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The Hobbit: An Unexpected Journey






Director: Peter Jackson

Duración: 169 minutos

País: Estados Unidos/ Nueva Zelanda

Elenco: Ian McKellen, Martin Freeman, Richard Armitage, Ken Stott, Graham McTavish, William Kircher, James Nesbitt, Stephen Hunter, Dean O'Gorman, Aidan Turner, John Callen, Peter Hambleton, Jed Brophy, Mark Hadlow, Adam Brown, etcetera,

" Un hobbit reticente de nombre Bilbo Baggins, se dirige a la Montaña Solitaria junto a un grupo de enanos que buscan recuperar lo que en el pasado fue su casa en la montaña (y el oro que hay dentro de ella) y que ahora es habitada por el dragón Smaug."

Lo primero que habría que expresar en esta que pretende ser una breve reseña, debería ser: el regreso de Peter Jackson al mundo de Tolkien fue una decisión equivocada. Y es que, como muchos fanáticos de sus obras lo señalaron desde el principio de manera pertinente, había que ser poco sensato para no estar en contra de la idea de que un pequeño libro se convirtiera en una trilogía. Aún siguen estándolo, según me he enterado.
Muchos incluso han declarado que estas nuevas entregas no se deberían equiparar con la otra trilogía que resulta ser muy superior a esta, el conjunto de tres obras del Señor de los Anillos. Bueno, la faena parece complicada, especialmente si se toma en cuenta el hecho de que el propio Jackson ha intentado de manera tan ardua recrear el estilo de sus celebres producciones porque me imagino que pensó que eso era precisamente lo que el público quería. Pero falla bastante en su peligrosa aspiración
La primera de sus flaquezas en mi opinión es ese humor extraño, poco acertado y sumamente físico que se vuelve penoso. Este humor malogrado involucra bromas sobre mocos, eructos, cabello mezclado con excremento y alguno que otro chiste que va por esa misma dirección y nivel. Y no es necesario recordar que todo este relato se basa en un libro para niños. Claro, el material original del que proviene fue escrito para niños, pero en esta ocasión estoy hablando de una pelicula que es todo menos de esencia infantil
La suma de todo este humor estúpido para el producto, realmente estropea todo el tono de la misma; no sé siente que pertenezca al universo del mencionado Lord of the Rings al que esta cinta está tratando de emular con tanto esfuerzo. En efecto, la película trata de volverse épica por medio de toda clase de chistes patéticos. No creo que alcanzar una meta tan ambiciosa se consiga de ese modo. 
Es decir, a mi no me importa que haya un poco de humor de vez en cuando, pero aquí aparece de manera exagerada y provoca que la narrativa se sienta muy desequilibrada.
Incluso sin haber leído la novela, mientras se contempla este filme nada puede borrar el sentimiento que aparece en algún momento de que se está ante un trabajo inflado deliberadamente por cuestiones insustanciales, con un par de ojos apuntando de manera aguda hacia la taquilla.
La creación de cierta clase de cine que suele ser tildado de exitoso por sus logros en ese aspecto, se define por la buena distribución de todos los recursos con los que dispone y la eficacia con que se puede contar una historia con imágenes. Peter Jackson demostró contar con esa habilidad con lo realizado en su afamada trilogía, logrando equilibrar de forma conveniente múltiples hilos narrativos y personajes, asegurándose que cada uno tuviera una cantidad apropiada de peso emocional en la historia.
Entonces, ¿por qué eligió realizar una película de acción lineal, carente de alma, sumamente acelerada, pero tan insulsa que nunca se entiende como puede ser el comienzo de una trilogía? Solo encuentro dos posibles respuestas para tal interrogante: el metálico o estaba aburrido.
Transcrita y compuesta por cuatro guionistas, incluyendo al propio Jackson, esta creación hubiese resultado más satisfactoria en una sola entrega, beneficiándose de temas mas valiosos y de una acción mejor usada y presentada. En cambio, una novela que apenas consigue las trescientas páginas se extiende a casi tres horas en esta primera parte, aunque solo se empleen para mostrar escenas de batallas aburridas y una nueva tecnología que me parece superflua, por ser falsamente considerada como innovadora.
El exceso de entusiasmo en Jackson proviene de su fascinación por la cultura geek. Desde el inicio de su carrera allá por la década de los ochenta, cuando realizaba películas de terror de bajo presupuesto, se preocupaba por temas como los zombies y lo misterioso. Por otro lado, sus recientes proyectos han sido criticados por ser demasiado dependientes de los efectos especiales. En ese sentido, la trayectoria que ha seguido su carrera, desde el horror de segundo nivel hasta llegar a los grandes éxitos mundiales, no es distinto a lo ocurrido con James Cameron, quien en alguna clase de coincidencia ha decidido utilizar el estudio de efectos especiales de Jackson para seguir laborando en alguna secuela de Avatar.
Ambos realizadores se han quedado atrapados en el simple espectáculo, y lo demuestran en cada una de sus recientes películas, obras que emergen para la gran pantalla cada vez más elaboradas y técnicamente sofisticadas que las anteriores. Los dos parecen tener la intención de desvanecer las lineas que existen entre los videojuegos y el cine, lo que obviamente significa más inversión en tecnología y efectos, en lugar de centrarse en el elemento más trascendental de este arte: el guión.
Por tal motibo, estoy convencido que un director que hubiese estado distanciado del material de origen y de la cultura del videojuego podría haber conseguido que esta cinta fuese menos autoindulgente y embrollada. Por culpa de una batalla legal entre Jackson y New Line Cinema, el señor Guillermo Del Toro, quien estaba destinado originalmente a dirigir la película fue reemplazado. A partir de ese hecho, todo empezó a ir en picada.
Tal como podemos verlo en cada minuto, en cada escena, en cada secuencia, el amor del director por los videojuegos es demasiado evidente. El guión se queda corto en temas, en caracterización de los personajes y en tramas secundarias. La estructura demasiado rígida en la que está fundamentada, se manifiesta en cada oportunidad al estar demasiado preocupada por mostrarnos cada uno de los escenarios y los ambientes, en lugar de la historia. Además, cada escena es como el nivel de un juego, diseñado para mostrar una galería de monstruos, que no son otra cosa más que engranajes oxidados en la estructura raquítica y cansada que la película usa para generar suspenso. Esto es: el planteamiento del problema es seguido por el peligro y luego aparece alguna vía de escape. En suma: pulse start y que comience el juego.
Si el deseo de los enanos por recuperar lo que alguna vez fue su hogar, representa lo más parecido a un motivo para contar esta historia, todo aquello se pierde regularmente en la ráfaga de la acción, la mayor parte de la cual es poco comprometida, de bajo nivel y carente de tensión. Por eso, hay que decirlo, una buena escena de la película, que sin duda añade algo de suspenso e intriga a la trama es aquella que mplica la reaparición de la criatura Gollum, lo cual provoca que se comiencen a atar hilos de nuevo con la otra trilogía. Al respecto, quiero expresar que me quedo con el detalle en las expresiones de Gollum, capturado de nuevo de forma maravillosa por Andy Serkis, ya que es más increíble que antes.
Para terminar, si amas las películas anteriores, habrá momentos en esta cinta cercanos a ellas a los que te aferrarás, pero son muy pocos, y no son suficientes.

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