Director: Chris Columbus
Duración: 103 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Macaulay Culkin, Joe Pesci, Daniel Stern, John Heard, Roberts Blossom, Catherine O'Hara, Angela Goethals, Devin Ratray, Gerry Bamman, Hillary Wolf, John Candy, Larry Hankin, Michael C. Maronna, Kristin Minter, Diana Rein.
" Un problemático niño de ocho años debe proteger su casa de un par de ladrones, cuando es abandonado accidentalmente en ella por su familia, durante las vacaciones de Navidad."
En los años ochenta, John Hughes produjo (algunas las dirigió y escribió)un puñado de películas y obtuvo con ellas muchos, muchos éxitos. Y para ser más preciso diría que, la mayoría de ellas eran graciosas de una manera prácticamente formal. En una escena de una de ellas llamada Uncle Buck, Macaulay Culkin interroga a una niñera a través de un buzón, todo para asegurarse de que aquella persona no era una malvada mujer. Esta situación inspiró a Hughes a escribir una obra totalmente nueva.
¿Quién habría imaginado que esta y su posterior secuela se convertirían en dos de los éxitos más grandes de todos los tiempos?
Y tal vez dicha gloria se deba a que tanto Hughes como Chris Columbus parecían inclinarse por el establecimiento de sus historias durante la temporada de vacaciones, y al hecho de que consiguen guiarlas sin demasiada sensiblería, o cantidades enfermizas de amor empalagoso.
Esta producción fue aquella que más dinero recaudó en 1990 y suscitó que Columbus ingresara en la llamada lista de los cineastas A de Hollywood. No soy precisamente un gran fan suyo, porque simplemente percibo en él una sustancia tremendamente candorosa que parece infectar, casi todo lo que llega a tener entre sus manos. Este filme es uno de sus trabajos más reconocidos, aunque tiendo a pensar que el guión es más una labor de Hughes, ya que está lleno de pequeños detalles humorísticos, en lugar de lo que he mencionado que caracteriza a Columbus: la cualidad de la chabacanería. Después de todo, como ya lo he hecho notar, esta no era la primera ocasión que Hughes abordaba el tema de los viajes de vacaciones y en lo que a veces pueden convertirse: una autentica pesadilla. El director que dignificó la adolescencia, estuvo al frente antes de otras maravillosas comedias repletas de acción, alcanzando una enorme cantidad de kilometraje en términos de experiencia, trazando escenarios increíbles y utilizando para ello valiosas actuaciones como las de Steve Martin o el propio John Candy. Obras de gran sensibilidad y humor. Verdaderas clases de comedia.
En ese sentido, este ejercicio no parece estar tan bien conseguido. Si hubiese sido liderado por la convincente mano de Hughes, en lugar de la guía simplemente banal de Columbus, podría haber elevado la premisa de la película al estatus de clásico. Aunque esto no signifique que muchos de nosotros no hayamos decidido guardarla en un lugar importante de nuestra memoria emocional cinematográfica. No obstante, es una creación entretenida, que posee divertidas e interesantes ideas tratando de emerger todo el tiempo. Y cuando lo logra, se nos presenta como resultado en la pantalla, una muy buena película.
A pesar de esto, la cinta llega a ser un esfuerzo bastante preciso en general, sin contar alguna vez realmente con la necesidad de arrastrarse por encima de un cierto umbral de apatía. Es una película para niños, por supuesto, y una cinta de ese género que sin duda dicho público disfrutará viendo como el mocoso protagonista frustra la serie de intentos de un par de adultos por causarle daño, en un sentido físico y hasta abusivo.
Los nenes encontrarán alguna clase de empatía con su liderazgo y la forma en que es relegado a manos de sus propios tíos y hermanos, y encontraran lógico el predicamento que puede ser el estar realmente lejos de los miembros de la familia y los padres; mientras que eso de estar solo puede significar ser la fuente primaria y más importante de tus propias aventuras.
De manera sorprendente, la película funciona tan bien incluso si se le aprecia desde una perspectiva adulta; la mirada orientada al niño se hace a un lado, todo ello con la mejor de las intenciones y con las atribuciones suficientes, a pesar del hecho de que solo se puede tener una cierta cantidad de simpatía por un pequeño niño que lo único que desea es toda la atención para él y no lo consigue. Mientras tanto, casi en una actitud vanidosa, se aloja en una casa de tres pisos ubicada en una parte del mundo en la que siempre se tiene la oportunidad de ver nieve en la época de Navidad y forma parte de una familia capaz de regalarse unas vacaciones caras a lugares lejanos. Por todo ello, supongo que la criatura de cabellos rubios no sufre mucho.
Claro, se trata de Macaulay Culkin quien interpreta a Kevin McCallister, el niño atrapado en casa en vísperas de la Navidad, junto a toda la parentela, en la espera del gran acontecimiento que son sus próximas vacaciones, en un lugar lejano llamado París. Kevin es aislado, puesto que se siente frustrado y entonces decide provocar la misma emoción en los demás. Esto se demuestra en una frase que les grita mientras se la pasa de arriba a abajo al interior de la casa, les vocifera con voz chillante: ¡Cuando crezca y me case, por fin podré vivir solo! la cual revela su postura franca pero ingenua.
Realmente no es necesario entrar en detalles sobre la trama. La cinta tuvo un impacto tan grande en personas de todo el mundo, incluso aquellos que no hablábamos el inglés. De hecho, a mi entender fue precisamente el concepto tan curioso que envuelve la trama, el que básicamente atrajo a tanta gente hacia ella. Podría resumirse de la siguiente manera: Un niño de ocho años, de nombre Kevin es abandonado en casa por sus negligentes padres, durante las vacaciones de Navidad. Y ya está. ¿O no?
Bueno, mientras los progenitores se encuentran en París, Kevin tiene el reinado libre de la casa enorme que es propiedad de la familia McCallister. Hay que decirlo con certeza: ese debe ser el sueño de cualquier niño. La libertad de hacer lo que se quiera. Cuando se quiera. No hay padres que los retengan. O padres que los traten de disciplinar cada vez que se salgan un poco de la línea de lo correcto.
Es justo señalar que toda la película descansa sobre los hombros de Culkin. Y me parece que lo compone de manera adecuada. A mi entender, Culkin jamás ha sido un gran actor. Después de todo, alcanzó su punto máximo a una edad temprana, y después de eso su carrera fue en un descenso constante. Pero su molesta precocidad no aparece de manera tan pronunciada en esta ocasión. Aun le quedaba un poco de inocencia al chico, que es lo que le concede al proyecto su propia esencia, su propia ideología. Sin ella, este filme no funcionaría.
Esa es precisamente la razón por la que la secuela no funcionó como se esperaba. Para entonces, Culkin ya tenia doce años y su inocencia infantil ya le había abandonado desde hacia tiempo. Su ego se había apoderado completamente de su naturaleza, y la cinta parecía más un intento calculado por parte de Columbus por replicar todas aquellas cosas que generaron que la primera entrega funcionara tan bien.
El guión bien escrito de Hughes permite que Kevin destaque en sus propias maneras. Se disfruta el poder apreciar los cambios en las emociones del personaje. En primer lugar, aparece el asombro. El mocoso deseaba que su familia desapareciera, y eso es lo que ocurre. Bueno, sólo se han ido de vacaciones, pero en la mente de un niño esto podría estar muy cercano a la genuina satisfacción de los deseos. Esto de manera inmediata conduce a una alegría desenfrenada de vivir la vida en los propios términos.
Pero, poco a poco, la realidad de la situación comienza a modificarse, comienza a desmoronarse. Esto le conduce a la soledad, al miedo y, eventualmente al horror cuando la mansión se vuelve el blanco de dos ladrones de poca monta, Harry y Marv (interpretados por Joe Pesci y Daniel Stern respectivamente).
Aquellas secuencias en las que Kevin debe defender su casa, abasteciéndose para ello de toda clase de trampas que coloca de arriba a abajo en la misma, proporciona quince de los mejores minutos continuos de comedia que se pueden observar como espectador. Aunque debo admitir, que a estas alturas, me parece difícil de aceptar que el protagonista aparezca con tal cantidad de engaños y tan diversos, especialmente cuando solo cuenta con una hora para trabajar. Como sea, Columbus dirige estas escenas con tal energía, que es probable el quedarse sin aliento después de reír más fuerte que en cualquier otro segmento de la película.
Además, hay algunos placeres que podría denominar más pequeños al interior de la historia y que pueden ser encontrados en los lugares menos sospechados. Por ejemplo, se toma el tiempo de agregar al relato el misterioso personaje de un excavador de nieve, el cual Kevin cree de manera errónea se trata de un asesino serial. Para la sorpresa del espectador, en una escena muy bien escrita, el hombre resultar ser un tipo solitario, alejado de su familia. Me agrada esta escena porque resume a la perfección la situación del nene rubio. En otras palabras, lo que comenzó como una respuesta a sus oraciones, empieza a sentirse cada vez más como un castigo. Estar solo puede ser divertido, pero solo por un tiempo. Finalmente todos queremos que termine. Lamentablemente es una escena que suele ser pasada por alto.
En resumen, esta es una película que tiene sus defectos por aquí y por allá. Pero es una obra razonablemente cuidada, y que provoca la risa en todos los momentos adecuados. No me parece que esté tan cercana en calidad otros clásicos del mentado Hughes, aunque es seguro que se encuentren cosas divertidas en ella, y definitivamente los niños la amarán, ya que eran el publico al que estaba dirigida. Es decir, siendo objetivos, el proyecto logró lo que se propuso conseguir. Realmente no podía pedir nada más.
Hasta la vista.
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