
Director: Otto Preminger
Duración: 160 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: James Stewart, Lee Remick, Ben Gazzara, Arthur O'Connell, Eve Garden, Kathryn Grant, George C. Scott, Orson Bean, Russ Brown, Murray Hamilton, Brooks West, Ken Lynch, John Qualen, Howard McNear, Alexander Campbell, entre otros.
" Frederick Manion, un teniente del ejército, asesina fríamente al presunto violador de su mujer, Laura. Tras su detención, se celebra el juicio. Su mujer contrata como abogado defensor a Paul Biegler, un honrado hombre de leyes. Durante el juicio se reflejarán todo tipo de emociones humanas, desde los celos a la rabia. Uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine."
Apagas la televisión, apagas las luces de la casa, calientas tu café en el microondas y piensas que si tuvieras palomitas esto sería más interesante. Desechas la idea rápidamente al comprender que puedes perderte, entre grano y grano de maíz, algunos de los maravillosos díalogos que abundan en la película.
Tomas tu lugar en el sillón. Ahuecas tu cabeza con calma, sin prisas y le das justamente al aparato para que empiece a reproducirla, eso si, con mucha quietud.
La pantalla se ilumina y ya sabes que te esperan dos horas y media de auténtico placer cinematográfico. Algo dentro de ti te dice que cuando termine y apagues todo, te irás probablemente desvelado pero con una sonrisa dibujada en el rostro.
Estamos ante de una de las mejores películas sobre juicios de la historia del cine, sobre un proceso. Uno de los mejores dramas judiciales. Una película que constituye todo un tributo a la jurisprudencia. Y para mucho, se trata de la mejor película de Otto Preminger. Un director que curiosamente ha sido de los menos reconocidos, lo cual es muy raro dada su filmografía.
Es una cinta que ofrece una visión de la justicia desde los aspectos de flexividad, limpieza, que muestra a la vez la imperfección de la justicia como su lado más fascinante. Se transmite todo un amor al derecho, a la objetividad, a ser imparcial.
Una obra que expresa casi a la perfección lo que es un juicio, lo que representa el oficio del abogado, del fiscal, del juez, que muestra los tejemaneje de un proceso judicial, Destaca esa intención de mostrar fríamente los hechos exponiendo ante todo una versión objetiva para que el espectador no se decante en ningún momento hacia un lado o hacia el otro. Esto lo consigue Preminger con la eliminación de cualquier flashback, no hay uno solo en todo el filme.
Es una realización que posee un guión que está entre los mejores de todos los tiempos. Y si sólo fuera esto, ya sería una gran película. Pero además, cuenta con un reparto en verdadero estado de gracia. Todos y cada uno engrasan una máquina conducida maravillosamente por un austriaco judío, algo tosco, parcialmente calvo y con un astuto sentido del humor. Se burló de la censura y golpe tras golpe consiguión derrumbarla.
Anatómicamente, esta película es casi perfecta. Todo lo que hay a su alrededor está pulido, realizado con meticuloso cuidado. La fotografía en blanco y negro es maravillosa, como esas que ya no hay, como aquellas creaciones que te llenan de melancolía.
Y como postre tenemos sonando por la cinta de Preminger, la música de Duke Ellington, ese pianista de raza negra y cara de bonachón que junto a otros grandes músicos mitificó el jazz.
La incertidumbre sobre la culpabilidad que acompaña a todo el metraje y que no termina de desaparecer es el sortilegio utilizado para deslumbrarnos durante esas dos horas y media. Y el hechizo es tan efectivo que te quedas con ganas de más.
Un gran trabajo de Otto Preminger: intriga, curiosidades, desconfianzas, todo reunido en un menú de calidad para los amantes del cine.
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