
Director: Arthur Penn
Duración: 112 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Warren Beatty, Faye Dunaway, Michael J. Pollard, Gene Hackman, Estelle Parsons, Denver Pyle, Dub Taylor, Evans Evans, Gene Wilder, entre otros.
" Una banda de jóvenes delincuentes, liderados por la pareja formada por Bonnie Parker y Clyde Barrow, recorre los Estados Unidos en la época de la Depresión asaltando bancos y retando al poder establecido, favoreciendo a los humildes y ridiculizando a la autoridad."
Películas como esta supusieron una auténtica revolución a finales de los 60 y marcaron el camino a seguir hacia una de las mejores épocas de la historia del cine, la década de los 70.
Hay varias cuestiones que convierten a esta cinta en un referente obligado dentro del séptimo arte. La primera de ellas es la más obvia de todas, la cruda, seca y directa violencia que muestra. Al día de hoy sigue impresionando la secuencia final, por lo que se deduce que en el año de su lanzamiento debió ser una absoluta transgresión a todos los niveles. La estilización de dicha violencia sería también objeto principal de otras de las grandes películas de la época, como The Wild Bunch de Sam Peckinpah, que son de las películas más importantes del cine americano de los 60.
La segunda cosa que hace de esta obra un producto visionario y pionero, es el hecho de la ruptura total y sin paliativos de la necesidad de identificación del espectador con el héroe clásico. La película muestra a los personajes tal y como son, con una libertad moral sin precedentes. No importa que sean un auténtico peligro en potencia para todo el que se cruce en su camino. Aquí lo que importa es la sensación de mantenerse completamente vivo en una huída a la perdición. Los personajes saben que tarde o temprano acabarán con más agujeros que un colador pero no les importa porque hacen lo que quieren hasta que les dejen, es decir, se sienten libres.
Aunque siendo claros, la manera de presentar de forma sistemática a la banda de los Barrow como unos Robin Hood de la Depresión resulta ser algo que incomoda, ya que si se revisa la histora sabemos que eso es completamente falso. La película intenta tomar partido por uno de los bandos (en este caso al lado de la pandilla Barrow) y eso es un punto que no me agrada para nada.
La tercera y última circunstancia a tener en cuenta de la película de Arthur Penn es su particular estética visual, sin lugar a dudas muy influencia por algunas corrientes francesas y que tiene como punta de lanza la excelente fotografía de Burnett Guffey.
Este ejercicio cinematográfico estaba destinado a convertirse en un clásico imperecedero y lo ha conseguido sobradamente. No sólo es quiza la primera Road Movie de la historia sino también una de las primeras en entender la violencia como fin y no como medio para llegar a un objetivo. Probablemente por ello fue tan tremendamente controvertida en su momento y aún hoy la sombra de su desobediencia siga estando tan vigente como el primer día.
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