de la Union Pacific, provocando su disolución. Será entonces cuando Butch, Sundance y una guapa maestra de Denver llamada Etta Place formen un trío de románticos fugitivos que, robando por oficio y divirtiéndose con el riesgo, tienen siempre a la ley pisándoles los talones, lo que provoca que salgan de Estados Unidos viajando hasta Bolivia."
Partiendo de un gran guión, y quitando la mitificación de dos delincuentes que realiza el guionista William Goldman más que George Roy Hill, el resultado es una película entretenida de una calidad indiscutible.
Pese a la subjetividad que me lleva a crear esta reseña, se le pueden buscar pocos baches cinematográficos a esta cinta, y estos serían también cuestiones subjetivas.
Partiendo del guión, Goldman se tomó cierta libertad a la hora de retratar a los dos forajidos, pero no deja de ser cuestión del cine dar su visión de cada historia. De hecho la cinta empieza con una frase interesante "casi todos los hechos que se mencionan son reales", y no con un "basado en un hecho real" como suelen utilizarlo muchas películas.
El ritmo narrativo es perfecto, es un entretenimiento continuo, y el descenso en la velocidad por momentos era muy necesario. La fotografía impresiona también. Tanto el guión como el montaje dejan detalles para la historia.
Pecando de común tengo que destacar la interpretación de sus dos protagonistas, no sólo por el hecho de engendrar dos grandes papeles, sino porque como se ha dicho infinidad de veces la complicidad que emanan se ha igualado en pocas ocasiones en la historia del cine. En mi opinión no se puede construir una crítica de esta película y obviarlo, puesto que esta complicidad acentúa el carisma de ambos personajes, y ayuda a que se hayan convertido por derecho propio en una de las grandes parejas de la historia del cine. La prueba irrefutable de ello es que, sin poder sacarle defectos la pobre Katharine Ross queda por completo eclipsada.
Mención especial a la banda sonora que adquirió una enorme y curiosa popularidad, curioso por el hecho de que realmente no cuenta con un gran protagonismo en cuanto a minutos se refiere.
Un guión genial, dos actores magníficos, un director en estado de gracia, maravillosa música y fotografía. ¿Qué más se puede pedir?
Si a alguien se le ocurriera producirla en estos días, la protagonizarían Ben Stiller y Owen Wilson, y pasaría sin pena ni gloria.
Un clásico basado en dos forajidos entrañables, un clásico al que los años no han afectado.
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