
Director: Stanley Kubrick
Duración: 136 minutos
País: Reino Unido
Reparto: Malcolm McDowell, Patrick Magee, Michael Bates, Warren Clarke, John Clive, Adrienne Corri, Carl Duering, Paul Farrell, Clive Francis, Michael Gover, Miriam Karlin, James Marcus, Aubrey Morris, Godfrey Quigley, Sheila Raynor, entre otros.
" Diversión, robos, bailes de zapateo, violaciones. Alex (Malcolm McDowell), el pandillero del sombrero de copa, tiene su propia manera de divertirse y lo hace ocasionando tragedias a otras personas.
La versión futurista de Stanley Kubrick, de la novela de Anthony Burgess, forma el arco dinámico de esta película que nos muestra la transición de un miserable amoral a un ciudadano adecuado porque le "lavaron" el cerebro.
Kubrick mezcla de una manera estremecedora, imágenes inolvidables, música sorprendente y lenguaje fascinante utilizado por Alex y sus compañeros.
Fue muy controversial en su estreno, pero ganó el premio de Mejor Película y Mejor Director de los críticos de Nueva York al igual que cuatro nominaciones del "Premio de la Academia", incluyendo Mejor Película.
Su arte es tal, que todavía nos seduce, nos impacta y nos mantiene cautivos."
Un maravilloso primer plano de Malcolm McDowell, que nos mira insolente abre esta película, mientras que su voz, que cabalga entre la malicia y la inocencia, que a su vez nos acompañará a lo largo de la película acercándonos a su personaje, nos presenta a los protagonistas de esta odisea donde la violación, la ultraviolencia y Beethoven tendrán su espacio.
Porque esta cinta no sólo se ve, también se escucha, y ambos códigos harán de la visión de esta obra una experiencia única.
La película, con una estructura circular que tanto gustaba al autor, tiene dos partes bien diferenciadas: por un lado, todas las fechorías de Alex y sus "droogs", que nos será mostrada con todo lujo de detalles y una estética muy particular, enseñándonos también el contexto de estos personajes (la familia de Alex, apuntes sobre la sociedad en la que se mueven, el barrio donde viven, etc.) ; por otro, las fechorías de un Estado (dentro de su "civilización" igual de violento que Alex) que a fuerza de garantizar la seguridad limita la libertad.
Estas dos partes se combinan de un modo asombroso llevándonos Kubrick hasta el meollo de todo lo que nos presenta y moldeando nuestros estados de ánimo a su gusto. En principio, Alex es un monstruo. Es la maldad por la maldad (lo que libremente ha elegido): pero aún así no dejamos (más bien dicho, dejo) de sentir simpatía por él, por la fina ironía que destila su narración, por los golpes de humor macabro que siembran esta obra, por la violencia brutal pero a la vez hipnótica de sus hazañas.
Acto seguido, Kubrick nos muestra la otra cara: el fascismo de un Estado que atajará la violencia condicionando, con el famoso método "Ludovico", la libre elección de la persona violenta (las cárceles las necesitan para los presos políticos).
Igual que en el caso de Alex, no existen escrúpulos; pero si Alex es una anomalía que puede cruzarse accidentalmente en nuestras vidas, el Estado está presente en la vida de todos, por lo que debemos estar abiertos a comparar.
La visión de Kubrick es pesimista (el final no puede ser más desolador), por lo que este metraje siendo una fábula la tenemos que ver finalmente como una advertencia.
Punto y aparte merece la actuación de Malcolm McDowell. Incomprensiblemente no estuvo nominado para el Oscar, siendo una actuación única (la secuencia cantando "Singin' in the rain" es una aportación suya), sobresaliente y estremecedora. Él es "La naranja mecánica", y aunque el resto del elenco está espectacular, todo lo que hace Alex se nos queda grabado en la mente hasta sentirlo y salir de la película convertido en un pequeño "droogo".
Esta película es una joya, una obra maestra más dentro de la filmografía de un maestro singular.
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