
Director: Martin Scorsese
Duración: 113 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Robert De Niro, Cybill Shepherd, Peter Boyle, Jodie Foster, Harvey Keitel, Leonard Harris, Albert Brooks, Diahnne Abbott, Frank Adu, Gino Ardito, Victor Argo, Garth Avery, Harry Cohn, Copper Cunningham, Brenda Dickson-Weinberg, entre otros.
" Travis, un veterano de Vietnam que padece insomnio, consigue un trabajo como taxista nocturno en Nueva York. Así, mientras escupe su rabia y despliega un recital de emociones vehementes, el espectador acude atónito a la violenta síntesis de un ciudadano asqueado con el sistema, un sistema que provoca su paroxismo. Magistral y demoledora radiografía de la estresante y salvaje sociedad urbana. Todo un clásico del cine moderno."
Particularmente, la considero la mejor película de Scorsese, y podría decirse que está influido por la explotación del ser humano, sobre todo en la forma en que recrea la ciudad de Nueva York, una nocturnidad casi enfermiza. Y en cierto modo, la propia ciudad, y sus habitantes, son un personaje más dentro de ésta historia de autodestrucción y violencia.
Lo primero que hace Scorsese es presentar a un tipo aparentemente normal. Pero conforme avanza la película, vamos viendo que ese semblante serio y normal va dando paso a una persona inestable y paranoide, cuya única vida consiste en su taxi porque no tiene sentido su existencia.
Ahí es realmente cuando vemos al Travis Bickle que Scorsese y Schrader querían mostrar. Un personaje que desvaría, que siempre está fuera de lugar, violento, casi surrealista.
La forma de contar la historia de Scorsese me parece prodigiosa. Nadie en el cine actual usa las transiciones y la voz en off como él. La cinta transcurre en lo que dura un instante debido a su gran capacidad para dotar de ritmo a una película. Posiblemente, otro cualquiera hubiera convertido este guión en algo lento y cancino, pretendiendo ser bello o algo así; pero por suerte, Scorsese supo captar la idea de denuncia.
El guión de Paul Schrader es sensacional. Habiéndolo escrito en un momento muy difícil de su vida, se demuestra que quiso dotar a todo de un punto de vista negativo y malsano. Su demencia queda transmitida en el personaje de Travis, y podría ser una especie de estrategia para trasladar ese momento tan personal a la pantalla.
Lo mejor de la cinta es sin duda esa gran crítica que hace Scorsese a la corrupta e hipócrita sociedad americana de los años setenta.
Todo está idealizado, tanto la libertada como el control. Iris, personaje interpretado por una jovencita Jodie Foster, representa la libertad mal entendida, y Betsy la creencia de que los políticos solucionarán el mundo. Y Betsy también representa para Travis la mujer virginal, la pureza en su máxima expresión, la idealización de la mujer, así nos la presenta Scorsese, a cámara lenta, casi etérea, sin embargo se da cuenta de que nada es lo que parece.
En cierto modo, Travis está asqueado de todos, de hippies, de negros, de prostitutas, de proxenetas, de homosexuales, de drogadictos y de todo lo que el considera la suciedad, la peste de la ciudad. A su personaje se le ha acusado de fascista por esto último, pero ciertamente, es el tuerto en el país de los ciegos. Si es que logro explicarme.
Disfruten de esta joya del cine, pues tiene desde buenas actuaciones (De Niro está soberbio) hasta un guión espléndido. Los que aún puedan sentir, la entenderán.
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