Director: Danny Boyle
Duración: 107 minutos
País: Reino Unido/Estados Unidos
Reparto: Cillian Murphy, Chris Evans, Michelle Yeoh, Rose Byrne, Troy Garity, Hiroyuki Sanada, Benedict Wong, Mark Strong, Cliff Curtis, Paloma Baeza, Archie Macdonald, Sylvie Macdonald, Chipo Chung, entre otros.
" En un plazo de cinco años el Sol se apagará, y con él se extinguirá la raza humana. La última esperanza de los hombres es el Icarus II, una nave espacial tripulada por seis hombres y dos mujeres, cuya misión consiste en llevar una gigantesca carga explosiva que infundiría nueva vida a la estrella y le permitiría volver a brillar, salvándose así la población de la Tierra. El problema es que la nave Icarus ya había llevado a cabo la misma misión siete años antes y había fracasado."
Así como hay películas tradicionalmente sobrevaloradas por la crítica, existen igualmente buenas películas, como esta, injustamente maltratadas.
Muchos críticos no han sido capaces de rascar en la superficie de esta cinta y ver más allá de la premisa de la que parte, sosteniendo que el ejercicio cinematográfico de Boyle carece de realismo, ya que es imposible que el Sol se extinga, sino es hasta dentro de cinco mil millones de años.
Sí, los científicos calculan que el Sol tiene combustible para rato. Pero, me parece que como bien lo señaló el propio director: "el universo es impredecible".
No sería esa la primera vez que una teoría ampliamente respaldada es impugnada o un nuevo descubrimiento obliga a replantearse el funcionamiento de un fenómeno determinado. De hecho, esto último, ocurre casi a diario.
Por si fuera poco, ahora se sabe que las leyes de la física no son constantes a lo largo del espacio y el tiempo. Así es, podemos modificar la premisa por una que versara: "Sí, el universo es impredecible, pero también es fascinante."
En cualquier caso, lo mismo da. Esta película nos presenta esa apocalíptica posibilidad. El sol se está muriendo y sólo una bomba podría reactivarlo. ¿Es realista? No, es ciencia ficción. ¿Es verosímil? Tal y como está construida la película, por supuesto.
Y es que las piezas de la cinta encajan perfectamente entre sí para funcionar con una precisión como si de un reloj suizo se tratase. El proyecto cuenta con un guión sólido de ciencia ficción con tintes humanistas, una caracterización de personajes magnífica y un desarrollo fluido; todo ello mezclado en la proporción adecuada.
Por lo general, la cinta es respetuosa con las leyes de la física, aunque Boyle se toma ciertos permisos, sutiles pero majestuosos, para potenciar la estética de su obra. Así, el director inserta a menudo efectos sonoros en el espacio, que intercala magistralmente con planos de silencio absoluto, música y otros efectos, logrando una mezcla conmovedora.
Instinto de supervivencia, abnegación, sacrificio, compromiso, compasión. La película plantea diversos dilemas éticos y cuestiones filosóficas, sin caer en exageraciones o pedanterías y además nos muestra como un minúsculo error puede alterar de manera significativa el curso de los acontecimientos e incluso decidir el destino del ser humano. En ese sentido, una de sus fortalezas es la manera en como están caracterizados los personajes. Los tripulantes de la nave no son héroes, sino seres humanos sujetos a todo tipo de emociones en un entorno opresivo de frialdad tecnológica.
Por si fuera poco, la creación de Boyle goza de una estética maravillosa, con una fotografía sublime y una ambientación hipnótica, mágica. Aunque habría que mencionar que el hecho de que los actores sean jóvenes y atractivos, influye en el anhelo del director de reforzar el poder estético de las imágenes, lo que le resta cierta veracidad a la cinta.
Con todo, que nadie se deje engañar por análisis superficiales que mantienen posturas extremas, sin puntos intermedios, posturas maniqueas. Esta película es sencillamente, una obra altamente recomendable, pese a quien pese.
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