El guerrero de la luz lo sabe: todo el mundo tiene miedo de todo el mundo.
Este miedo generalmente se manifiesta de dos maneras: a través de la agresividad o a través de la sumisión.
Son aspectos del mismo problema.
Por eso, cuando está delante de alguien que le inspira temor, el guerrero se acuerda de que el otro tiene las mismas inseguridades que él, pasó por obstáculos parecidos, vivió los mismos problemas.
Pero está sabiendo manejar mejor la situación. ¿Por qué? Porque él utiliza el miedo como motor, y no como un freno.
Entonces el guerrero aprende del adversario, y actúa de la misma forma.
Para el guerrero, no existe amor imposible.
Él no se deja intimidar por el silencio, por la indiferencia o por el rechazo.
Sabe que, tras la máscara de hielo que usan las personas, existe un corazón de fuego.
Por eso el guerrero arriesga más que los otros. Busca incesantemente el amor de alguien, aun cuando esto signifique escuchar muchas veces la palabra "no", regresar a casa derrotado, sentirse rechazado en cuerpo y alma.
Un guerrero no se deja asustar cuando busca lo que necesita. Sin amor, él no es nada.
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