No quiero problemas, únicamente soluciones. No quiero complicaciones, la vida ya viene con bastantes bajo el brazo.
Me alejo de quiénes sólo traen conflictos, de los que no saben lo que quieren y no se dan cuenta de que hacen cosas que no tienen ni pies ni cabeza.
Soy contradictorio, por eso no me gustan las contradicciones; mi personalidad tiene demasiados callejones sin salida y muy pocas escapatorias.
Por eso mismo trato de hacer "la simple" (¿o hacerla simple?), de tocar de primera como en el fútbol y salir del apuro. No le tengo miedo a los problemas, es más, frente a ellos me muestro desafiante, animoso, insolente, fresco, desfachatado.
Pero (siempre hay un pero) lo más común es que me aburran, me aturdan, me lleguen a colmar la bendita paciencia.
Por eso en ocasiones prefiero torearlos, ignorarlos y despreciarlos; tratarlos como si no existieran para que se sientan menospreciados y pasen de largo, para que sigan su camino hasta que se topen con alguien que los quiera recibir.
Mientras tanto, yo, como en la canción de Lennon, me quedaré sentado aquí mirando como giran las ruedas, tranquilo, en reposo y sin que nada me quite el sueño, sin algún peso que llevar sobre la espalda.
Sólo mirándolas y dejándolas que se vayan.
Me alejo de quiénes sólo traen conflictos, de los que no saben lo que quieren y no se dan cuenta de que hacen cosas que no tienen ni pies ni cabeza.
Soy contradictorio, por eso no me gustan las contradicciones; mi personalidad tiene demasiados callejones sin salida y muy pocas escapatorias.
Por eso mismo trato de hacer "la simple" (¿o hacerla simple?), de tocar de primera como en el fútbol y salir del apuro. No le tengo miedo a los problemas, es más, frente a ellos me muestro desafiante, animoso, insolente, fresco, desfachatado.
Pero (siempre hay un pero) lo más común es que me aburran, me aturdan, me lleguen a colmar la bendita paciencia.
Por eso en ocasiones prefiero torearlos, ignorarlos y despreciarlos; tratarlos como si no existieran para que se sientan menospreciados y pasen de largo, para que sigan su camino hasta que se topen con alguien que los quiera recibir.
Mientras tanto, yo, como en la canción de Lennon, me quedaré sentado aquí mirando como giran las ruedas, tranquilo, en reposo y sin que nada me quite el sueño, sin algún peso que llevar sobre la espalda.
Sólo mirándolas y dejándolas que se vayan.
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