
El día de ayer fue el momento apropiado para cambiar algunas cosas en mi vida y esto se debe a que la vida misma tiene que cambiar, tiene que ser de otra forma. Todos lo sabemos, en el mundo nada permanece estático, todo tiene movimiento.
El primero de los cambios llegó cuando se me ocurrió hacer una transformación en el corte de mi cabello, creo que ya era justo y necesario; es extraño que al cortarlo cambie tan radicalmente... como si me quitaran años de vida, no así de experiencia. Los años no pasan en vano.
Es un tanto singular traer el cabello corto otra vez, ya que desde abril (en mi cumpleaños) no cambiaba mi aspecto corporal u orgánico, como quieran llamarle. No es preocupante, es como el proceso por el cuál atraviesan las víboras: sólo un cambio de piel. Me siento fresco y rejuvenecido, lleno de vigor; me siento reanimado. Es cierto... hoy me sentí mejor. Volví a reir, a carcajear, a gozar, a burlarme, celebrar que estoy vivo.
La vida también va a cambiar porque en la próxima semana tengo que arreglar asuntos relacionados con la institución educativa a la cual asisto para instruirme, ilustrarme y practicar. Eso me hace sentir en cierta forma inquieto, dado que los trámites para una inscripción en ese organismo carecen de atención y abunda la negligencia por varios de los trabajadores cuando se llevan a cabo. No creo dar detalles de ese proceso engorroso, mejor cuando esté terminado lo diré para tranquilidad de este nimio narrador que les habla.
Hace poco que arribamos a mi humilde hogar, junto con mis padres provenientes de un evento social, en el que unas adolescentes fueron presentadas a la socieda'. Es decir, unos tristes y desangelados XV años. De hecho, no sé por qué lo escribí de esa manera... creo que es un verdadero cliché sobre como deben etiquetarse esas reuniones hipócritas llenas de santurrones, simuladores y farsantes. No debí asistir porque el historial me dice que sólo disfruté pocos y no fueron precisamente los "acontecimientos" en los cuales fuimos unos invitados más, sino en los que estábamos rodeados de familia. No es mi intención equipararlos, por el hecho de que no tienen argumentos iguales para cotejarlos. Sin embargo esa fue la primera desventaja, el hecho de sentirse como un extraño.
Fue muy deslucida la fiesta, aunque ese es mi punto de vista; a la mayoría de personas que observé detenidamente, su semblante no era nada parecido al mio. Hubo quizá algún delicioso entremés, no obstante los siguientes platillos quebraron mis ganas de seguir allí, pedía a gritos, suplicaba para que nos fueramos... no sucedió. Yo permanecí estoico, sereno, inmutable... a pesar de que mi vientre se sentía como las olas pegando en el muelle.
En estos momentos tengo sueño, estoy cansado y un poco preocupado por los resultados del futbol mexicano porque ingresamos a una quiniela, que hasta este momento vamos lidereando, nunca es malo que te caiga algo de efectivo; es más, ya estoy haciendo planes para ver que puedo comprarme... bueno, eso si no empatamos con alguien y tenemos que repartir el capital. Ojalá que no, al rato veremos que sucede con ese asunto.
Hoy me he dado cuenta que la señorita azul está haciendo un gran esfuerzo por mejorar la relación, es algo digno de aplaudirse y me alegra saber que mis palabras tuvieron eco en ella. Recibí 2 correos suyos, me habló en el crepúsculo y no escuché el teléfono, pero ví las 2 llamadas perdidas, jamás imaginé que hubiera sido ella. Veo damas, hembras, señoras,señoritas, doncellas y pienso en ti... en mi compañera, en mi pareja, en mi desposada, en mi costilla. Sigo viviendo porque sigo teniendo motivos para seguir haciéndolo, de otra manera no seguiría aqui, como los árboles.
(Aunque todas las luces de nuestra habitación estén apagadas, yo sigo manteniendo encedida la del amor)
Comentarios
Respecto al último párrafo que escribiste solo intento demostrarte que eres importante para mi, me alivia saber que lo estoy consiguiendo.