
Director: Edgar Wright
Duración: 99 minutos
País: Reino Unido/Francia
Reparto: Simon Pegg, Kate Ashfield, Nick Frost, Lucy Davis, Dylan Moran, Nicola Cunningham, Keir Mills, Matt Jaynes, Gavin Ferguson, Peter Serafinowicz, Horton Jupiter, Tim Baggaley, Arvind Doshi, Rafe Spall, Sonnell Dadral, entre otros.
" Una comedia romántica con zombies. Llega un momento en la vida de todo hombre en el que ha de levantarse del sillón y matar unos zombies. La vida de Shaun es un callejón sin salida. Se pasa la vida en la taberna local, 'The Winchester', con su íntimo amigo Ed, discute con su madre y descuida a su novia, Liz. Cuando Liz lo deja, Shaun decide, finalmente, poner su vida en orden."
Una de las pocas con zombies que realmente me encanta. La carátula de una de sus ediciones reza: "Una comedia romántica, con zombies".
Lo de "romántica" quizá está un poco de más, será una forma de publicitar una película de género de forma distinta, intentándola alejar de la mayoría de las comedias gore. Pero no lo necesita; tiene carácter propio.
Es una comedia inglesa a la inglesa, de 'terror', con zombies, algo de gore, y muy alejada de sus congéneres.
Su director y su reparto son los de la magnífica serie británica "Spaced", que en español se traduciría como 'dispersos', y por supuesto ambas producciones tienen mucho en común. Quienes hayan visto esta cinta disfrutarán mucho de dicha serie y viceversa.
En esta obra se recurre mucho al humor absurdo y aparatoso, muy inglés, propiciado por los métodos poco ortodoxos y la forma insensata en que los protagonistas hacen frente a la amenaza, por la poca importancia que a veces parecen dar al hecho de que la humanidad se desmorone, y por permitir que sus circunstancias personales se inmiscuyan en su lucha por la supervivencia.
Todo el inicio me parece genial, con el protagonista tan enfrascado en su rutina y sus preocupaciones, que no se da cuenta de que el mundo se está viniendo abajo por momentos, es el fin del mundo, pero parece que todos tengan cosas más importantes de las que preocuparse, de forma que el ser devorado por unos zombies pasa a un segundo plano, e incluso nos olvidamos de que están al acecho.
Es otro acierto de la película, el tratar a los personajes con prioridad sobre la situación.
El filme de Wright es cosa aparte. Integra los toques de terror y gore en su peculiar estilo de humor, y consigue una película que, aparte de desternillante, tiene mucha personalidad, en la que sobresalen todos los personajes, que dan el salto de una cotidianeidad plasmada con soltura, a un inminente y fiero Apocalipsis para hacernos pasar un muy, muy buen rato.
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