
Director: Billy Wilder
Duración: 125 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Jack Lemmon, Shirley MacLaine, Fred MacMurray, Ray Walston, Jack Kruschen, David Lewis, Hope Holiday, Joan Shawlee, Naomi Stevens, Johnny Seven, Joyce Jameson, Willard Waterman, David White, Edie Adams, entre otros.
" C.C. Baxter es un ambicioso empleado de una firma de seguros de Manhattan. Es soltero y vive solo en un discreto apartamento que presta ocasionalmente a sus superiores para que se encuentren con sus amantes; él confía que los sucesivos favores le sirvan para mejorar su posición en la empresa. Le proponen para un ascenso y Jeff Sheldrake, el director, descubre el motivo. También éste solicita las llaves de su estudio para citarse con Fran Kubelik, una elevadorista de la cual Baxter estuvo enamorado. Al regresar una noche a su casa, Baxter descubre a Fran desvanecida por sobredosis de somníferos, la joven ha intentado suicidarse tras discutir con Sheldrake."
Una de las mejores películas de la historia del cine y seguramente una de las campeonas entre esas listas que regularmente hacemos los aficionados al cine acerca de nuestras películas favoritas.
Seguramente porque consciente o inconscientemente Wilder y Diamond (los escritores de esta cinta) han conseguido que casi 50 años después de su estreno, esta siga siendo la película de cabecera de mucha gente y haya ayudado a curar más depresiones que muchos psiquiatras y psicólogos juntos, gracias sobre todo a la naturalidad y sencillez de la historia y sus protagonistas, combinada inteligentemente con una contundencia y dureza emocional de fondo muy poco común en una película de Hollywood.
Un retrato agridulce de dos naufragos de una sociedad hipócrita y cruel, de víctimas y victimarios, que sufren las consecuencias de la soledad el desamor, que cuenta con uno de los guiones más perfectos escritos para el cine. Simplemente porque se rie y se llora a partes iguales.
Para aquellos que no pueden ser Napoleón, María Antonieta, Howard Hughes o Charles Kane, existen películas como esta, una hermosa crónica de aquellos personajes grises, ninguneados por el cine o por la historia, gente en cuyo devenir no interviene ninguna estrella redentora, sino que avanzan contra la previsible corriente de su destino con la determinación de aquellos que no tienen más opciones en la vida que aguantar lo que se les venga.
Jack Lemmon es la encarnación de uno de esos tristes personajes, un tipo mediocre cuyas aspiraciones en la vida pueden contarse con los dedos de una mano. Con el objetivo de ascender en su monótono trabajo, en el que no es más que un número, presta su departamento para las citas amorosas de sus jefes, hasta el día en que el amor se cruza en su camino de manera inesperada.
El resto de la historia, la dejo para que la descubran los afortunados que se acerquen a ella por primera vez y que sepan encontrar la magia escondida entre esos fragmentos de drama muy triste, envueltos en un aroma de sútil comedia.
Nunca se le brindó tanta justicia al discreto encanto del aura mediocre, ni tanta poesía a la conciencia de un desarraigo que va más allá de fronteras, nacionalidades y épocas.
Para recomendar y ver incansablemente, una y otra vez.
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