La atracción interpersonal es un fenómeno ciertamente complejo, que engloba fenómenos tan variados y diferentes como la simpatía que podemos sentir hacia un amable conductor de autobús, la pasión de algunos enamorados que abandonan todo tras la persona amada, o la admiración por determinada estrella de cine.
La afiliación es una tendencia humana básica que lleva a buscar la compañía de otras personas. Los resultados positivos que la afiliación puede proporcionar son innegables, tanto si esta tendencia es fruto de fuerzas biológicas, programas genéticamente y enraizadas en su valor de adaptación para la evolución humana como si es el resultado de cadenas aprendidas de reforzamientos. Afiliarnos con otros puede hacer que consigamos ciertos objetivos que no podemos obtener solos, proporcionarnos diversión y entretenimiento, incrementar nuestra autoestima haciéndonos sentir queridos e importantes o responsables de las necesidades de los demás, nos sirve para expresar nuestra sexualidad o nos ayuda a aprender aquello que no sabemos.
Factores que influyen en la atracción
Proximidad: las personas más cercanas físicamente son también, generalmente, las más accesibles. Pedir un favor, intercambiar información, o vivir experiencias comunes, como muchos otros pequeños detalles sobre los que se puede ir construyendo una amistad, son hechos que tienen mayor probabilidad de ocurrir con quienes tenemos más cerca.
Características físicas: las características físicas de las personas que percibimos son especialmente importantes en los primeros encuentros o cuando el contacto es superficial. De hecho, estas características pueden influir decisivamente en que existan o no posteriores contactos.
Otras características personales socialmente valoradas: no solo la apariencia física influye en lo atractiva que nos resulta una persona. Prácticamente, cualquier atributo susceptible de ser aplicado a una persona puede evaluarse según su mayor o menor grado de atractivo. El valor de una característica positiva suele aumentar cuando hace referencia a una cualidad que puede beneficiarnos. En general, las mujeres ofrecen atractivo físico y buscan seguridad financiera, mientras que los hombres ofrecen posición financiera y solicitan ciertas características físicas.
Semejanza: cada uno de nosotros puede ser parecido o diferente a los demás en muchas dimensiones o aspectos: edad, procedencia geográfica, actitudes, valores, atractivo físico, personalidad y aficiones. A todos generalmente nos gusta saber que nuestras ideas son correctas o interesantes, nuestras costumbres valiosas y nuestro gusto bueno o exquisito.
Reciprocidad: uno de los factores que influyen en el desarrollo de estas relaciones es la existencia o no de reciprocidad en la relación, esto es, de que también nosotros le resultemos atractivos a esas personas.
Así, Sternberg considera que hay tres componentes básicos en el amor: la intimidad, la pasión y el compromiso. Tales tipos, en su forma pura, forman los vértices de un triángulo equilátero.
La intimidad se refiere al sentimiento de cercanía, unión y afecto hacia el otro, sin que haya pasión ni compromiso a largo plazo. La pasión coincide con el denominado "amor a primera vista" y consiste en un estado de excitación mental y física: generalmente describe el amor que se torna obsesión por la persona amada. El compromiso consiste en la decisión de que uno quiere a otra persona sin que haya intimidad ni pasión.
El amor romántico se da cuando los amantes se atraen tanto física como emocionalmente, pero ese sentimiento de unión y compenetración no va acompañado de compromiso (el ejemplo clásico lo constituyen Romeo y Julieta).
El amor fatuo es el visto con frecuencia en las películas de Hollywood, en el que la pasión cristaliza enseguida en matrimonio, sin dar tiempo para que la intimidad surja.
El amor compañero designa para Sternberg aquella situación en la que los componentes de intimidad y compromiso aparecen unidos.
Por últimos, existiría el tipo de amor que combina los tres componentes, o amor perfecto, según el autor bastante difícil de alcanzar y de mantener.
Los celos tienen, en general, efectos negativos sobre la relación y provocan muchos pensamientos, sentimientos y conductas negativas. Sin embargo, en ocasiones la provocación de celos en pequeña proporción es utilizada deliberadamente por los miembros de la pareja con el fin de obtener efectos beneficiosos sobre la relación.
No todas las personas tienen las relaciones afectivas que quisieran. A pesar de que en nuestra sociedad las barreras formales para tener este tipo de relaciones son quizá menores que en tiempos pasados, la soledad nos afecta a casi todos nosotros en algún momento de nuestra vida y en muchas personas constituye una situación crónica. La soledad ha sido definida como "una discrepancia subjetiva entre el nivel de contacto social logrado y el deseado."
El déficit percibido puede ser cuantitativo (no tengo amigos, o tengo menos de los que quisiera) , o cualitativo (siento que mis relaciones son superficiales o no tan satisfactorias como me gustaría). La soledad tiene un carácter "subjetivo" es la propia persona quien decide si su nivel de contacto social es satisfactorio o no, de manera que un observador externo nunca puede saber con certeza si una persona se siente sola o no.
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