Director: Denys Arcand
Duración: 99 minutos
País: Canadá / Francia
Elenco: Rémy Girard, Stéphane Rousseau, Marie-Josée Croze, Marina Hands, Dorothée Berryman, Johanne-Marie Tremblay, Pierre Curzi, Yves Jacques, Louise Portal, Dominique Michel, Isabelle Blais, Toni Cecchinato, Sophie Lorain, Mitsou, Markita Boies, entre otros.
" Durante sus últimos días, un hombre moribundo se reúne con viejos amigos, ex amantes, su ex esposa y su hijo con quien mantiene una lejana relación."
Y una vez más, aquí tenemos una creación que demuestra cómo realizar una cinta oportuna y efectiva, en la que todo lo que se necesita es un buen guión y algunas personas con talento involucradas en el proyecto, tanto delante como detrás de la cámara. Es decir, las buenas películas no siempre tienen que gozar de un enorme presupuesto para alcanzar el éxito, tanto en el apartado de la crítica como en aquel que se refiere a lo financiero.
Esta obra canadiense ganadora del Oscar es en realidad una secuela de la película de 1986 Le déclin de l'empire américain, concebida por el mismo director y, en su mayoría, interpretada por el mismo elenco. Pero, en ese caso, ¿es necesario haber visto aquella cinta antes de acercarse a esta? Realmente no. Se puede suponer que aquella historia no influye necesariamente en esta, aunque probablemente brinde algunos antecedentes y detalles a la misma, así como un poco de profundidad en algunos de los personajes y tal vez se conozcan las emociones que continúan suscitando sus comportamientos.
Estamos ante una aguda, encantadora e inteligente película sobre cómo lidiar con la pérdida, el amor y el envejecimiento. Además, en las distintas capas que atesora y que yacen en la profundidad de su temática, los personajes meditan acerca del sistema de salud socialista en Canadá (donde se ubica la historia), la mortalidad, la manera en que fueron explorando y acercándose a las relaciones sexuales en sus vidas, la libertad y las restricciones que aparecen con la madurez.
El asunto con esta película es que se puede tomar como un filme político aderezado con un toque de comentario social o simplemente como un drama. Como suele suceder, todo depende de cuánto se esté leyendo entre líneas. Por mi parte, simplemente me acerqué a ella en su fracción dramática, y por este motivo tal vez podría afirmarse que también se tendría que ser canadiense para poder apreciar y comprender a cabalidad, todo lo que esta cinta está tratando de mostrar y relatar.
En esa misma línea, lo primero y lo más importante que conseguí asimilar fue que esta sencilla historia te manifiesta es que se puede vivir la vida como se desee, aceptar las consecuencias de todos los actos realizados, tener toda clase de arrepentimientos en el interior que te atormenten; pero que al final siempre serán la familia y los amigos los que te consolarán en esos complicados momentos, aquellos seres que te brindaran el genuino privilegio de la verdadera alegría y el placer en la vida. Y en ese aspecto, este drama también funciona de manera adecuada.
Desde luego, esto se debe a que son en su mayoría personajes construidos de manera muy realista. Ninguno de ellos carece de errores cometidos en el pasado y, al igual que su historia, nada se presenta en un maniqueo blanco o negro. De todo aquello que se nos va narrando nada ni nadie es verdaderamente bueno o mal, y todas las personas han cometido errores en su vidas, sin importar cuán honda sea la huella que en el interior haya dejado. Sí, se podría asegurar que esta es una de esas cintas que básicamente es como una pequeña rebanada de lo que significa la vida, con personas y emociones realistas en ella.
Por otra parte, el filme nos presenta de manera ligera personajes que luchan por vivir en un sistema que pretende satisfacer las necesidades personales de la población, pero que en realidad solo existe para servir a los beneficios capitalistas de quien los controla. Este punto demuestra de algún modo la incertidumbre de las circunstancias de vida y la mortalidad de los habitantes que padecen tales privaciones. En ese sentido, tenemos la oportunidad de presenciar la transformación del hijo que pasa de un estilo de vida impulsado por el poder y los privilegios que trae consigo el laborar en una gran empresa, a librar una verdadera batalla contra la preservación de la memoria y la dignidad de su padre, proceso que es capturado de forma emotiva, retratado de manera tan genuina y sincera que es imposible pasarlo por alto. Por otro lado, el papel de la enfermera fiel y valiente es retratado haciendo uso de la compasión, al mismo tiempo que nos muestra el mentado y malogrado sistema en el que los pacientes luchan por mantener el poder sobre sus propias vidas. Todo este asunto me pareció un acercamiento cálido, tremendamente emotivo y casi un poema que nos expresa como aquellos ideales que se les transmiten a los pacientes han sido defraudados de alguna manera por el sistema o en sus relaciones personales.
Escrita de forma estupenda, se le puede acusar de ser una película que parece sermonear a la audiencia, o de ser una obra pretenciosa por las referencias culturales a las que aluden sus complejos personajes. En realidad, a mi parecer encontré este abordaje sumamente lírico y conciso, ya que se dedica a abarcar las vastas experiencias de vida de los personajes, sumado a su peculiar escepticismo y madurez ante la mera existencia humana. En ocasiones, el diálogo entre ellos fluye como si de una poesía se tratara, sin prejuicios ni vanidades acerca de estos individuos, pero si exhibe su desesperación ante el estado de una nación que vive bajo el régimen socialista, que por un lado les ha proporcionado una gran riqueza literaria, pero que por el otro no consigue satisfacer plenamente sus necesidades humanas básicas.
Son esta clase de películas sofisticadas, inteligentes, estimulantes, tiernas y maduras al mismo tiempo, las que con poca frecuencia aparecen en la actualidad. Y en este caso, me refiero a una obra que fue lanzada hace más de quince años. Por ello, en lo que respecta a la audiencia, esta solo puede relacionarse de una manera muy particular a los temas que trata con una vivacidad e ironía a prueba de cualquier cosa; y gracias a ello nunca somos considerados como ingenuos, enfrentando estos problemas como si enfrente estuviera un amigo cercano que nos estuviera revelando sus secretos personales sentados a la mesa mientras se comparte una deliciosa taza de café.
En resumen, filmes como este realmente nos evidencian que la vida no está garantizada de ninguna manera y a su vez sirven para recordarnos qué cualidades humanas nos merecemos unos de otros y lo que deberíamos esperar de nosotros mismos como seres terrenales.
Simplemente una obra tan efectiva como adecuada, casi no se puede agregar más al respecto.
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