Si tuviera que decir algo al respecto de estos días, es que han sido particularmente "psicóticos".
Lo que algún día fue una clase amena y divertida, se ha convertido en una especie de ceremonia para rendirle tributo a los dioses, combinada con un toque de zalamería de reunión familiar. Las "hijas" del doctor nunca faltan para brindarle un poco de la dosis diaria de adulación que necesita, y eso ya me tiene particularmente agotado.
En realidad, el propio doctor se está transformando en un asunto aversivo también. Con su altivez, con sus mismas frases mesianicas de cada sesión, faltándole al respeto a toda persona o institución. Dicho sea de paso, no me incomodan las groserías o los improperios que vomita cada vez que abre la boca, sino que el objetivo de sus ataques siempre sea el mismo.
Pienso que entre más transcurre el tiempo, a él le resulta de la misma manera aburrida y decepcionante su cátedra; supongo que una razón importante de esa desilusión se debe a que no ha hallado en nosotros el eco que seguramente encontró en grupos anteriores. Quizá debe estar pensando que este es uno de los peores grupos que haya tenido, ya que fuera de sus antes mencionadas hijas, nadie está completamente de acuerdo con él, aunque no lo dicen (O no lo decimos).
Muchos por el simple hecho de que no les agrada que les llamen pendejos. Me imagino que ese saco está hecho a su medida.
Llevo pidiendo a gritos (internamente, al menos) que ya me quiero largar de aquí, no sé cuánto mas se pueda tardar, a pesar de que la segunda hora sigue su curso.
No le estoy prestando ni un gramno de atención, sólo escucho que habla de hipótesis y variablees, mientras yo estoy reflexionando en lo de ayer, en lo que pasará hoy, en lo que acontecerá en la semana; estoy pensando en un posible análisis del futuro, una lógica que no puedes cuestionar.
En esta cátedra del día lunes, se le ocurre hacer una disertación sobre una obra de naturaleza documental referida a lo que la angustia significaba para Freud. Un concepto del que me parece no tiene idea. No creo que hayaa sentido lo que es la angustia. Cuando lo haga, podrá hablar de ella, como yo.
Sentirla es volverse capacitado como para nombrarla una amiga, como para romper con la realidad.
Le agrada que sus opiniones se salgan de la mayoría, que revolucionen el pensamiento de los demás y esto los haga "pensar".
Pero no consigue nada. No llega a ninguna conclusión.
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