Director: Chris Columbus
Duración: 152 minutos
País: Reino Unido / Estados Unidos
Elenco: Richard Harris, Maggie Smith, Robbie Coltrane, Saunders Triplets, Daniel Radcliffe, Fiona Shaw, Harry Melling, Richard Griffiths, Derek Deadman, Ian Hart, Ben Borowiecki, Warwick Davis, Verne Troyer, John Hurt, Richard Bremmer, Geraldine Somerville, Harry Taylor, Julie Walters, Bonnie Wright, Chris Rankin, James Phelps, Oliver Phelps, Rupert Grint, Jean Southern, Emma Watson, entre otros.
" Rescatado del terrible maltrato que sufre a manos de sus tíos, un joven muchacho con un gran futuro por delante, pone a prueba todo su talento y valor mientras es enviado a la escuela Hogwarts de brujería y hechicería."
Para empezar esta nota habría que decir que alguna vez existió una novela llamada Gone With the Wind, que resultó ser un fenómeno literario y que produjo a su vez una película que tuvo que satisfacer las correspondientes calificaciones exigentes de sus seguidores. Aquel suceso es comparable con la obra de la que escribiré en esta ocasión. Y lo es, en el sentido de que todos aquellos fanáticos tenían alguna clase de opinión sobre la producción, por ejemplo sobre el casting de la película, que al paso de los años resultó ser maravilloso. Y asimismo los novelistas exigían cierta clase de lealtad al manuscrito, que en general era respetado. Además se reclutaba a cierto tipo de directores en quienes se podía confiar para trabajar de forma considerada en el material. Finalmente los ilimitados cálculos se efectuaban, mientras se construían los mundos corporales de las novelas. Así que, los productores desafiaron las restricciones estándar sobre el tiempo de ejecución, para incorporar todos los episodios narrativos indispensables.
Lo dicho hasta aquí supone que las novelas de Harry Potter escritas por J.K. Rowling lograron cautivar la imaginación del público como ninguna otra creación de literatura infantil de los últimos años lo había hecho. El acierto de Rowling fue combinar dos temáticas que en la ficción infantil normalmente se mantenían separadas: por un lado el mundo la magia y la brujería, y por el otro el mundo de los internados.
El concepto básico detrás de la historia es que, junto al mundo cotidiano en el que todos habitan, existe un sombrío Mundo Mágico, que es prácticamente invisible para los llamados Muggles (aquellos seres que carecen de poderes mágicos). A su vez, los habitantes de este mundo parecen ser humanos normales, pero poseen habilidades mágicas. Por su parte, el héroe de Rowling, Harry Potter, es aquel niño huérfano que vive en una casa suburbana con sus desagradables parientes, los Dursley. Siendo un total extraño para ellos, Harry resulta ser un mago secreto que ha heredado los poderes mágicos de sus fallecidos padres, y en su undécimo cumpleaños se le ofrece un lugar en la escuela Hogwarts de Brujería y Hechicería, un gran edificio gótico en las tierras altas escocesas, donde todas las brujas y magos británicos son educados.
Ahora bien, esta fue la primera cinta de la serie de películas del joven mago. Cada uno de los libros de Rowling cubre los eventos de un solo año en la carrera de Potter en Hogwarts, y el plan original era que una nueva película fuese lanzada cada año entre 2001 y 2007. Sin embargo, este plan, resultó ser demasiado ambicioso, posiblemente porque la escritora no había terminado de escribir las siete novelas en el 2001, y la serie no se completaría hasta el lanzamiento de la segunda parte de Harry Potter and the Deathly Hallows en el verano del próximo año.
Ahora veamos, esta cinta sirve esencialmente como una introducción a la saga; gran parte de la los primeros minutos se utilizan en presentarnos al propio Harry, a sus dos amigos cercanos Ron Weasley y Hermione Granger y a los diversos maestros, personalidades e instituciones que se encuentra al llegar a su nuevo colegio. Llegados a este punto, conocemos que incluso en ese Mundo Mágico existen villanos. De hecho, al igual que lo que ocurre en otras historias de fantasía, como el caso de Lord of the Rings de Tolkien, la serie de Harry Potter fue concebida como una alegoría que fuera acerca del bien y del mal. Obviamente, si lo estoy señalando como un punto fundamental de la misma, no estoy descubriendo el agua caliente, ni mucho menos la tibia.
Pero como los humanos ordinarios, los magos cuentan con el conocimiento del bien y del mal y la responsabilidad moral de elegir entre ambos caminos. Algunos de esos magos han decidido pasarse al lado oscuro, el más prominente entre ellos es el temido Lord Voldemort, que fue responsable de la muerte de los padres de Harry. Aunque la emoción realmente comienza en la segunda mitad de la película, cuando Harry y sus amigos aprenden, y tratan de frustrar, un intento del abyecto mago Voldemort por obtener la legendaria Piedra Filosofal que le daría gran poder y la inmortalidad.
Pero la verdadera razón por la cual este producto casi arquetípico funciona tan bien para un publico cuyo rango oscila entre los diez y los veinte años, se debe a su humor, a su entusiasmo juvenil. Aunque está claro que el director dispone y retoca el uso de su cámara de manera caprichosa y no es el cineasta ideal para la puesta en escena de la acción dramática o el indicado para desarrollarla con un acento oportuno, en cambio depende todo el tiempo de los efectos visuales y el score sofocante y agitado de John Williams para intervenir en los momentos cruciales. Sin embargo, todo está en el nivel narrativo apropiado, tomando en cuenta que se nos sumerge en un mundo fantástico e inusualmente atractivo y que parece estar a nuestro alcance por el diseño de producción, las locaciones, los efectos especiales y los actores. En esto, la clave naturalmente es Radcliffe. La apariencia facial común y corriente del joven Daniel, el pelo oscuro y descuidado, la mirada perdida envuelta en las gafas redondas convierten a Harry en un personaje adorable de forma instantánea. Es decir, es un pobre niño indefenso promedio, al que lo rodea el gran enigma que resulta ser el poder incalculable que posee.
Después, cuando a los cuarenta minutos de metraje, la escuela finalmente hace acto de aparición, un grupo de niños rema a través de un lago por la noche hacia las torres elevadas de un majestuoso bastión, la película establece finalmente una atmósfera de fantasía y misterio sobre lo que está por venir. Entonces la estupenda Maggie Smith vuelve a ser la profesora McGonagall, quien encabeza la redudante repartición de estudiantes de manera arbitraria en la Gran Sala, por medio de un agradable sombrero parlante. Harry, Ron y Hermione terminan juntos en Gryffindor, mientras que su pequeño rival Malfoy es asignado a Slytherin, donde el temible profesor Snape (interpretado magistralmente por Alan Rickman) gobierna. Como resultado, un banquete se materializa en las colosales mesas, los fantasmas revolotean de formas graciosas, las pinturas son de carne y se mueven y las escaleras cambian de posición de maneras inesperadas.
Me gustaría dejar claro que nunca he leído la saga de Harry Potter, pero muchos adultos me comentaron a lo largo de los años que merecían echarle una ojeada. De hecho, fue bastante admirable en aquel momento, cuantos seres ya avanzados en años y cuya adolescencia había quedado atrás hacia mucho tiempo estaban inmersos en dicha serie de libros. Esto de alguna manera, me dejó con la pregunta si todo se trataba acerca de una segunda infancia, y cuán inteligente era la gente que estaba invirtiendo en ellos. Claro, ya había visto un par de cintas de la serie y aún no me quedaba clara su esencia.
El hecho de ver esta cinta puede brindar una idea más cercana al valor más profundo de la saga, aunque sólo sea en un sentido. El universo de Harry Potter, al menos lo que se presenta en pantalla, está repleto de personalidades coloridas, fantásticos telones de fondo y algunos objetos mágicos creados con mucho ingenio. En el centro hay un personaje que reúne lo mejor de Luke Skywalker y Frank Merriwell, mientras que intenta recordar y recuperar una identidad británica ligeramente anticuada, en línea con los exploradores victorianos. Creo que ahora lo entiendo todo.
Admitamos por el momento una sola cuestión: esta película trata de hacer demasiado en función con el material de origen. Tal vez, una edición más sensata habría sido una buena idea. Esto es, la película utiliza demasiados minutos en la palabrería, y a menudo no pasa nada más; así como hace uso de de cuestiones que parecen no encajar y que se recuerdan justamente por el momento en el que los créditos empiezan a aparecer en la pantalla. Incluso los elementos centrales de la trama parecen señalados y tratados inadecuadamente. Por ejemplo: ¿cuál fue el papel del profesor Snape en la historia? ¿O realmente necesitamos pasar tanto tiempo con los desagradables tíos de Harry, dado que se presentan y desaparecen de la historia en veinte minutos? ¿O acaso ningún niño del colegio se siente un poco celoso por la atención que recibe de todo el mundo el precioso Harry?
Por supuesto, hay que decirlo, la historia también se resuelve de maneras demasiado sencillas. No hay ningún verdadero desafío al que se enfrente nuestro héroe. Todo lo que le sucede a Harry se manifiesta con un mínimo de alboroto y tantos aplausos de los personajes que lo rodean que en algún punto se empieza a volver cansado, incluso si el actor que lo interpreta es adecuado para permanecer sonriente todo el tiempo y proyectar alguna clase de asombro. Al final, cuando la solución a alguna crisis que se estuviera presentando, era literalmente encontrada en el bolsillo del pantalón de Harry, me encogía de hombros y pensaba para mí: por supuesto, es Harry Potter.
A veces, resulta dificil creer que la gente se emocione con tan poco. En realidad, me refiero más a todos aquellos lectores de libros, por no querer hacer burla de todos aquellos niños/adultos corriendo con sus escobas, gafas y bufandas en ciertos lugares. Hay que reconocerlo, hay algo bueno en el núcleo de la película, y es probable que también se encuentre en la visión de la autora como se presenta en las novelas, pero no se encuentra acertadamente aquí. A veces parece que el realizador estaba más interesado en darle a cada parte favorita suya que aparece en el libro su propio turno en la pantalla, que en contar una historia interesante.
Para simplificar, puede ir en busca de su niño interior, pero terminará sintiéndose ciento sesenta minutos más viejo que cuando todo empezó. Sobrevalorada, pero entretenida.
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