Director: Mary Harron
Duración: 102 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Christian Bale, Justin Theroux, Josh Lucas, Bill Sage, Chloe Sevigny, Reese Witherspoon, Samantha Mathis, Matt Ross, Jared Leto, Willem Dafoe, Cara Seymour, Guinevere Turner, Stephen Bogaert, Monika Meier, Reg E. Cathey, entre otros
" Patrick Bateman es un espécimen soberbiamente elaborado que cumple todos los requisitos de maestro del universo, desde el diseño de su vestuario hasta el de sus productos químicos. Es prácticamente perfecto, como casi todos en su mundo e intenta desesperadamente encajar en él. Cuando más intenta ser como cualquier otro hombre adinerado de Wall Street, más anónimo se vuelve y menos control tiene sobre sus terribles instintos y su insaciable sed de sangre."
Aunque vapuleada por la crítica, encuentro que esta película es una de las obras americanas más interesantes de principios de la década. Es un proyecto que nos han vendido como película de terror, aunque no lo es. Es una película de humor. Humor negro, negrísimo, crítica brutal a la sociedad americana y sobre todo, es la representación de la mentalidad del ejecutivo de Wall Street en la década de los 80. Porque creo que como filme de terror es mediocre, pero como crítica social es fantástico, una de las mejores sátiras de la última década. En ese sentido diría que me parece incluso una gran comedia de humor negro, ya que me ha hecho reir mucho más que generarme miedo.
El retrato de Patrick Bateman, un alma solitaria e incomprendida en un mundo tan falso y carente de ideales, va dejándonos ver fragmentos de una personalidad inocente y pueril, que se limita a copiar el comportamiento de su entorno social. Quizás con algunas habilidades sociales con las que cuenta, el individuo se somete a una especie de alineación para ser admitido a cambio de reconocimiento social.
Los valores son claro y están bien definidos: la belleza, el dinero, ostentación y lo que se espera de uno. No deja de ser una paradoja, el hecho de que valores tan clásicamente egoístas, no tengan fruto o beneficio sobre la primera persona, sino que sean puestos a debate por los demás, siendo esclavos de ellos.
La interpretación de Christian Bale es soberbia. El galés se encuentra como en casa interpretando a personajes muy variados como sabe cualquiera que haya seguido su carrera, así que no es extraño verlo dar forma al asesino Bateman. Ese hombre ejemplifica el estilo de vida de una ciudad y de una generación: va a restaurantes caros, dedica interminables horas a la mejora de su físico, tiene un armario de cientos de prendas (todas de diseñador, por supuesto), es culto y educado, y tiene como afición asesinar gente.
Lo único que veo como una debilidad del proyecto es que ya han pasado unos cuantos años desde que salió la novela de Easton Ellis y la sútil crítica que subyace en la historia no es tan afectiva para estas épocas y probablemente eso genere que se pierda interés en ella, a medida que otras modas y otros estilos de vida han ido evolucionando hasta nuestros días.
Tiene un ritmo ágil, muy ligero. Al principio esperaba los toques de horror, pero luego me fue sumergiendo en esa comedia repleta de sarcasmo, sin abandonar su atmósfera perturbadora en la que no se sabe qué esperar de un protagonista que parece ser un demente.
Una escena memorable de este ejercicio cinematográfico es la impactante escena en la que todos los ejecutivos se enseñan sus tarjetas, la reacción de Bateman es tan detalladamente obsesiva que llega a sorprender. Una escena enfermiza que define a la película de modo perfecto en todos sus aspectos.
En fin, una crítica a una sociedad marcada por el consumo, la perfección, el invidualismo, la moda, el poder banal. Creo que ahora que lo pienso, esta sociedad en la que vivo no ha cambiado mucho o más bien nada.
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