A lo largo de 40 años, pasados bajo el reflector, ha sido víctima de toda suerte de acusaciones -de la profanación de la memoria de John Lennon, de pintarse el cabello, etcétera-. ¿Se declara usted culpable o inocente, Sir Paul McCartney?
SIR PAUL MCCARTNEY HA SUFRIDO UN RETRASO.
Sin embargo, la espera de su arribo permite echar un interesado vistazo a sus oficinas en Soho Square. El personal a su cargo opera una especie de sistema de tres pasos para alcanzar el cielo: aproximadamente cada 20 minutos, es uno escoltado al siguiente nivel, en donde lo primero que le ofrecen es siempre una taza de té.
Así tenemos primeramente la planta baja: piso de mármol color crema, muebles de madera oscura; sobre las paredes, una serie de lienzos gigantes de Brian Clarke, el artista que pintó la portada de Tug of War, su álbum solista de 1982; un collage hecho por el mismísimo McCartney y compuesto de fotografías de su esposa Linda (q.e.p.d.) en un prominente rincón. En el primer piso: una estantería repleta de diccionarios y libros acerca de The Beatles; un retrato grande y un tanto embadurnado de Buddy Holly, realizado por el propio McCartney (propietario de los derechos de las canciones de Holly). Segundo piso: fotografías enmarcadas de The Beatles, incluyendo una impresión clásica de la época del Sgt. Pepper's en la cual aparecen John y Paul señalándose mutuamente, muertos de risa.
Se escuchan murmullos provenientes del corazón del recinto. Una de las voces pertenece sin duda a McCartney. Todo mundo sabe, por supuesto, que el buen hombre ha sido famoso por espacio de cuatro décadas. Actualmente, como caballero sexagenario, el amor y el odio que le son profesados no han disminuido significativamente. Tras su casamiento con la ex modelo Heather Mills, en 2002, la relación que mantiene con los tabloides se ha vuelto tormentosa.
UN NUEVO Y MUY VÍVIDO álbum, Chaos and Creation in the Backyard, programado para este mes, es el resultado de una alianza con Nigel Godrich, productor de Radiohead.
La puerta se abre. Dos hombres impecablemente vestidos son acompañados a la salida. El atavío de McCartney, por su parte, es informal; su oficina, un dechado de orden y pulcritud. Tomo asiento a su lado; a nuestras espaldas cuelga un cuadro impresionista de proporciones ingentes. Su actitud es relajada y decidida, su mirada directa. Un hombre comprometido con sus asuntos. Pero su rostro maduro y su voz enronquecida aún conservan los rasgos del deslumbrante y perspicaz chico que alguna vez fue.
Eres un ex Beatle de 62 años de edad, ¿qué es lo primero que te viene a la cabeza cuando te miras al espejo?
" ¡Dios mío!, ¿acaso ese soy yo? " (Risas). No, no tengo el hábito de mirarme al espejo. Me peino una vez al día y eso es suficiente, ¿sabes? La impresión que me produce mi imagen avejentada proviene de las fotografías: "Ya no eres tan joven como solías ser, muchacho". Tengo que aceptarlo.
Sin embargo, te has pintado el cabello...
Así es. Hace poco me encontré con Neil Tennant, de Pet Shop Boys, quien, burlón, me dijo (imitando el tono jocoso de Tennant) : "¡Ay, Paul, qué terrible sorpresa, te has teñido el cabello!". Yo le respondí: "Por supuesto, hombre, todo mundo lo sabe, ¡era blanco, pero repentinamente ha cambiado de tono!". Me dolió mucho que la gente culpara a Heather. Dios santo, diez años antes de conocerla ya me encontraba considerando la opción. Lo intenté una vez en Australia. Se veía bastante bien, pero el asunto se vino abajo en cuanto subí al escenario. Un líquido azul escurrió cubriéndome el rostro. Fue sumamente embarazoso.
Ciertos rumores señalan que sueles telefonear a los periodistas que se ensañan con tu esposa, ¿qué hay de cierto en todo ello?
Es totalmente cierto. Linda tuvo que padecer una andanada de críticas después de que nos casamos (ella y Yoko Ono fueron consideradas las instigadoras de la ruptura del cuarteto de Liverpool, y la contribución musical de Linda a Wings fue duramente criticada). Con Heather ha vuelto a ocurrir. Intenté ignorarlos, pero los columnistas se han vuelto terriblemente vengativos. Me di cuenta del daño que le hacían. Junté los recortes, los sopesé y me pareció increíble. En uno de ellos, cierta mujer decía: "¿Qué pretende fundando una compañía de cosméticos? ¡ Ni siquiera es bonita!". Pensé: "Discúlpenme, pero esto es demasiado, le llamaré". Y le dije: "Cómo te atreves a escribir tanta mierda? Soy su esposo. ¡He visto tu propia fotografía encabezando tu columna y no eres nada bonita! Además, te has equivocado en lo que respecta a la 'compañía de cosméticos'. Su trabajo se centra en los cosméticos para piernas artificiales (Mills tiene una pierna artificial). Ayuda a la gente. ¡Al menos haz tu tarea e investiga!".
¿Sirvió de algo?
Tenía derecho; hice lo que debía y me sentí mejor. Hice varias llamadas en el lapso de una semana. Se enojaron conmigo. Uno de ellos escribió (imitando sollozos): "¡Me sermoneó por espacio de una hora!". Yo pensé: "En realidad mereces la horca".
El síndrome Yoko...
Exactamente. Yoko es una gran artista, una buena mujer, amó a John, y sin embargo no ha recibido más que críticas.
¿Qué se siente ser padre en la tercera edad? (Su hija Beatrice nació en 2003).
No me gusta hacer comentarios al respecto porque Heather y yo hemos convenido proteger la privacidad de nuestro bebé. ¡Pero es grandioso!
Grabaste tu nuevo álbum con el productor de Radiohead, tocaste en Glastonbury, has estado mezclando algunas cosas con el productor y Dj, Freelance Hellraiser, ¿acaso buscas una nueva audiencia?
No exactamente. Gracias a The Beatles I y al álbum Back in the World Live, gente de todas las edades asiste a nuestras presentaciones. La gente alza a sus bebés y nos los muestra, como si quisieran decirnos: "¡Les regalo a mi niño!". Siempre había querido tocar en Glastonbury, así que me emocioné muchísimo cuando la oportunidad se presentó. Rocanroleando en Gales, las banderas me recordaron a Enrique V, Agincourt, un campo medieval de batalla. Magia pura. Poco tiempo después fui a Liverpool y todo mundo me decía: "¡Hey, Macca! Te vimos en televisión. ¡Excelente!".
Continuará...
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