
Director: Howard Hawks
Duración: 100 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Humphrey Bogart, Walter Brennan, Lauren Bacall, Dolores Moran, Hoagy Carmichael, Sheldon Leonard, Walter Szurovy, Marcel Dalio, Walter Sande, Dan Seymour, Aldo Nadi, entre otros.
" Segunda Guerra Mundial. Harry 'Steve' Morgan y su compañero Eddie son dos marineros que están en la isla de Martinica, esperando inútilmente que algún barco los contrate. Al final, se verán obligados a trabajar para la Resistencia Francesa."
En algunas ocasiones le doy un lugar muy especial a las películas denominadas "clásicas" porque despúes de todos estos años y después de tantas obras que han salido a la luz, el listón de autoridad y calidad que cuelga sobre ellas es enorme. Pudieron haber sido populares en ese momento, pero ahora son "obras maestras" o como yo les suelo llamar: "Gemas". En ciertas ocasiones no son más que retrato de la alegría, el estilo y el sentimiento impregnado de aquellas épocas que se demuestra en aspectos tales como la participación en su reparto de los grandez músicos del jazz (como en este caso), la jerga usual de ese momento o las formas de vestirse y comportarse. Todo ese conjunto convierte a las películas de los años 30 y los años 40 en obras realmente especiales porque nos muestran la cultura de ese tiempo como un ambiente realmente fantástico. Una cultura que a veces siento era más inteligente y con mejor gusto que lo vemos en las películas de ahora. Y esta cinta de Howard Hawk posee lo mejor de aquella época.
Imaginense que están es una especie de bar exótico, ubicado a la mitad de la nada, y Hoagy Carmichael está sentado en el piano tocando alguna melodía repleta de armonía. Y después no tendrás nada de que preocuparte, porque William Faulkner está escribiendo tu propio diálogo. ¿Qué clase de universo es ese?
La película cuenta con drama, aventuras, romance, intriga, un toque ligero de cine negro y otro de guerra. Forma parte de las obras que aparecen a raíz del éxito de Casablanca y de Bogart como protagonista de la misma. Fue además el debut en el cine de Lauren Bacall y la primera cinta en la que aparecería la mítica pareja que conformaría por años con el propio Humphrey. Es una adaptación libre de la novela del mismo nombre de Ernest Hemingway, aunque el guión inicial sufre modificaciones para aproximar el argumento al de Casablanca.
Y creo que sin desmerecer las virtudes de la película, también creo que los años han contribuido a crear una mitología a ella que nos hace olvidar demasiado sus carencias. La trama está bien hilvanada, consecuencia indudable de la eficacia literaria de la novela de Hemingway de la que procede y de la capacidad cinematográfica de Hawks. El conjunto funciona y hay momentos excelentes, porque no podía ser de otra manera. Pero lo fundamental aquí es la interpretación de ambos, ese coqueteo (me refiero a miradas, gestos, actitudes, movimientos, vibraciones, sugerencias, etc.) entre Bogart y Bacall en el que se centra gran parte de la trama del proyecto, en donde el resto de los personajes pasan a un segundo plano, es decir, se convierten en algo realmente secundario. Por ese motivo, si hubiera tenido otros protagonistas sin duda habría pasado al olvido.
Sin embargo no dejo de reconocer que ya es difícil, sino es que practicamente imposible realizar este tipo de cine. Ahora se pierden en los créditos iniciales, tanto que parecen ser interminables y muchas veces lo hacen como si tratara de gente con escasa imaginación. Desde el principio cuesta conectar con la historia y la mayoría de las veces no se sabe acabar a tiempo. Es decir, cuando ya no queda nada más que contar.
En fin, esto es cine y no tonterías. Que la disfruten.
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