Directores: Anthony Russo / Joe Russo
Duración: 181 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Robert Downey Jr., Chris Evans, Mark Ruffalo, Chris Hemsworth, Scarlett Johansson, Jeremy Renner, Don Cheadle, Paul Rudd, Benedict Cumberbatch, Chadwick Boseman, Brie Larson, Tom Holland, Karen Gillan, Zoe Saldana, Evangeline Lilly, entre otros.
" Después de los devastadores eventos ocurridos en la anterior entrega de la popular saga, el universo está en ruinas. Con la ayuda de los aliados restantes, los Vengadores se reúnen una vez más para revertir las acciones de Thanos y restablecer así, el equilibrio en el universo."
Luego de que el terrible y malvado de Thanos resolviera destruir con mucho éxito a todos los Vengadores al final de la última cinta, todo parecía perdido para la supervivencia del universo. Sin embargo, era más que indudable que todo el asunto concluiría de forma evidente una vez que nuestros protagonistas viajaran a través del tiempo para recolectar todas las Piedras del Infinito, para con ello ser capaces de crear un espacio en el tiempo en el que podrían intervenir desde el pasado y conseguir invertir lo acontecido en el presente, es decir, todo un embrollo. Así que, con toda la pandilla extraviada en el limbo después de la derrota, deben reunir toda la fuerza una vez más para salvar al planeta. Esa es, a grandes rasgos, una breve presentación del argumento de esta popular creación del llamado de forma creativa Universo de Marvel.
Sin embargo, dejando de lado todas aquellas críticas entusiastas que lograron que Infinity War, la anterior entrega de la franquicia pareciera una producción que por tan positivas apreciaciones casi conquistara un sitio dentro de los productos denominados de modo común como del promedio, finalmente conseguí tomar una parte de mi valioso tiempo para echarle una mirada a la última incorporación en las películas del mentado universo. Desde luego, la experiencia es compleja, ya que a estas alturas de mi existencia no pienso convertirme en un intransigente fanático de los cómics, que parecer ser el mejor curso de acción que se debe tomar en el mundo actual, donde las películas de superhéroes se han transformado más en una industria que en una franquicia.
Mentiría si dijera que no me ha decepcionado bastante. Queda claro que en su momento fue una de las películas más esperadas desde que apareció la nueva y decepcionante saga de Star Wars, pero eso sucedió hace algunos años y en la actualidad la medida de la que se vale es que eso ocurrió hace como un millón de años.
El punto es que este producto fue el tema de conversación en muchas partes de la vida pública, ya que una gran mayoría, aún sin haber visto la entrega pasada, sabíamos que todos esos queridos personajes del Universo se habían desvanecido. En ese sentido, si supuestamente Infinity War había sido una obra tan épica, ¿qué podría realizar Marvel para una segunda parte? O mejor aún, ¿qué podría construir Marvel para concluir el ponderado magnifico viaje al que habían llevado a tanta gente? Desde luego, yo no me incluyo en ese grupo, puesto que si se tiene la oportunidad de leer mi reseña acerca de aquel fruto de la mercadotecnia, se sabrá que termine por aborrecerla.
Como si se tratara de un espectáculo de pirotecnia o una sinfonía, deseaba que el final contara como en esos casos con un enorme crescendo. Y no me aludo simplemente de los últimos veinte o treinta minutos de la cinta, sino de toda ella. Quería ver a todos los personajes en su mejor forma, o cerca de ella, mientras emprendían su última aventura. Por supuesto, se llega a advertir el ingrediente heroico, obviamente es una historia de superhéroes en todo sentido, pero una muy austera.
En este caso, el sufijo que se emplea para acompañar al título es Endgame, que seguramente era lo que la anterior cinta estaba destinada a ser, especialmente si se toma en cuenta el súbito tirón de la alfombra que no era otra cosa que el escenario donde se desarrollaba la historia, y que terminó siendo literalmente el final inesperado. Pero, se sabe que en determinadas películas de Hollywood, los buenos siempre tienen que ganar, incluso si eso significa revivirlos a través de una historia intrincada y sumamente ridícula que implica el hecho de regresar al futuro. Por este motivo, se realizan múltiples alusiones (muy torpes) al clásico dirigido por Robert Zemeckis, que obviamente no causan ni la menor gracia. Bueno, si es que algo del humor del que se hace uso a lo largo del metraje pudiese tenerla; en realidad se trata de chistes forzados, simplones y más sobados que las canciones que suenan en la radio.
En todo caso, si algo demuestra esta cinta es que es difícil escribir un final perfecto. Los finales de esa índole con casi una leyenda. Ya sea que el cierre cuente con un giro, un viaje hacia la puesta de sol o una mezcla de ambos, no son tan sencillos como parece de componer y menos de ejecutar. Como sea, se supone que esta producción es justo lo que sugiere el título: el final. Aquí es donde los Vengadores deben concluir con todo. No obstante, el final del juego fue uno bastante largo y para su mala fortuna parece que trataron de hacerlo lo más sincero y dramático posible, aunque no se haya conseguido.
Ahora bien, si pudiese hablar de preferencias muy personales diría que estoy a favor de los filmes de acción en los que existe un gran desarrollo de los personajes y en las cuales las historias de fondo suelen ser efectivas dentro del propio arco argumental, pero en esta oportunidad los hermanos Russo quienes dirigen este cóctel de incoherencias combinadas con lugares comunes, decidieron llevar estos elementos al nivel de la exasperación malgastando una gran cantidad de minutos en desarrollar las personalidades de cada uno de sus llamativos y coloridos protagonistas con el tipo de exploración íntima que uno podría esperar de algún director como Ang Lee, extendiendo su aspecto humano a expensas de cualquier situación que pudiese volverse emocionante, que los devotos seguramente estarían esperando.
De tal manera que su visionado no puede ser calificado de otra manera más que una experiencia perjudicial, demasiado tediosa y prolongada, que se modifica más adelante en un final placentero para beneplácito de toda la audiencia y por el que tal vez valga la pena quedarse hasta el cierre, pero que llegado a ese punto casi te ha agotado por completo y por ende en lugar de aplaudir ante el espectáculo, se opta por dar gracias que todo el suplicio ha terminado.
Para todas aquellas legiones de fanáticos de los cómics que parecen haber surgido de manera espontanea en los últimos años, es un sueño hecho realidad.
Sin embargo, para mí, es simplemente el final lo que más o menos le salva de pertenecer a la inmundicia, y su existencia es prácticamente sorprendente dado lo que debía haber sucedido si se hubiese utilizado algún atisbo de lógica o sentido común al final de la última película.
Comentarios