La otra noche (como casi en todas ellas) me embarqué en una inútil travesía por la red. Como no llegué a ningún lugar trascendental, me puse a inspeccionar las inmensas capacidades con las que cuenta el innovador mensajero y me encontré con la sorpresa de que existe un apartado titulado 'Novedades' que se encarga de avisarte de todo lo que realizan día a día los brillantes contactos que conforman la codiciada lista con la que se cuenta. Así fue como de manera fortuita llegué al blog de una ex-compañera de la facultad.
Lo primero que saltó a mi vista fueron los colores de tonalidad purpúrea refulgente que decoran el sitio, además de una extraña mezcla de estímulos que dificultan la percepción de quien lo visita. Letras por todos lados y de distintos tamaños, frases regadas por doquier y listas interminables de temas desconocidos. Más allá de su pésimo gusto para adornar su espacio, quiero enfocarme en el paupérrimo contenido del mismo: letras de canciones insulsas, poemas de dudosa procedencia y calidad, pero sobre todas las cosas, crónicas (que pretenden ser anécdotas) de una vida eternamente vacía y sin sentido. Lo más curioso es que la autora no se ha percatado de esto último, y llena de solemnidad actos humanos que son esencialmente frívolos. La mayoría de las entradas inician con la trillada frase "y bueno aquí estoy otra vez..."; por si esto no bastara, dentro del cuerpo del texto no es posible hallar ni una sola oración bien estructurada gramaticalmente, ni que decir de su exceso de anglicismos mal empleados, barbarismos, paradojas, cacofonías, muletillas en ausencia de conectores, etc.
En resumen, pocos indicios de conocer el uso de los acentos y signos de puntuación. Y para rematar su deliciosa lectura y por sí acaso no entendió el lector que debía reírse aparecen tanto la onomatopeya de la risa como múltiples íconos gestuales.
Todo lo anterior no resultaría escandaloso, sí me refiriera a un puberto cualquiera cursando la tortuosa educación básica. Sin embargo, se trata de una egresada de la educación superior y lo más vergonzoso del asunto es que obtuvo su título a través de su supuesto elevado aprovechamiento académico, ya que (¿quién sabe cómo?) fue uno de los primeros cinco mejores promedios de su generación. Pero eso no es todo, además se jacta de ser una ávida lectora de pseudoliteratura relacionada con un solo tópico: el vampirismo. Se vende como una insaciable melómana de rock gótico y metal (géneros de los cuales sólo conoce a tres grupos), que dice detestar los ritmos guapachosos como la banda sinaloense y las cumbias. Todo esta pose, no es más que un disfraz que oculta sus verdaderas inclinaciones, las una niña boba cualquiera que anhela ser percibida como una chica intensa y sombría, cuyas ideas de naturaleza aguda y penetrante, trascienden los estándares de la media. Para mí, no deja de ser más que una insípida y llana snob.
De esta clase de especímenes están llenas la red y las aulas de cualquier universidad del país. Sujetos que creen haber develado el enigma interminable de la existencia humana al experimentar algún contacto superficial con los grandes pensadores de todos los tiempos, como si poseer un librero colmado de grandes clásicos de la literatura o de la ciencia les proporcionara automáticamente de un bagaje de conocimientos infinitos, los que no están al alcance de toda posibilidad terrenal. Por este motivo se perciben, se definen y actúan como seres privilegiados, únicos, los que siempre tienen la última y excelsa palabra. Se creen líderes de opinión porque su juicio cuenta con la infranqueable cualidad de retomar opiniones ajenas, para luego escudarse en ellas y defenderlas como si fuesen propias. Su constante parafraseo de ideas, frases ó máximas de voces autorizadas o personas que cambiaron al mundo no tiene fin ni posibilidad de réplica, puesto que si alguien se atreve a argüir su opinión, el osado sujeto es acallado por su séquito infaltable de zalameros, doblemente ignorantes, porque en muchos casos no saben ni entienden de lo que habla su líder.
Uno de los temas que defienden con encarnizada vehemencia es la superioridad de todo lo nacional sobre lo foráneo. Sin un análisis objetivo, sitúan con mayor calidad los productos y servicios, los usos y costumbres, la idiosincracia y todo lo que genere este país ante lo que proviene del extranjero. Lo erróneo de esta creencia es que no le dan el justo valor que merece tanto lo propio como lo que no es originario de la patria.
En conclusión, me queda únicamente por expresar que todo este juego de fingir y simular ser alguien que en realidad no sé es, me enferma hasta el cansancio. Si acaso todo lo anterior no sirvió para ilustrar cabalmente el snobismo, retomemos las palabras de una de sus máximas representantes: "es como cuando estas sentado en la playa viendo un atardecer, escuchando el romper de las olas, sintiendo la brisa del mar jugando con tu cabello mientras estas divagando en la nada, y te sientes completo" o que tal ésta otra: "Claro que hay cosas chockys que a más de uno frikearian, pero a estas alturas yo digo, "the circle only has one side". Que alguien venga y me explique desde cuándo la nada es estar completo o si un anglicismo debe ser usado indiscriminadamente en lugar de un verbo que puede designar la misma acción en nuestro idioma, en este caso algo "anormal".
Como última sugerencia, por favor dejen de ocupar espacios que no aportan nada y vuelven la red de información más grande del planeta en un soso e interminable cúmulo de porquería, cumpliendo la función, en el mejor de los casos, como un pasatiempo en las inacabables noches de insomnio. Escriben no por el placer de hacerlo, sino porque estiman que el mundo se está perdiendo de sus descollantes contribuciones al saber humano.
¿Ya ves Volpi? ¡lo que provocas con tus disparates!

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