4 de Febrero de 2005
Javier:
No sé por qué estabas en el cine con esa cara si tú fuiste el que me invitó; hay dos posibilidades:
1 . Que fuera parte del juego ese en el que se supone que me debo de aguantar (por lo del miércoles en la noche) .
2 . Qué haya hecho o dicho algo que te molestara antes de entrar al cine.
Desgraciadamente no sé que pasó, pero estarás de acuerdo en que ya ha sido suficiente y lo mejor será terminar. Me duele bastante escribirte esto y ser tan cobarde para no decírtelo de frente. Ya sé que me equivoqué muchas veces, pero si te soy sincera, no siento esto como mi fracaso, sino como el nuestro. No tiene caso escribir las listas de agravios (tuyos y míos), ni culparte, ni reprocharte nada, así que perdona si esta carta llegó a sonar de este modo, así como las veces que te hice enojar o sentir mal.
Cuidate mucho
Atte.
L.A.F.
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