Director: Mathieu Kassovitz
Duración: 98 minutos
País: Francia
Reparto: Vincent Cassel, Hubert Koundé, Saïd Tagmaoui, Abdel Ahmed Ghili, Solo, Joseph Momo, Héloïse Rauth, Rywka Wajsbrot, Olga Abrego, Laurent Labasse, Choukri Gabteni, Nabil Ben Mhamed, Benoît Magimel, Medard Niang, Arash Mansour, entre otros.
" Tras una noche de disturbios en un barrio marginal de las afueras de París, tres amigos adolescentes, Vinz, Saïd y Hubert (un judío, un árabe inmigrante y un boxeador amateur negro, respectivamente), son testigos de un hecho, en el que su amigo Abdel resulta herido por la policía. El deambular por la ciudad, la violencia entre bandas y los conflictos con la policía son las constantes en las 24 horas siguientes de la vida de estos jóvenes."
" Es la historia de un hombre que cae de un edificio de 50 pisos, para tranquilizarse mientras cae al vacío, no para de decirse: hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien. Pero lo importante no es la caída, es el aterrizaje".
Con esta metáfora cargada de simbolismo y de abrumante autenticidad, comienza un impactante y estremecedor relato que mantiene enganchado al espectador durante todo el metraje. Y las causas para que ello ocurra son varias: por el realismo de los personajes, por las soberbias actuaciones, por los magníficos y profundos diálogos, y sobre todo por el reflejo de la población inmigrante en situación de exclusión social que vive inmersa en una espiral de odio y su consecuente violencia.
Interesante retrato social de los suburbios marginales franceses, gran parte de él extensible a cualquier país desarrollado (o no), desde el punto de vista de tres amigos (aunque a veces parezca lo contrario) adolescentes: Hubert, negro; Said, árabe; y Vinz, judío.
Filmada en blanco y negro, con planos magistrales y escenas inolvidables, se convierte en una de las películas que más me ha impactado. Junto a Vinz, Saïd y Hubert (nombres que curiosamente corresponden a los nombres reales de cada actor) he podido experimentar toda la opresión, discriminación rechazo, y por supuesto el odio al que se enfrentan cada día; por ello este tipo de cine nos ayuda a reflexionar y a entender la importancia que tiene la educación en el respeto y la empatía, entre otros valores que parecen olvidados y que conforman las bases de cualquier sociedad saludable.
La historia arranca en un barrio de la periferia parisina la mañana siguiente a una noche violenta de enfrentamientos entre la policía y los residentes que fueron desencadenados por la dura paliza que recibió un joven durante un interrogatorio, lo cual provoca que se esté debatiendo entre la vida y la muerte. Curiosamente a las manos de Vinz ha llegado el revólver que esa noche perdió un agente, y con él se propone, en el caso de que muriera su amigo en coma, matar a un policía para vengarlo.
Los miedos y dudas de unos jóvenes se muestran como espejo a la inseguridad de estos, que se ve rebasada por una realidad que los supera.
El desequilibrio del que hace gala Vinz no es más que una consecuencia del ambiente que le ha rodeado desde su más tierna infancia, del aire viciado que se respira en su barrio, y de la condición que le han ido imprimiendo las experiencias vividas año tras año. Porque sí, puede que parezca un tipo presuntuoso, puede que parezca un fanfarrón, puede que parezca un gallito sin indulgencia alguna, sin embargo lo que realmente ocurre es que estamos observando a una persona que no ha aprendido a vivir en un ambiente tan duro como el que le rodea, y se defiende del mejor modo que puede y que conoce: Haciendo uso de una violencia que ni él mismo está seguro de poder llegar a emplear en el momento más inesperado y complicado (lo cual se puede también deducir gracias a la impávida mirada de Cassel ante en el tiroteo en la puerta de la discoteca).
En una escena de la película, Saïd se detiene para pintar con un spray un cartel que reza "El mundo es vuestro", haciendo un pequeño cambio y sustituyendo la palabra vuestro por nuestro, y precisamente dicha secuencia se convierte en una de las claves para entender lo que el director no está advirtiendo, nos está señalando probablemente que ese mundo efectivamente no es suyo, y probablemente de nadie, por eso es que no saben ni en que mundo viven, ni tampoco saben como sobrevivir en él, por eso reaccionan a cada instante de modo impulsivo y déspota, y por ello los enfrentamientos en el propio grupo son lógicos, puesto que el único que parece comprender cual es su verdadera situación y el poco beneficio que le acarrea es Hubert.
Este aspecto es un asunto que Vinz nunca llegará a respetar, porque realmente cree que una verdad prefabricada por él mismo está de su lado para ayudarle a salir a flote en ese lugar repleto de desolación y tristeza.
Porque lo que realmente ocurre en esta película es la consecuencia natural de años de desidia, de marginación, de ausencia de educación, de falsas promesas y de pérdida de oportunidades. Aquí es el uno por uno y el ojo por ojo y Vinz matará a ese policía si su amigo muere.
"Esta es la historia de una sociedad que se hunde, mientras se va hundiendo no para de decirse: hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien... lo importante no es la caída, sino el aterrizaje".
Resulta interesante que la cinta se inicie y concluya con la misma metáfora, sólo que al final el mensaje retórico se hace explícito a lo largo de toda la historia se nos muestra que nos encontramos en una sociedad decadente, donde las personas alivian sus conciencias con la ingenua indiferencia.
Por último, intentando recoger uno de los muchos e importantes mensajes que nos deja esta película, quisiera citar una frase que en su momento me marcó y que considero va en la línea de lo expuesto por el director: " El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro" - Friedrich Nietzsche-
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