
Director: John Ford
Duración: 128 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Henry Fonda, Jane Darwell, John Carradine, Charley Grapewin, Dorris Bowdon, Russell Simpson, O.Z. Whitehead, John Qualen, Eddie Quillan, Zeffie Tilbury, Frank Sully, Frank Darien, Darryl Hickman, Shirley Mills, Roger Imhof, entre otros.
" Tom Joad regresa a su hogar tras cumplir condena en prisión, pero la ilusión de reencontrarse con su familia se transforma en frustración al tener que unirse a ellos, huyendo de la pobreza, para emprender un forzado viaje en busca de una oportunidad en la tierra prometida: California."
Un crudo retrato sobre la depresión norteamericana de los años treinta. Resulta casi imposible concebir hoy día la idea de que un país con tanto progreso y prosperidad haya pasado por esa enorme época de hambrunas y de denigración de la dignidad humana. Y ello está reflejado de manera contundente y sólida de la mano de John Ford, quien supo mostrar en forma admirable los altibajos de ese período tan tétrico y doloroso que debió sobrellevar el país.
Ésta es una película que sensibiliza por la miseria y la extrema pobreza que acarrean la desesperación de las personas que son echadas de sus tierras áridas e infértiles hacia una tierra prometida llena de mentiras y explotación. Se les expropia de su miseria para otorgarles mentiras, promesas y caer en peores situaciones de vida donde abunda la estafa y el avasallamiento de la dignidad.
Esta cinta conmueve al mostrar altos grados de pobreza y de desdicha por la insatisfacción de las necesidades básicas de los seres humanos, y va causando la empatía del espectador ante grandiosa exposición realista de supervivencia a pesar de los contextos sumamente diversos. Es un claro ejemplo de cómo reacciona el ser humano en situaciones muy adversas, teniendo la solidaridad de aquellos que tienen consideración por los otros, pero también están aquellos despiadados explotadores que se benefician con la desgracia ajena pisoteando los derechos humanos
Destaco las actuaciones, en especial me quedo con la de Henry Fonda por su convicción al encarnar un personaje maltratado por la vida, un ser cuyo pecado es reaccionar ante la injusticia en forma abrupta e irreflexiva.
Gran fotografía y sensible partitura, cuya sensibilidad le otorga algo de la dignidad que tanto reclaman los sufridos personajes del filme.
Los méritos de la película como tal son muchos, pero por encima de los puramente cinematográficos está su función de denuncia social en los mismos años en que están pasando los hechos que se cuentan.
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