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Fahrenheit 9/11 (2004)



Director: Michael Moore

Duración: 122 minutos

País: Estados Unidos

Elenco: Ben Affleck, Stevie Wonder, George W. Bush, James Baker III, Richard Gephardt, Tom Daschle, Jeffrey Toobin, Al Gore, Condoleezza Rice, Donald Rumsfeld, Saddam Hussein, George Bush, Ricky Martin, Byron Dorgan, Osama bin Laden, Craig Unger, Larry King, Bill Clinton, Helen Thomas, Dick Cheney, Tony Blair, Michael Moore, Britney Spears, entre otros.

" Un documental basado en el punto de vista de Michael Moore sobre lo que le sucedió a los Estados Unidos después del 11 de septiembre; y cómo la administración del presidente Bush supuestamente utilizó el trágico evento para impulsar su propia agenda y propiciar las guerras injustas ocurridas en Afganistán e Iraq."

Un documental que en su arranque nos remite a los recuerdos de Moore, (¿o se trataba de sueños?) de una elección que había sido ganada por Al Gore, en la cual en realidad el triunfador fue Bush. 
Debido a un comienzo difícil para su presidencia, Bush resuelve pasar más del cuarenta por ciento de su tiempo oficialmente de vacaciones y por este motivo parece estar perdiendo el apoyo de la gente, pero entonces cuando menos se lo esperaba, un par de edificios importantes ubicados en Nueva York fueron derribados. Desde este punto en adelante, se nos cuenta cómo atacó al país de Afganistán mientras iba de camino hacia liquidar a Iraq, todo en nombre de los negocios, el petróleo y las conexiones turbias que ese poderoso hombre, su familia y sus colegas disfrutan con la realeza saudí, las grandes empresas y otras maravillas. Para ello, sutilmente Moore emplea algunas artimañas, entrevistas y secuencias de vídeo para presentarnos su caso.
Pero bueno, lo fundamental es que resulta complejo realizar una reseña sobre esta cinta y mantener su aspecto político que es más que evidente fuera de ella, y la mayoría de la gente que la ha comentado, la descalifica por una de las siguientes razones: la odian porque no están de acuerdo con ella o les encanta porque odian a Bush, pero yo intentaré elaborar una revisión que se acerque simplemente a ser objetiva. Sin embargo, solo para dejar las cosas bien claras, no soy fanático de Bush y, aunque me alegro de que Saddam haya desaparecido, estoy en contra de la guerra y de toda clase de mentiras y engaños, las cuales se justificaron en informes de toda índole como el más famoso de ellos, el cual llevaba por título escuetamente el informe Butler.
Más allá de esto, Moore es alguna clase de criatura extraña para mi: algunas de sus ideas suelen parecerme interesantes y hasta puedo asegurar que me han abierto los ojos en algún sentido, pero luego en sus alegatos suele perder el hilo, extraviar la cordura y se transforma en un tipo tan malintencionado como el propio Butler cuando contó su propia versión del caso de la guerra desde la perspectiva británica. Lamentablemente ese también es el problema de este filme, pero déjenme en primer lugar enumerar los aspectos positivos de esta creación.
Toda la narración comienza de forma adecuada, permitiendo que los hechos (a través de las imágenes) hablen por sí mismos y la decisión de Moore de admitir que el ataque del 11 de septiembre sea desplegado en una pantalla con un fondo oscuro, apoyándose en los rostros de la gente que observamos en mitad del caos, en lugar de mostrar la correspondiente filmación que existe del evento es mucho más efectiva. En este punto de la historia, después de lo que vemos cualquiera lloraría o soltaría algunas lágrimas en más de un par de ocasiones. Sin embargo, esto no constituye el modo más oportuno de construir un caso, ya que al hacerlo solo se manipulan las emociones del espectador y lo que provoca que un caso se vuelva interesante para la audiencia es permitir que la gente se identifique con ello en algún sentido. Por ejemplo, aquellas imágenes que muestran los vínculos entre las aparentes distintas personas en el mundo son aterradoras, o aquellas del personal del gobierno que en el año 2001 aseguran que Iraq no poseía armas, están bien contrastadas con las del año siguiente en las que preocupados expresan que si tienen armas y que son una gran amenaza. Todo esto funciona muy bien porque lleva a que el propio espectador se cuestione todo el asunto, incluso para un sujeto que estuviera a favor de Bush en su momento lucharía para tratar de hallar los argumentos que justifiquen un cambio tan grande en la premisa de sin armas a amenaza inminente. En cambio, la película solo se dedica a respaldar lo que ya se había conocido, la misma conclusión a la que había llegado la investigación del informe Butler antes mencionado.
Ahora bien, las imágenes de la guerra en sí obviamente son poderosas, y por ese motivo causaron un gran impacto en los Estados Unidos. Al menos en otras partes del mundo contamos con medios de comunicación más abiertos y nos habíamos acercado a ella de alguna u otra manera. No obstante, nunca se puede estar preparado para apreciar en pantalla cuerpos de soldados iraquies quemados, bebes muertos y un largo etcétera de horrores. Una vez más, bien podría formularse que está jugando con nuestras emociones, aunque creo que más bien está tratando de exhibir una realidad de la guerra a través de avances que no están ligados a la bandera ondeando en el horizonte, que suele alimentarse en las noticias (y me refiero a lo que se considera como noticias en los Estados Unidos). Desde luego que Moore no confía en el material que nos muestra para que opine por si mismo, y aquí es donde el documental pierde su impacto y su atractivo cuando empiezan a aparecer sus creencias políticas. Dicho de otra manera, el autor se queja, exagera cuando lo considera necesario o se toma libertades con el asunto de la verdad. Parece no tratarse de un verdadero documentalista, porque se comporta como un hombre que no es imparcial y justo, es solo un tipo con una pancarta en la mano. En ese sentido, los mejores ejemplo de ello son las escenas en las que realmente se excede o coloca su propia opinión sobre los hechos. Es evidente que cualquiera estaría sorprendido ante el hecho de mirar a Bush sentado leyendo un libro para niños mientras las torres ardían, (pero es imposible saber lo que estaba pensando en ese preciso instante, pero Moore de modo aventurado cree que si) y claro que lo presenta como si fuese una sugerencia, aunque nunca sugiera que tal vez, que tal vez Bush solo estaba mostrando una cara fuerte a su país en tiempos de crisis.
Más adelante, Moore nos sorprende con toda una serie de estampas a lo que el llama sus muchachos (que en su mayoría son jóvenes, un poco tercos y ciertamente desde su nivel de profundidad es difícil apoyar la guerra cuando vemos que ahí han perdido alguno de los miembros de su cuerpo), pero lo más incómodo es la parte de la mujer que ha perdido a su hijo y se dirige a la Casa Blanca para llorar a las afueras de esta, lo que me pareció tan molesto como un recurso muy barato. Para mi beneplácito, Moore solo me provocó alguna clase de molestia en contra suya a lo largo del metraje; esto se suscitó en su descripción fallida, insensible e ingenua de un Iraq en donde habitan niños, ocurren bodas y existen toda clase de parejas felices. Si, se trata de un vídeo genuino, pero la sola insinuación de que se trata de un país feliz siendo atacado por la cruel nación de los Estados Unidos es muy descuidada y simple. Es decir, la verdad ocasiona que el caso que Moore nos muestra se vuelva más complejo, pero no menos impactante. ¿No confía en que su material sea lo suficientemente fuerte, sin que él lo haga girar a su favor? ¿Eran necesarias las imágenes de Bush  en las que se le ridiculiza, mientras se prepara para una entrevista y pide que le arreglen el cabello? Algunas de ellas funcionan pero algunas son solamente formas baratas de hacerlas parecer ridículas, sin poner ningún esfuerzo en ello.
Y disfruta hacerlo a lo largo de su creación, y soy consciente de que muchos descartan al filme en su totalidad, pero en mi caso soy un adulto y puedo acercarme a cualquier obra y crear mi propia opinión. Puedo distinguir perfectamente la diferencia entre alguien que me presenta argumentos sobre un tema determinado y cuando alguien pretende llevarme en cierta dirección para que piense de la misma manera. Eso de combinar la historia de un hombre a quien simplemente no le importaba el terrorismo y no solo actuó por negligencia, sino que también aprovechó los ataques para obtener beneficios políticos y financieros puede tener algo de cierto, ya que se presentaba la oportunidad perfecta para una guerra y mucho dinero en relación con la participación militar, pero no estoy tan seguro de que Bush haya sido un monstruo malvado, ni considero que haya actuado solo en estas cuestiones. Eso es justamente lo que suelen hacer las grandes potencias mundiales. Utilizan la tragedia como excusa para causar más tragedia, perpetuando así un ciclo sangriento y violento.
Lo que comienza como un compasivo tributo a las víctimas de ese terrible ataque, pronto se convierte en una oportunidad más para que Moore se ponga su sombrero de aluminio y monte su caballo con dirección a la puesta de sol. Por ello es valido preguntarse si este documental se trata sobre los eventos del 11 de septiembre, o ¿solo es un extraño caso de ira personal causado por el malestar y la amargura de la existencia en los Estados Unidos en la época moderna?
Definitivamente el asunto es subjetivo y por ende está sujeto a debate, así que, aunque existen muchas de estas películas que me parecen injustas y muy sesgadas, no puedo reprobarlas porque me encanten o las detesten o viceversa, sigue siendo una de las creaciones de no ficción más recordadas de nuestro tiempo; no necesariamente porque lo que muestra sea verdad, sino porque nos lleva a pensar a todos sobre nuestras propias emociones y opiniones hacia ese horrible día y lo que el 9/11 y el terrorismo en general significan para nosotros, no como parte del país que fue atacado, sino como simples seres humanos.

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