Director: Shane Black
Duración: 130 minutos
País: China/ Estados Unidos
Elenco: Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow, Don Cheadle, Guy Pearce, Rebecca Hall, Jon Favreau, Ben Kingsley, James Badge Dale, Stephanie Szostak, Paul Bettany, William Sadler, Dale Dickey, Ty Simpkins, Miguel Ferrer, Xueqi Wang, entre otros.
" Cuando el mundo de Tony Stark es destrozado por un temible terrorista llamado Mandarin, comienza una odisea de reconstrucción y gratificación"
A estas alturas del partido nadie puede dudar del hecho de que, desde el año 2008, el género de películas de superhéroes acaba de transformarse en una máquina de hacer dinero y de grandes presupuestos de Hollywood. Todavía recuerdo los días en que, hace más de veinte años, las películas de ese tipo seguían siendo un género cinematográfico que estaba floreciendo (si no es que era seriamente desdeñado por el llamado mainstream) y Batman de 1989 dirigida por Tim Burton, o las dos primeras películas de Superman protagonizadas por el fallecido Christopher Reeve, fueron relegadas como las mejores producciones que el género tenía para ofrecer.
Como bien lo sabemos, esto ya no es así.
Al parecer, ahora las hay por montones. Aunque esto en 1994 pudiera parecer inaudito, más de veinte años después, están en todas partes. En promedio, al parecer, Hollywood está lanzando por lo menos dos películas de esta temática con grandes presupuestos al año. Esto debe ser fantástico para los fans de los personajes de los cómics, quienes finalmente están pudiendo apreciar las versiones (modernas) de sus dioses griegos antiguos en la gran pantalla, recibiendo el tratamiento que creen que sus ídolos merecen. Y justo ahí, para este espectador, reside el mayor problema con la que resulta ser la última cosecha de películas de personajes con poderes sobrehumanos.
En otras oportunidades y en anteriores reseñas, no he realizado ningún intento de ocultar el profundo afecto y respeto que tengo por los cómics y sus protagonistas. Hace diez años, tuve la oportunidad de ver una cinta que aún considero una de las más grandes obras del género de todos los tiempos (me refiero a Spider-Man 2 que apareció en 2004) en la comodidad de mi casa. Por supuesto, en ese momento, el género seguía ganando un mayor prestigio y aceptación en Hollywood (y por extensión, en el resto del mainstream , si lo tomamos como un todo), y no era la moda, el asunto comercial que es ahora.
Claro, no soy un ingenuo. Entiendo que el cine es una industria, que es un negocio y que lo más importante para una empresa son las ganancias. Mi problema con la última serie de películas de dicha categoría (que significa la mayoría de las cintas realizadas desde 2008) es que el género se ha convertido en pura fórmula y pura ganancia como único propósito de su existencia. Las primeras producciones concebidas en la segunda ola que aparecieron hace diez años, e incluso las que fueron desarrolladas antes, buenas o malas, fueron impulsadas claramente por cineastas apasionados que entendieron el entorno en el que habitan estos personajes y al menos intentaron dar a sus proyectos un significado más profundo o alguna clase de complejidad dramática o temática.
Donner, Burton, Proyas, Raimi, Singer y otros más sabían lo que estaban haciendo en ese entonces. En la actualidad, realmente no logro advertir ese tipo de arte cinematográfico, ni inspiración, ni nada más; la mayoría de las creaciones son grandes sí, pero vacías y cubiertas con un envoltorio de superproducciones para ser éxitos del verano, productos que poseen la misma profundidad que cualquier otra película importante de la industria pueda detentar. Es decir, de escasa a nula.
Lo que estoy diciendo es que Hollywood ha secuestrado al único elemento que alguna vez fue el más novato y original de los géneros del cine y lo convirtió en una simple receta para obtener dinero. No obstante, ha habido algunos destellos ocasionales de brillantez u originalidad, como lo que sucedió con Guardians of the Galaxy. Sin embargo, como ya se ha podido apreciar últimamente, todo lo que funcionó en ese filme se ha empezado a copiar en cada cinta que aparece. Y seguirá así hasta que harte. Es decir, ya se volvió una fórmula, la nueva receta para generar dinero que hay que seguir.
Pero bueno, me estoy desviando bastante del tema que me concierne esta vez, y debo volver a lo que estaba exponiendo originalmente que es el Hombre de Hierro. Para empezar me gustaría señalar que este Iron Man es quizás la versión más oscura que haya aparecido del personaje hasta ahora. Uno de las penas más grandes que he tenido sobre esta franquicia cinematográfica de Marvel Comics en particular, es que el Hombre de Hierro de Marvel, Tony Stark, ha soportado algunas de las más espeluznantes y dramáticas batallas personales que haya vivido cualquier superhéroe desde lo ocurrido con Peter Parker/ Spider-Man. A pesar de que Robert Downey Jr. de forma acertada fue elegido para dar vida al personaje, las películas de forma lamentable han evitado las posibilidades dramáticas más profundas que transformaron al protagonista del cómic en un asunto fascinante. Por supuesto, posiblemente Tony Stark sea el superhéroe más famoso por hacer luchado con los peligros de la adicción a las drogas (alcoholismo).
En resumen, aunque era un gran inventor y superheroe por derecho propio, debajo de la armadura, Stark seguía siendo un ser humano común y corriente y era vulnerable a las mismas aflicciones personales que pueden afectar a cualquiera de nosotros. Esto fue precisamente lo que atrajo a los lectores hacia sus aventuras, tanto personales como sociales, y fue siempre esta dinámica lo que lo volvió interesante al conocer como fue capaz de superarlo todo. En lo que respecta a las películas, solo basta con decir que han tomado en gran medida la ruta más segura, la ruta de lo comercial.
En esta tercera entrega cinematográfica, situada justo antes de las fiestas de Navidad, Stark sigue mostrándose con su tradicional y arrogante personalidad, aunque por alguna razón está sufriendo los efectos del estrés postraumatico como resultado de los acontecimientos en The Avengers, cinta que había salido al mercado un año antes. Esta vez, se encuentra luchando contra un terrorista conocido como el Mandarín, quien puede o no estar conectado a otro rival corporativo llamado Aldrich Killian. Mientras tanto, Stark también debe tratar de reconstruir su relación con Pepper Potts y mantener su amistad con el coronel James Rhodes, quien también a veces suele hacerla de Moon Machine (y quien también ha sido renombrado de forma más políticamente correcta como Iron Patriot por sus mecenas del gobierno); tristemente la aparición de Cheadle en esta ocasión no pasa de ser más que un cameo.
Las dos primeras cintas del personaje fueron dirigidas por Jon Favreau (quien en esta ocasión también regresa como Happy Hogan, aunque su presencia también se reduce a ser nada más que otro cameo), mientras que este último esfuerzo es co-escrito y dirigido por Shane Black, escritor de Lethal Weapon.
Cabe aclarar que a cualquiera al que le suene familiar el nombre, es porque seguro sabe que fue el mentor detrás de pantalla de varios éxitos de taquilla en los años ochenta y principios de los noventa (antes de la llegada de Quentin Tarantino) que fueron realmente grandes por un elemento fundamental: sus diálogos. Para ejemplificar esto, hay que recordar una creación suya The Last Boy Scout de 1991, así que no es de extrañar que prácticamente cada fragmento de diálogo que se escribió, parece ser un chiste con un signo de exclamación al final.
Cabe aclarar que a cualquiera al que le suene familiar el nombre, es porque seguro sabe que fue el mentor detrás de pantalla de varios éxitos de taquilla en los años ochenta y principios de los noventa (antes de la llegada de Quentin Tarantino) que fueron realmente grandes por un elemento fundamental: sus diálogos. Para ejemplificar esto, hay que recordar una creación suya The Last Boy Scout de 1991, así que no es de extrañar que prácticamente cada fragmento de diálogo que se escribió, parece ser un chiste con un signo de exclamación al final.
Bueno, habiendo decretado mi ambivalencia hacia esta serie de películas, puedo sentir alguna clase de satisfacción en el hecho de que esta podría ser la última, y que al menos Iron Man parece estar mejor cuando se asocia a otros superhéroes.
En suma, Robert Downey Jr. es su habitual atractivo, pero la película en si misma es igualmente una decepción, o mejor debería expresar que es simplemente una decepción completamente agradable.
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