
Director: Mario Bava
Duración: 105 minutos
País: Italia/Francia
Reparto: John Phillip Law, Marisa Mell, Michel Piccoli, Adolfo Celi, Claudio Gora, Mario Donen, Renzo Palmer, Caterina Boratto, Lucia Modugno, Annie Gorassini, Carlo Croccolo, Lidia Biondi, Andrea Bosic, Federico Boido, Tiberio Mitri, entre otros.
" Diabolik, atractivo y educado ladrón de una época muy psicodélica, no está contento con todas las cosas buenas y brillantes que le da la vida. Menos aún cuando existen montañas de dinero que robar ante las mismísimas narices de altos oficiales del gobierno, y joyas valiosas que extraer de los cajones de los super ricos. Es un verdadero canalla que encuentra las más diversas maneras de vivir siempre al límite."
Cómo no poder disfrutar una película tan deliciosamente kitsch (tendencia artística referida a los elementos decorativos excesivamente recargados y pretenciosos), tan malévola y superficial, tan rebosante de ideas demenciales y de puro genio como esta.
Este es la clase de cine que me gusta, un cine que va al grano sin prejuicios y ofrece lo que se ve en el póster promocional desde la primera impresión: diversión y fantasía.
Porque eso esta cinta, una relectura sexy de historias de ladrones pasada por el filtro de un James Bond más imaginativo, una vuelta de tuerca a la figura del antihéroe que roba a los ricos, no para dárselo a los pobres, sino para desperdiciarlo y esparcirlo en su lecho de amor junto a una mujer tan hermosa como Marisa Mell. Y es que de verdad habría que esforzarse mucho para hallar una escena más sugerente y creativa que esa en la historia del cine. Realmente es genial y digna de aplausos.
Pero Diabolik no vive sólo gracias a su ingenioso guión, la otra parte de su consistencia pertenece a su psicodélica puesta en escena, anclada en plena fiebre de un viaje de ácido o moviéndose plácida y sensualmente por una abrumadora paleta de colores, mientras que suena de fondo la música del gran Ennio Morricone, en un intento de enfrentar la Estética a la Ética. Entendiendo la ética como la vía más adecuada para abordar un guión cinematográfico, esto es, atendiendo a factores decisivos como la evolución y profundidad de los personajes o la autenticidad de los acontecimientos. Aquí todo resulta mejor cuanto más decorativo y descabellado es, porque su lógica es la del espectáculo y la de gozar de una manera pura e infantil.
Por eso se puede decir que en dicha confrontación vence la Estética. Al igual que gana el entretenimiento contra la reflexión y el conflicto emocional o intelectual profundo. Esta joya es sexy, amoral, inteligente y casi surrealista, y si algunos críticos muy radicales alzan la voz en clara actitud de acabar con esta obra no hay de qué preocuparse, pues más alta se escucha aún la sarcástica carcajada con la que el malvado de Diabolik despide la película.
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