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Eyes Wide Shut (1999)




Director: Stanley Kubrick

Duración: 159 minutos

País: Reino Unido/Estados Unidos

Elenco: Tom Cruise, Nicole Kidman, Sydney Pollack, Marie Richardson, Rade Serbedzija, Todd Field, Vinessa Shaw, Sky du Mont, Fay Masterson, Leelee Sobieski, Thomas Gibson, Madison Eginton, Jackie Sawiris, Leslie Lowe, Peter Benson, entre otros.

" Un médico de la ciudad Nueva York, que está casado con una curadora de arte, se lanza a una peligrosa y desgarradora odisea nocturna que lo lleva a un descubrimiento sexual y moral, después de que su esposa le confiesa que en una ocasión estuvo a punto de engañarlo."


Una de mis películas favoritas. Me encanta el ambiente tenso y el terror psicológico que la rodea todo el tiempo y cada escena resulta fascinante en esencia. Una cinta que no fue hecha con la intención de ser particularmente erótica, como muchos espectadores esperaban. Es simple, Kubrick no habría permitido que se comercializará de tal manera. Otro punto relevante: muchos de los personajes que Bill conoce son puramente simbólicos, por lo que no deberían existir las quejas de que son inconcebibles o caricaturizados. Y no discutiría con otras personas que se quejan del ritmo lento de la película, en lo personal a mi no me molesta.

Breve reseña: la primera parte de la película establece el contexto y nos presenta a los personajes principales: Bill y Alice, Nick Nightingale y Ziegler. La situación matrimonial de Bill y Alice se vuelve clara y luego la confesión de la mujer desencadena una serie de eventos que conforman el tema principal de la película. Bill tiene varios encuentros sexuales con extraños, antes de que Nightingale le comente sobre la misteriosa orgía enmascarada que ocurre en una mansión. Para mí, una de las secuencias más siniestras y más inquietantes en la historia del cine. Bill descubre que los banquetes los dirige una sociedad extremadamente privada y que los intrusos son tratados con severidad. Después es salvado, gracias a que una mujer parece sacrificarse en su nombre.
La última película de Stanley Kubrick es tal vez la primera de su tipo: es el único filme que he visto que existe dentro del estado de la muerte misma. Ningún dato nuevo; Kubrick murió cuatro días después de enviar la versión final a Warner Bros., Sydney Pollock murió en 2008 y algunas otras personas que conocí y que vieron esta película en una proyección en el año en que fue lanzada, están muertas. Sin embargo, estas no son las únicas razones por las que esta obra evoca un genuino estado de muerte, sugiere dicho estado a lo largo de la odisea sexual del protagonista. Para ilustrar esto, hay que descubrir que durante la orgía masonica (secuencia que ya he mencionado) que es posiblemente la pieza central de la película, las mujeres son usadas y desechadas como cadáveres que solo son valorados por su ganancia utilitaria.
Otro punto a destacar es que está envuelta en un azul ultravioleta, especialmente en los minutos finales donde se acentúa la esencia pusilánime de algunos personajes y una particular humanidad vulnerable, y el poderoso rojo que contrasta con este azul refleja uno de los temas favoritos de Kubrick: la dominación. Y quizás resulte inexplicable que esta creación traiga a la memoria los pensamientos moribundos de un hombre. De forma irónica, esta película se siente más fresca y atemporal que muchas de sus contemporáneas, lo que únicamente reafirma el valor inestimable de todas aquellas contribuciones de Kubrick al cine y por ello acertadamente sobrevino una década de sequía cinematográfica después de su fallecimiento. De hecho, estaba de moda burlarse de la que en su momento fuese la última película de Stanley Kubrick durante toda su carrera cinematográfica, sin importar el hecho de que el personalmente la considerara su favorita. En esta oportunidad, parecía que el publico esperaba que el director los inundara con erotismo gratuito en lugar de ideas. Sin embargo, este proyecto ha superado al tiempo y a la industria del cine en sí.
Porque hay que decirlo, en esta ocasión me toca escribir sobre una obra injustamente menospreciada. Y esto ha sido así desde el momento en el hizo su acto de aparición en el escenario. Se le aplaudió en aquella época a otras obras que fueron sus contemporáneas y de las que hoy, nadie se acuerda. Y todo ello puede deberse a un hecho sobre el cual el propio Kubrick argumentó. Alguna vez mencionó que la observancia era un arte moribundo. Y quiero suponer que se refería al hecho de prestarle toda la atención a lo que aparece en una pantalla. Y esta película requiere una atención enorme al detalle y una capacidad de observación que trasciende al blockbuster regular del verano (menos mal que ya no pudo apreciar lo que sucede en la salas de cine actualmente o se volvería a morir). Es que no sobra decirlo, es fácil perderse en el aterrador laberinto que suponen las reflexiones del célebre director.
Sin embargo, a diferencia de otros filmes, este refuta lo trascendental en las imágenes y la magia que aparecen en la mayoría de los trabajos de Kubrick, incluso en ella misma, y despoja a la humanidad de su frágil esencia (metafóricamente hablando); y el realizador llega a la conclusión de que cuando el hombre se enfrenta a la fría y dura realidad; prefiere favorecer a un autoengaño que lo reconforta y a lo dichosa que puede ser la ignorancia.
Durante el sorprendente discurso que casi al final del metraje nos brinda el personaje Victor Ziegler interpretado de forma magistral por Sydney Pollock, este sostiene que las orgias son practicas por la elite de la sociedad que obviamente excluye al galán Dr. Harford. Mientras que el protagonista se dedica gran parte de la duración de la primera mitad de la cinta tratando de participar en alguna clase de infidelidad, todo ello después de que su esposa le revela que estuvo dispuesta a elegir una noche de sexo salvaje con un atractivo oficial de la Marina, por encima de su prometedor futuro.
Naturalmente, esto enfurece (¿o debería decir que lo exalta?) a Bill y decide pasar la noche tratando de satisfacer la necesidad personal que lo abruma de subyugar sus sentimientos de impotencia, sexualmente hablando y de otras maneras también. Incluso en los primeros minutos, podemos apreciar que en la fiesta el distinguido médico camina con dos modelos, pero si se desea ser perverso podría declarar que su corta estatura supone de modo implícito su falta de poder. Por tal razón, el confundido y suspicaz esposo está convencido de que ha sido sometido a una vida donde debe representar a un cónyuge dócil y sumiso, y estima que su esposa es la única responsable; por lo cual se compromete hasta el final a reafirmar su masculinidad. 
Para ello Kubrick prácticamente traza (en realidad las filmó) largas tomas de Nueva York a la medianoche, que están diseñadas únicamente para inspirar miedo en el espectador. Es más, cada hermosa toma logra capturar la esencia misma de los colores suaves y cálidos en un principio: los que pronto van disminuyendo al avanzar la historia, para convertirse después en colores oscuros y fuertes que reflejan ese estado casi onírico que muchos han descrito cuando ven esta película. Sin embargo, para mi, evoca un presagio de muerte, como un estado que sugiere algo afín a una condena inminente.
En otras palabras, la búsqueda de Bill por tratar de reafirmar su masculinidad lo lleva a ser castrado (en un sentido figurado) cuando consigue ingresar a la orgía y se vuelve socialmente impotente por la forma que es tratado por un grupo enmascarado que pertenece a una élite. Es decir, su viaje no lo conduce hacia la iluminación ni la satisfacción, sino a la humillación y a la posterior comprensión de que ha sido domesticado por las clases superiores. Irónicamente, su búsqueda frenética de empoderamiento sexual solo lo lleva al discernimiento de que está sometido socialmente hablando. Sí, el talentoso y distinguido Doctor no es tan influyente como se había imaginado. Lo cual no es muy diferente de la percepción que tiene dicha élite sobre las mujeres; suelen utilizar para sus reuniones a prostitutas de clase alta como objetos altamente valorados por su utilidad como si de mercancía se tratase y esto refleja la representación que tienen de las masas que a su vez son responsables de su éxito. 
Por ejemplo, como sucede justo el principio, cuando Ziegler necesita de la ayuda del médico protagonista para revivir a una mujer que yace casi moribunda después de una sobredosis por usar una combinación de cocaína y heroína; el anfitrión de la velada valora a Bill por su experiencia como médico (la que le ha evitado problemas con la ley) más allá de la propia persona. En consecuencia, la obra de Kubrick sostiene que vivimos en la ignorancia cuando se refiere a las percepciones que los otros tienen sobre nosotros y este es el miedo existencial que realmente angustia a Harford. La alta sociedad es quien realmente consigue ver a Harford desenmascarado, vulnerable y de modo expuesto. Por eso Ziegler le manifiesta de forma contundente: Si supieras quién estaba allí, no dormirías tan bien. Esto es: el director finalmente ha expuesto al hombre por lo que realmente es, vulnerable e ignorante sobre aquellas fuerzas misteriosas que lo gobiernan.
Al final, en uno de los diálogos de cierre más traviesos y complejos de la historia del cine, Bill y Alice concluyen que han aprendido a dejar de preocuparse y amar la bomba (parafraseando al maestro). Puesto que se niegan a reconocer su impotencia social y prefieren que sus ojos permanezcan cerrados, ignorando las misteriosas fuerzas que los dirigen.
No obstante, en una nota que podría considerarse un poco más optimista, es probable que la odisea del doctor solo lo volvió consciente de su particular vulnerabilidad, y Kubrick evoca esto a través de las imágenes oscuras que recrean la sensación de paranoia que Bill está experimentando. 
Para resumir el personaje principal se da cuenta en ultima instancia, que lo que realmente importa son el amor y la familia. Esto en oposición al poder que anhelaba en un inicio, pero que se termina manifestando de otras formas inesperadas, ya que el solo estaba a merced de otros que realmente cuentan con ese privilegio.
Estoy abierto a toda clase de interpretaciones de esta película, porque estoy convencido de que Kubrick deseaba que los ojos del publico permanecieran abiertos tan pronto terminaran de experimentar el visionado de esta obra maestra.

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