
Director: Sam Peckinpah
Duración: 134 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: William Holden, Ernest Borgnine, Robert Ryan, Edmond O'Brien, Warren Oates, Jaime Sánchez, Ben Johnson, Emilio Fernández, Strother Martin, L.Q. Jones, Albert Dekker, Bo Kopkins, Dub Taylor, Paul Harper, Jorge Russek, entre otros.
" Un grupo de veteranos atracadores de bancos desarraigados ladrones que viven al margen de la ley y que actúan en la frontera entre los Estados Unidos y México, se ven acorralados por unos cazadores de recompensas y el ejército mexicano."
Esta película significa para mí el final de una era, la de los verdaderos vaqueros y forajidos del oeste. Lejos de presentarnos a los típicos personajes cargados de moral y de sentimiento patriótico que hemos visto en numerosos westerns, los héroes de esta cinta son verdaderos bandidos que viven fuera de la ley.
No dudan en sacrificar la vida de inocentes para lograr sus objetivos, les encantan las prostitutas y el alcohol. Pero hay algo que les hace verdaderos hombres: el sentido de la amistad. No les importa nada los crímenes cometidos anteriormente, pero el hecho de traicionar la amistad, les carcome la conciencia y ya ni siquiera el alcohol o las putas alivian su dolor.
Son veteranos que saben que su tiempo se está acabando. El progreso está transformando el mundo que conocieron y cada vez les cuesta más sobrevivir en él. Con lo que ya solo les queda hacer una cosa: buscar la redención.
Y es que el viejo oeste está muriendo con ellos. Es el fin de una era, los tiempos están cambiando.
Magnífico western lleno de violencia y lirismo con riquísimas metáforas visuales y frases míticas llenas de sabiduría. Una tragedia al estilo Shakespeare a partir de un spaghetti western.
En la escena en la que el grupo de bandidos llega al pueblo natal de Ángel, uno de los viejos del lugar manifiesta: "Todos soñamos con volver a ser niños, incluso los peores; tal vez los peores más que nadie." En ese sentido, la cinta está llena de un acompañamiento infantil. Los niños conviven con los adultos. Participan, a su manera, de la vida adulta: empujan a un par de escorpiones contra un ejército de hormigas y después les prenden fuego, acompañan al desfile del ejército de salvación con risas y brincos, juegan a dispararse con el dedo índice extendido, corren tras el vehículo que arrastra a Ángel por el suelo y alguno se monta en su espalda. Los niños se suman a la violencia porque la han mamado. Y la asumen como un juego.
Pike, Thornton y Sykes son viejos cansados de la vida. Fueron niños que aprendieron que la vida no es un juego. Y son salvajes y violentos, no pueden ser de otra forma, no han recibido otra educación. La acción de este proyecto tan ambicioso se enclava en la revolución mexicana, en una lucha de humildes hormigas contra un poderoso alacrán. El pesimismo y la esperanza se dan la mano.
Sam Peckinpah, creó una película de violencia exacerbada, muy elaborada gráficamente, muy vívida, al nivel de los personajes. Pero la opción de Peckinpah por mostrar el horror de las armas es determinante. La faena se abre con una cruenta matanza sin sentido y se cierra con otra, igual de sangrienta, pero totalmente justificada, del enfrentamiento de Pike y compañía contra el General Mapache y su séquito no cabría otro desenlace.
El genial guionista Walon Green le comentó a Peckinpah que el montaje era tan bueno como una cinta de samurais de Kurosawa.
Esta película ha ejercido una influencia brutal en el cine actual. Gracias a Scorsese que fue uno de los que presionaron para que la Warner sacara una copia con el metraje original.
Y para terminar, decir que muy pocos montajes son tan buenos como el de esta película.
La cumbre del western. Casi nada.
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