Director: David O. Russell
Duración: 122 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Jacki Weaver, Chris Tucker, Anupam Kher, John Ortiz, Shea Whigham, Julia Stiles, Paul Herman, Dash Mihok, Matthew Russell, Cheryl Williams, Patrick McDade, Brea Bee y algunos más.
" Después de un período en una institución mental, el ex maestro Pat Solitano regresa a casa de sus padres e intenta reconciliarse con su ex exposa. Las cosas se vuelven más complicadas cuando Pat conoce a Tiffany, una misteriosa chica que atraviesa por sus propios problemas."
Parece que a lo largo de los años, todas las comedias románticas han sido etiquetadas con el rótulo casi indecoroso de Chick flicks debido a su naturaleza frívola y a sus guiones cursis que parecen atender únicamente a las necesidades de las soñadoras que buscan noventa minutos de simple escapismo. No es el caso de este filme. Esta es una comedia romántica seria (si es que eso existe) y al mismo tiempo entretenida, que no sustituye las payasadas por los personajes o la realidad por el humor. Aunque está lejana a ser perfecta y sobre eso tratará este escrito. Es más, debo confesar que siempre he tenido muchos problemas con esta producción, pero ya lo comentaré más adelante.
La trama se centra en el maestro de historia Pat Solitano quien caba de ser dado de alta de un hospital psiquiátrico y tiene que regresar a su hogar que resulta estar en la misma casa de sus padres, después de que descubrió a su esposa en un acto de infidelidad hace ocho meses y la ha perdido por completo, aunque el tipo parece no aceptarlo y está más que decidido a recuperarla. Así que, al llegar se entera de que su padre no tiene trabajo y ahora gana dinero con las apuestas que llama de "alto riesgo" con un equipo de futbol americano de la ciudad (las águilas de Filadelfia), y que su esposa se mudó y de su parte solo ha recibido una orden de restricción en su contra. Ahora Pat debe comenzar la laboriosa tarea de reconstruir su vida y reparar las relaciones que le rodean y que no han sido destruidas debido a su trastorno bipolar. Su arrojado plan más o menos comienza a avanzar, hasta que conoce a Tiffany, una viuda recientemente desempleada que también es un ser mentalmente inestable. Debido a la mentada orden de restricción, de mala gana Pat realiza un trato con Tiffany para que le entregue una carta a la mujer, a cambio de ser su compañero en una próxima competencia de baile.
En resumen, estamos ante una comedia romántica sobre dos individuos mentalmente inestables que encuentran la capacidad de superar sus problemas personales a través del poder del amor. A lo largo de esta película me pareció que el par de actores que la protagonizan, interpretan personajes que naturalmente pueden ser vinculados entre sí, y cuyo poder proviene de la sutileza de su retrato. Y, para mí, la imagen de Robert de Niro como un padre adicto a los juegos de azar, esperando siempre una pequeña tregua me parece bastante apropiado. Encuentro que algunas de sus escenas son las más conmovedoras, a pesar de que su personaje no es que más secundario en el relato. Y, en cuanto a la forma imperfecta de retratar a muchos de los personajes es fiel a la vida y es el punto más fuerte del propio guión. Sin embargo, sigo creyendo que esta película detenta figuras, imágenes y símbolos familiares y predecibles que son, en el mejor de los casos, perdonables y, en el peor de ellos, bastante condescendientes.
Llegados a este punto, me gustaría detallar algunas partes de la obra, para finalmente llegar a una bonita conclusión y cerrar este breve reseña.
Para empezar habría que disertar acerca de los desvaríos de Pat, (por ejemplo, su esposa no quiere saber nada de él), se reflejan en otros personajes de la película. Por señalar un par de casos, el padre de Pat es profundamente supersticioso, y aparece también en el argumento una joven mujer, interpretada por Jennifer Lawrence, quien se muestra incapaz de aceptar la muerte de su marido. Pero veamos, la película termina con una competencia de baile. La pareja protagonista no tiene ninguna posibilidad de ganar, sin embargo se inscriben en el concurso montados en una nube de optimismo, esperanza y fe. Al final pierden, pero se colocan lo suficientemente alto como para embolsarse una apuesta monetaria que afirma las supersticiones del padre de Cooper. ¿El punto ridículo que nos expresa la película? El hombre debe permanecer implacablemente optimista frente a la adversidad y estar de manera constante abierto a los aspectos positivos de la existencia, los signos débiles que de forma invariable se alinean en todos los eventos. ¿Les suena familiar? Se parece a Girl Interrupted con un ligero toque de testosterona.
Luego, aunque disfruto la actuación de Bradley Cooper, su personaje siempre me deja confundido. Es que toda la historia parece guiarse por un solo detalle nimio e incongruente. Que es, cuando su esposa le engaña. Por lo cual, no pude evitar preguntarme repetidamente: ¿por qué todavía quiere que regrese? No sé, encuentro esa motivación, completamente increíble. Entonces, dado que toda la trama se basa en dicho evento, realmente termina dañando mi capacidad de aplazar mi incredulidad por el resto de la película.
En cuanto al personaje de Jennifer Lawrence, lleva a cabo una labor adecuada a pesar de lo poco que su personaje puede ofrecer. No obstante, a diferencia de muchos analistas y público en general, encuentro a su personaje unidimensional y completamente estereotipado. Es decir, mientras Pat recibe alguna clase de remedio para su enfermedad mental, Tiffany no es más que una amalgama de estereotipos que Hollywood suele albergar sobre las mujeres. Por ejemplo, cuando su esposo muere, ella pierde el control de su sexualidad. En algún momento vuelve a recuperarlo, pero solo al expresar como en el pasado no era capaz de dirigir ese aspecto de su vida. Además, sin Pat, ¿habría podido recuperarse? Esto es, ese hombre tiene una familia que lo apoya, ella es simplemente una marginada. De tal manera que, es relegada a depender de un hombre, y así es como supera su enfermedad mental.
En general, esta cinta ha sido descrita como una comedia y tiene algunas líneas ingeniosas e interacciones más cercanas a lo festivo, pero en realidad es un drama. No es lo suficientemente divertida como para ser tomada como una verdadera obra de dicho género. Incluso, a pesar de esa carga dramática, el diálogo en la película se siente excesivo y antinatural, casi siempre más centrado en ser profundo que asentado o realista, lo que hubiera sido más apropiado.
Y cuando se trata de representar trastornos mentales, evidentemente dos son mejores que uno, especialmente si son de diferentes géneros. Se pueden explorar ambos extremos del espectro, y podemos apreciar que dos personas con la misma condición no siempre serán compatibles. En este caso, la hipocresía de Pat, es la principal fuente de conflicto entre ellos, así como los obstáculos habituales de la relación que estarían presentes sin el desorden. El destino romántico de la narración sigue siendo bastante obvio, pero no se establece así hasta las últimas escenas del relato. Principalmente son los altibajos de la amistad, no de la unión, lo que vemos que está en riesgo entre ellos.
Debo confesar que en ciertas escenas me gusta ese dialogo veloz y los comentarios sin censura de Pat, lo cual es debido según él, a su falta de filtro social. La película alcanza sus mejores momentos en situaciones como esa, ya que los personajes se sienten divertidos, reales y cautivantes. Esto convierte toda la experiencia en algo penoso, cuando resulta obvio de forma dolorosa que la película está enredada en una serie de clichés. En ninguna parte, esto resulta ser más aparente que en la segunda mitad del metraje. Tomemos como ejemplo la escena en la que Pat no puede resistir ese irrefrenable impulso de luchar contra un grupo de fanáticos violentos. Esto es el modelo clásico de una escena que se siente forzada. No parece que la historia esté evolucionando naturalmente, sino más bien como un mecanismo de trama obligatorio. Otro ejemplo dolorosamente obvio de esto es el final que me recuerda a las innumerables comedias románticas donde la heroína huye y el héroe tiene que perseguirla con la esperanza de restaurar su relación, porque (por supuesto) están destinados a estar juntos toda la eternidad. Y así podría continuar desmenuzandola hasta el cansancio, pero ya empiezo a sentirme extenuado.
En suma, se trata de una historia más o menos bien elaborada y actuada, que logra transformarse en una película creada para sentirse bien, sin venderse ni traicionar el valioso mensaje subyacente. Claro, a veces esa tendencia a ver y juzgar las cosas considerando su aspecto más favorable no es apta para todo público. Por lo menos, no es mi caso. Hasta la vista.
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