
Director: David Fincher
Duración: 120 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Jesse Eisenberg, Rooney Mara, Bryan Barter, Dustin Fitzsimons, Joseph Mazzello, Patrick Mapel, Andrew Garfield, Toby Meuli, Alecia Svensen, Calvin Dean, Jami Owen, James Dastoli, Robert Dastoli, Armie Hammer, Josh Pence, Max Minghella, Justin Timberlake, entre otros.
" Una noche de otoño del año 2003, Mark Zuckerberg, alumno de Harvard y genio de la programación, se sienta, bebe cerveza, enciende su computadora y con empeño y entusiasmo comienza a desarrollar una nueva idea. Fustigado por una decepción amorosa, Zuckerberg emprende una cruzada para crear un sitio que le otorgue a la gente justo lo que él no tiene: amigos."
Resulta curioso decirlo pero considero que la principal cualidad de esta película es que parece ir al ritmo del cerebro de su protagonista Mark Zuckerberg, creador de Facebook, maestro de la informática y que al parecer carecía de una vida social importante.
Es frenética, acelerada, fría (en el buen sentido de la palabra) y aparentemente encierra en el vacío las emociones de sus personajes. El guión de Aaron Sorkin basado en el libro de Ben Mezrizch proporciona diálogos cargados de ironía, inteligencia y ágiles respuestas puestas en boca de un reparto perfectamente ajustado. Desde el protagonista Jesse Eisenberg que lleva a cabo el mejor papel de su carrera representando a un genio que se distrae voluntariamente y que cuenta con un ego descomunal; o Andrew Garfield, el amigo traicionado, el daño colateral en el glorioso camino de Zuckerberg, pasando por Justin Timberlake que se incrusta en la cinta con sus dos primeras secuencias dando vida a Sean Parker, el papel de un embaucador con toques paranoides que cuenta con una indudable visión de negocio y de arrollador carisma que se convertirá en el guía del personaje principal.
En el caso de Fincher se limita aquí a trasladar el guión a imágenes a un ritmo vertiginoso y con una formalidad que únicamente se modifica cada que se escucha una sorprendente banda sonora de tintes electrónicos en la que Trent Reznor, líder de Nine Inch Nails tuvo gran participación. Porque esas melodías encajan perfectamente con la historia y en diversas escenas les brinda un toque diferente, les crea toda una atmósfera casi de cine musical.
Es una película despojada del factor emocional, o mejor dicho las emociones están sometidas por un componente racional, no caben en esta historia las concesiones al melodrama, justo como sucede en el mundo de los negocios donde no existe la amistad o los reparos morales. Sin embargo, no es necesario profundizar demasiado en el argumento de la misma, para saber que alberga un detallado análisis social sobre los nuevos amos del mundo, ya sea en este caso los alumnos de Harvard, o los empresarios estrella de cualquier compañía con su infaltable amoralidad en el camino al éxito, entendido aquí como reconocimiento del mundo.
El bien y el mal se resuelven hoy en función de la aceptación popular de una idea y la nueva escala de valores se reduce al rango de cotización en la bolsa de una empresa, de la misma manera que la popularidad social o el valor individual se mide por el número de amigos con que se cuenta en Facebook. Todo es apariencia, sólo importa lo superficial, parece decirnos esta obra cinematográfica.
Pero una cosa es la superficie y otra lo que se siente cuando lejos del frívolo ruido, incluso desde la cima de la montaña, uno se queda solo y se percata de que el camino a la glora ha dejado atrás a la felicidad.
Cabe hacer notar que la primera secuencia es magistral: un duelo actoral de diez minutos de duración en el que los dos actores involucrados Jesse Eisenberg y Rooney Mara se disparan lo que deben haber sido muchas páginas del guión creado por Sorkin.
Dejen que esta red social les agregue como espectadores y no se arrepentirán. Este es sin duda un magnífico ejemplo de buen cine.
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