
Director: Billy Wilder
Duración: 101 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Ray Milland, Jane Wyman, Phillip Terry, Howard Da Silva, Doris Dowling, Frank Faylen, Mary Young, Anita Sharp-Bolster, Lillian Fontaine, Frank Orth, Lewis L. Russell, entre otros.
" Aclamado retrato psicológico de un escritor fracaso a causa de su adicción al alcohol. Don Birnam es un escritor dipsómano que no puede vencer sus arrebatos alcohólicos, por los cuales se ha convertido en un hombre arruinado física, moral y económicamente, totalmente desprovisto de una personalidad fuerte. Para lograr dinero que le permita seguir bebiendo es capaz de cometer cualquier acción, llegando incluso a robar a sus amigos, sin excluir a Helen St. James, una hermosa mujer que, enamorada de él, intenta renegarlo. También intenta ayudarlo su hermano Wick, pero todos los esfuerzos parecen estériles."
Wilder en esta ocasión, nos presenta un tormentoso laberinto sin salida a través de la inestable y angustiosa existencia de Don Birnam, un fracasado escritor, siempre al amparo de la misericordia de su hermano Wick.
La historia de un pobre diablo de 33 años sin oficio ni beneficio, que canaliza sus frustraciones por medio de una botella.
Como el título lo dice, es la historia de un fin de semana perdido, donde Don condena definitivamente su alma al amargo licor, ese líquido que le hace sentirse como el efecto del lastre arrojado de un globo aeroestático; encima del mundo.
No necesita escribir siquiera una línea para explicarnos su novela autobiográfica, la definitiva, aquella que ya tiene nombre: la botella.
Un día conoció a una chica llamada Helen durante una velada en la ópera. Ambos intercambiaron abrigos como principio y fin de una historia. Como la más perfecta y armónica de las figuras geométricas, el círculo, su idilio con el alcohol parece no tener principio ni fin.
Es la historia de un alcohólico anónimo, del alcohólico universal. Aquel que en mitad de la noche reflexiona en delirantes ensoñaciones figuras de minúsculos animales como ratas y murciélagos. Es la historia de Don Birnam narrada con la maestría incontestable y apabullante de un maestro, Billy Wilder.
Han existido muchas películas que trataban el mismo tema, el retrato de esta tremenda enfermedad. Todas historias cruentas sobre la soledad y la frustración: Days of Wine and Roses, Leaving Las Vegas, entre otras.
Sin embargo, ninguna es tan sórdida, realista y conmovedora como ésta.
Perfecta sintonía entre cine bien facturado y una historia interesante y magníficamente narrada. Porque no es necesario haber pasado por ello para entender el problema que tiene Don, para saber que lo que se nos cuenta es una historia verdadera. Sobran los efectismos, ya que la realidad es suficientemente trágica.
Billy Wilder acompañado de su amigo inseparable en esa época, Charles Brackett, hicieron la primera película que consideraba que los alcohólicos eran enfermos y debían ser tratados como tal. En una sociedad donde el ritual de llenar el vaso era tan importante (en la actualidad aún lo es) ofrecer esa visión suponía enfrentarse a sus propios demonios, a lo que habían vivido su familia, su amigo o su vecino. Wilder intenta mostrar esa función que también debe tener el cine de concientizar a quien lo sepa apreciar.
Wilder como los mejores directores fue un avanzado de su tiempo, retratando todo aquello que le rodeaba. Estamos posiblemente en su período más obscuro, alejado de aquellas comedias que le harían tan famoso. Esta cinta se sirve de la premisa que está conformada por contar historias grises con atmósferas absorbentes, no retrata lugares marginales, donde el abandono y la falta de dinero podrían justificar ciertas acciones sino más bien lugares que podían ser cercanos. Me parece que enfatiza el carácter común del alcoholismo, en la película son gente culta que vive en lugares cercanos a la comodidad.
El personaje de Don Mirnam es un total antihéroe ya que en ningún momento encuentro un esbozo de verdad en sus acciones. El alcoholismo es un circulo vicioso imposible de superar, como bien el personaje principal reconoce, por ello la vida se convierte en toda una mentira; engañando, robando sólo para conseguir un trago. Además Wilder abandona uno de los conceptos y afirmaciones más comunes y recurrentes: el proceso de creación de un artista sólo se puede conseguir mediante drogas o alcohol. Wilder los desmiente por completo demostrando que el alcohol bloquea al artista impidiendo cualquier tipo de creación.
Wilder muestra de forma admirable como esa visión simpática del borracho no es tal, los borrachos son enfermos que viven en un completo caos y una espiral negativa. Esa visión idealizada que aún hoy se tiene, a raíz de lo que te puedes encontrar un domingo de madrugada.
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