Un escrito:
Parece ser hoy, otra de esas interminables noches. Aquellas en las que todas y más absurdas ideas vienen a mi cabeza y forjan un torbellino que luego se transforma lentamente en sentimientos, en miedos, en angustia, en dolor, en sufrimiento.
Se van tornando poco a poco grises, se van condensando hasta formar una gran nube que es más y más opaca a cada momento.
Están ahí, presentes, volviéndose más agudas aún.
Pronto, ya se acerca...
La nube deja de ser muy opaca y se convierte en negra, muy densa y espesa para controlarla, perturba.
La siento en mi cabeza como martillazos fuertes, secos. De pronto llueve, las gotas van cayendo para dar paso a lo que será el siguiente acontecimiento.
Ya la siento venir a mi. Lástima que no pueda describirla. Para muchos no existe, pero yo la hago existente y tangible.
Existe en mi mundo, en mis noches de dolor, en mis miserables momentos de felicidad.
En mi insanidad me acompañas y me dejas hueco en todo mi interior, ¿hasta cuándo vas a hacerme esto?
¿Acaso estoy destinado a tenerte como eterna compañera?
¿Eres la única que compartirá mis entrañas existenciales?
Tú me permites echar cada vez más raíces. No te quejes de mí, ya que formo parte de ti.
Voy contigo donde me lleves y cuando quieres. Estoy siempre ahí, pero no te das cuenta.
Te observo, te estudio, me hago uno contigo. Pero no siento, porque no respiro, no toco, no huelo, no pruebo, no veo.
Estaré contigo en tanto me dejes quedar.
Entonces ya no serás tú sino yo. Pero yo no existiré, tú tampoco, ambos nos habremos desvanecido en la oscuridad y en nuestro olvido.
Comentarios