Director: Edgar Wright
Duración: 109 minutos
País: Reino Unido/ Estados Unidos / Japón
Elenco: Thomas Law, Zachary Bailess, Jasper Levine, James Tarpey, Luke Bromley, Sophie Evans, Samantha White, Rose Reynolds, Richard Hadfield, Flora Slorach, Francesca Reidie, Charlotte Reidie, Pierce Brosnan, David Bradley, Michael Smiley, Simon Pegg, Jonathan Aris, Nick Frost, Martin Freeman, Paddy Considine, Jenny Bede, Eddie Marsan, Richard Graham, Alice Lowe, Rafe Spall, entre otros.
" Cinco amigos se reunen en intento de conseguir un viaje épico a través de diferentes pubs, el cual no consiguieron completar veinte años atras, de manera involuntaria se convierten en la unica esperanza de la humanidad para alcanzar la supervivencia."
Después de haber amado Shaun of the Dead y luego de haber disfrutado realmente Hot Fuzz, las expectativas con esta cinta eran altas. Y mientras que esta película no es tan buena como las dos creaciones antes mencionadas, al final debo asegurar que es una obra muy entretenida en la mayor parte de su metraje (aunque es probable que no sea para todos los gustos) y me parece que alcanza un nivel digno en lo general.
En mi opinión, Edgar Wright es uno de los directores más inteligentes y creativos que existe en la actualidad. Si has visto alguno sus trabajos antes mencionados, entonces seguramente estarás familiarizado con la habilidad del director para mezclar el tema de la amistad tratado con mucha emoción, la vida moderna y la convivencia, junto a la llamada comedia de slapstick (comedia muy física), sátira, y el ingenio verbal que se da como si de un tiroteo se tratara.
Pero hay algo más sobre el trabajo de Wright que escasea en estos días, especialmente en la comedia: este tipo construye verdaderas artesanías en sus películas. Lo menciono de esta manera porque compone guiones intrincados, después los dirige con el ojo que posee un escultor para el detalle. Cada toma y cada forma en que fue editada alguna secuencia es exactamente la correcta, lo que subraya el impecable ritmo de sus actores para lograr vendernos cada una de sus acciones.
Durante los primeros veinticinco minutos, la película tiene todas aquellas cualidades que atesoran sus predecesoras, tanto que no exagero si afirmo que está muy cerca de aquellas en cuanto a un nivel de calidad en su conjunto. Es un filme muy bien construido, con una edición inmaculada, paisajes evocadores y gran vestuario, fotografía hermosa y que trae a la memoria ciertas épocas y efectos visuales que a menudo son magníficos. Además de una banda sonora maravillosa, la cual encaja perfectamente con las situaciones y que desprende una verdadera sensación de nostalgia.
Una vez más, Edgar Wright dirige con mucha energía y entusiasmo y no produce nada extraño para perjudicar las actuaciones y la química que existe entre los actores (la cual es en realidad una de las mayores fortalezas de la cinta).
Por otra parte el guión, cuyas mejores lineas van en su mayor parte para el lucimiento de Pegg, disfruta de cada gramo de la agitación y la hilaridad sobre las que están construidos (con muy poco de los restos de sus precursoras, algunos que parecen serlo o están cerca de serlo gozan de alguna clase de indulgencia) los guiones del par de integrantes de la trilogía de la que forma parte. En cambio, el contenido emocional y el desarrollo de los personajes en esta ocasión, también logra ser más complicado que en esas películas.
Claramente, en esta creación hay mucha emoción involucrada. Y dejando de lado al unidimensional y poco utilizado personaje de Sam (en el sentido de que si no se hubiese escrito no habría dañado la película en absoluto), el resto de ellos resulta interesante. Aunque en ese tema, lo que le toca interpretar a Eddie Marsan, debo manifestar que es más relleno que otra cosa.
En cuanto a la historia, a pesar de comenzar con un ritmo que podría llamarse lento, parece estar perfectamente marcada, estructurada de modo astuto en la gran parte de sus minutos, y funciona muy bien como un estudio a profundidad de los personajes. Sin embargo, es la ejecución la que falla. A mi parecer lo mejor que el trío de Pegg, Frost y Wright han tenido para ofrecer y ponerlo sobre la mesa no es comedia, sino más bien, las tramas brillantemente organizadas.
En las entregas anteriores también existía un establecimiento de los personajes y sus circunstancias que resultaba lento, pero al final esto no importaba, ya que en el segundo y tercer acto los puntos más altos eran magistralmente desplegados. En este caso, hay un defecto distintivo en la ejecución, lo que a su vez provoca que la película y su trama se vaya esfumando, en lugar de convertirse en un relato cada vez más entretenido a medido que este avanza.
Lamentablemente, el problema de esta entrega no radica en su lenta puesta en escena (que ya había anticipado) o en su segundo acto, que en realidad es muy divertido, ya que cuenta con muchas observaciones atinadas y conmovedoras sobre el cambio y la madurez. Ni siquiera tuve algún inconveniente con el aspecto aquel muy semejante de la Invasión de los ladrones de cuerpos (solo que parecía un poco forzado), o las incontables secuencias melodramáticas. Mi problema con la película está casi enteramente en su final. Aunque no tengo la intención de estropearlo al contarlo con detalles, debo señalar algunas cosas para que se comprenda de una mejor manera. En los finales de las entregas pasadas, estos consistieron en una culminación coreografiada de forma magnifica en la que se cerraban todas las bromas que se habían mostrado una hora antes. Esta cinta termina con un argumento muy sardónico, muy británico y bastante anticlimatico. Y mientras que el clímax desacertado sigue ocurriendo, Wright continua extendiendo su idea de lo que es una parodia apocalíptica, para mí, los últimos minutos van demasiado lejos hasta salirse de la vía que seguía la narración, cayendo inevitablemente hasta penetrar en el reino de la estupidez.
Honestamente, me parece que habría preferido que en la historia se hubiese puesto menos énfasis en las secuencias de acción de grandes dimensiones, en aquellas batallas con robots y muchos efectos visuales y se hubiera centrado más en las travesuras que suceden en el viaje épico al interior de los pubs. Cuando la historia es más humana, es más complicada y te obliga a participar en ella. Cuando Pegg, Frost y los otros (incluyendo a Martin Freeman, a quien le tengo cierto afecto personal) están interpretando a personajes que vuelven a convivir por primera vez después de muchos años, y Pegg por primera vez da vida a un verdadero idiota como protagonista, la historia se desdobla y se vuelve muy atractiva.
Tal vez, deberían haber repartido mejor esa parte de la película antes de pasar al caos de la comedia. Bajo mi perspectiva, creo que en lugar de que toda la segunda mitad estuviera dominada por percances robóticos, el primer cuarto del metraje debería haber estado más centrado en los personajes, y el último cuarto habría sido mucho más emotivo y convincente. Pero bueno, el proyecto no es mio. Esto nada más es mi sentir al respecto.
No voy a arruinar nada para aquellos que no han visto la película, pero cuando las discusiones existenciales (monologo apasionado) que Pegg y Frost mantienen al final de la misma con otra entidad aparecieron, fue donde realmente sentí que mi interés empezaba a menguar.
En ultima instancia, debo volver a decir que es una conclusión digna, pero malograda a la llamada Trilogia del Cornetto. Me encantó la primera mitad, pero hubiera deseado que el presupuesto mayor que se les concedió no hubiese afectado la calidad de la segunda mitad y provocara que la narración tan sugerente fuese lanzada por la ventana, no importando si fue hecho intencionalmente para conseguir parodiar películas de ciencia ficción que involucran invasiones o no. Simplemente no funcionó tan bien como las otras dos películas.
En fin, como ya me estoy poniendo reiterativo, para cerrar solo quiero exponer lo siguiente: al final lo más impresionante de esta cinta es el hecho de que se trata de algo. Es decir, la nostalgia es un tema en el que es fácil descender pero difícil de analizar en todas sus partes, así que, esta película aspira de forma genuina el explorar la idea de la memoria selectiva. Como sucede con una mala resaca, nuestros recuerdos tienden a regresar en espasmos subjetivos, y solo se puede acceder a la verdad si se reúne para ello a múltiples testigos. Y al final, la verdad no es tan maravillosa como parece.
Habrá que continuar reflexionando al respecto.
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