No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida,
ni tengo respuestas para todas tus dudas o temores,
pero puedo escucharte y buscarlas junto contigo.
No puedo cambiar ni tu pasado ni tu futuro,
pero cuando me necesites estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces,
solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos
pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida,
me limito a apoyarte, a estimularte
y a ayudarte si me lo pides.
No puedo trazar límites dentro de los cuales debas actuar,
pero si te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón,
pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quién eres, ni quién deberías ser,
solamente puedo quererte como eres.
En estos días me puse a recordar los preciosos momentos contigo
soy una persona feliz, tengo más momentos que recordar, más de los que imaginaba
veo el brillo en tus ojos, la sonrisa espontánea
y la alegría que sienten al verme.
Y yo también siento paz y alegría cuando los veo
y cuando hablamos, sea en la alegría o sea en la serenidad.
De pronto apareciste tú
no estabas ni arriba, ni abajo ni en medio
no encabezabas ni concluías la lista,
no eras ni el número uno ni el número final,
lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad que transmitías
y con lo cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida.
Y tampoco tengo la pretensión de ser la primera,
la segunda o la tercera persona en tu lista,
basta que me quieras sin esfuerzos,
compromisos o intereses,
basta que me quieras como soy.
Le agradezco a Dios
que me haya dado la oportunidad de tener a una persona como tú,
porque tu le has dado valor a mi vida.
Comentarios