Alrededor de la una de la mañana dió comienzo la aventura que a continuación relataré o trataré de hacerlo.
Me disponía a iniciar la lectura de mi Manual del guerrero de la luz, regalo hecho por la adorada señorita azul hace algunos días, cuando recibí un mensaje de mi querido hermano que versaba de la siguiente forma: "Hola, oye ¿puedes marcarme al cel?, espero que entre porque estamos en el DF y ya no hay camiones hasta las 5:30 para Toluca y está muy pesado eso..." por lo cual tuve que avisarle al autor de mis días o sea mi papá lo que estaba ocurriendo. Por supuesto que tuve que despertarlo del profundo sueño en el que había caído. Por cierto, mi madre también se encontraba ahí pero como si no existiera para mi, ya que las madres en momentos de suma presión entran en una especie de estado de shock del cual es difícil extraerlas y manifiestan diversas ideas que son de poca o nula ayuda.
En fin, antes de continuar quiero detallar que mi hermano se había ido a la playita desde hace algunos días, el jueves para ser exactos. Obviamente mi progenitor que se encuentra en la clasificación no menos espectacular "castrante" se la pasaba checándole todos y cada uno de los días que mi compañero se encontraba fuera de este hogar, dulce hogar. Yo lo sé porque palabra que mi padre lograba articular iba referida hacia la resplandeciente situación de mi hermoso hermano que cabe aclarar, no es el tipo más familiar, casero, doméstico y hogareño que conozco. Aún así no dejo de quererlo... nadie es perfecto (¡y qué bueno!) no obstante nunca falta el tipo soberbio que cree que lo sabe todo, que tiene razones para serlo(soberbio) lo cual me causa mucha gracia y un poco de rubor llena mi cara, y no estoy hablando de mi precisamente.
Creo haberme desviado un poco del asunto inicial que está motivando este escrito. Bueno, decía que había despertado a mi padre, se levantó con mucha premura como si le hubieran atinado un puntapié en salva sea la parte e intentó hacer lo mismo que yo había intentado minutos atrás: llamarle a mi hermano. No obtuvo resultados alentadores y los dos nos quedamos en silencio, creo que él esperaba que a mi se me ocurriera algo, cosa que no sucedió en ese instante, así que dijo muy resignado que mi "pareja" llegaría temprano al otro día. Sin embargo,pronto se me ocurrió que debíamos enviarle un mensaje(brillante idea) para saber en donde se encontraban. Recibimos la respuesta en un breve lapso de tiempo, estaban en observatorio... a lo que con otro mensaje respondí: "Ya vamos para allá, aguanten".
Salimos de mi casa mientras eramos observados por una pequeña luna que era rodeada a su vez por algunas nubes también diminutas. Era un cielo casi despejado, una linda noche para una andanza más de una pareja de tipos un poco locos y muy dispuestos a aventurarse, después de todo hay que tomar los riesgos de la vida que casi siempre son peligros, momentos inciertos, aleatorios. Pues a la 1:35 a.m. ibamos en camino de la "Ciudad del Pecado" o mejor conocida como Ciudad de México; la bella capital de este país mágico y musical. Durante nuestro pequeño viaje en la autopista, fuimos alcanzados por una vasta neblina que impidió que nuestro arribo fuera con mayor velocidad. En el trayecto fuimos escuchando a George Harrison y algunas de sus canciones en el grupo más trascendental de la historia, además de algunos otros temas en su carrera como solista; precisamente cuando el disco se terminó llegamos a la estación en la que había taxistas que nos observaban con ojos de pocos amigos, yo solo atiné a decir que tal vez pensaban que eramos judiciales, por ello se sentían amenazados.
Después de un mensaje de aviso, mi hermano y su amigo también mio en la preparatoria(esa es otra historia) aparecieron ante nosotros, el cansacio más que otra actitud se reflejaba desmesuradamente en sus rostros. Subieron al auto, yo suponía por algo que han llamado Sentido común que lo que menos querían hacer era hablar... pero el contador no paraba con los cuestionamientos que si dan todo el perfil de un judicial, faltando sin dudar el famoso tehuacán.
Por un rato logré distraerle con otro disco que pusé, era sumamente heterogéneo en esencia, escuchamos desde Frank Sinatra, Elefante, Juanes, Carpenters, Luis Miguel... hasta el mismísimo Divo de Juárez, es decir... 'Juanga'. De regreso ya no se presentó tanta neblina, proceso fue más ágil.
Llevamos al otro muchacho a su morada donde seguramente lo esperaban con ansías. Nosotros dejamos el carro para quedar a unos 5 minutos de nuestra vivienda cerca de las 3:15 de la madrugada.
De esta manera concluyó nuestro fúgaz desplazamiento para rescatar a esos desprotegidos seres humanos. Lo único que yo quería hacer era relatárselos para futuras consultas, también para que no se me olvidé y para que otros se diviertan leyéndolo. Espero haya sido de su agrado, yo me despido me voy a dormir.
P.D. No vean ese programa pauperrimo de Televisa llamado Vecinos, es de pena ajena, casi de ternurita. Sigo insistiendo que cada pueblo tiene la televisión que se merece. He dicho...
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